El asma lleva décadas tratándose con inhaladores, y se están estudiando terapias con la misma vía de administración para otras enfermedades pulmonares, como la fibrosis quística y las infecciones pulmonares. Incluso hay estudios en curso sobre un medicamento inhalado contra la migraña.
“Esta forma de administrar altas concentraciones de medicación en el órgano diana”, ha dicho Kevin Corkery, máximo responsable de investigación de trastornos pulmonares de la compañía farmacéutica Nektar Therapeutics, que la semana pasada suspendió su programa de investigación con la insulina inhalada Exubera al informar Pfizer (que colaboraba en el proyecto) de que se había observado un incremento de riesgo de cáncer de pulmón en la fase de estudio.
NeKtar está desarrollando un polvo seco inhalado para medicamentos antiinfecciosos que servirían para tratar la neumonía, y antibióticos con una formulación similar para pacientes con fibrosis quística, una enfermedad genética.
Pfizer abandonó la posible comercialización de Exubera el año pasado, ya que el medicamento sólo logró ventas “marginales” a pesar de ser claramente más cómodo que las inyecciones de insulina. La decisión le costó a la compañía 2.800 millones de dólares en impuestos. Al conocerse la decisión, Eli Lilly y Novo Nordisk también abandonaron sus proyectos con insulina inhalada.
No lo han hecho Mannkind Corp ni Technosphere, que siguen adelante con sus programas y creen que este medicamento tiene suficientes ventajas para mantenerse en el mercado si es que finalmente se encuentra la fórmula adecuada.