España sube un puesto y se coloca en el decimoquinto país (de un total de 23) más solidario del mundo aunque sigue por debajo de la media, según la tercera edición del Índice de Respuesta Humanitaria 2009TM (HRI) de la Fundación DARA Internacional donde se analiza el comportamiento de los países ricos según los Principios y Buenas Prácticas de la Donación Humanitaria .
Este estudio concluye que Noruega sustituye a Suecia en el puesto número 1 del ranking, que Estados Unidos, a pesar de considerarse “uno de los mayores donantes mundiales en términos absolutos” gana una posición aunque se sitúa en el puesto 14, aunque Canadá y Reino Unidos caen a los puestos 13 y 9, respectivamente.
La organización asegura que casi la mitad de los principales países donantes “no están haciendo lo suficiente” para asegurar que la ayuda humanitaria llegue a aquellos que más lo necesitan, algo “más necesario que nunca” dada la crisis económica y el cambio climático que sufre el planeta.
Según afirmó la directora de la Fundación DARA Internacional, Silvia Hidalgo, “en este contexto de crisis económica global, nunca antes había sido tan importante un uso más eficaz del dinero público y una mayor calidad e impacto en la ayuda humanitaria”, al tiempo que indicó que en lugares como Pakistán, Sudán o Somalia se podría evitar “mucho sufrimiento y salvar muchas vidas con un mejor apoyo por parte de los gobiernos donantes”.
Por su parte, y según relató el arzobispo surafricano y Premio Nobel de la Paz, Desmond Tutu, en el prólogo del texto, “los nobles ideales contenidos en las declaraciones políticas no son suficientes, deben estar acompañados de una acción coordinada y seguida de cerca para que los gobiernos no se alejen de sus compromisos, y por eso es tan importante el HRI”.
Por otro lado, y según apuntó la organización, en el HRI se detectan “serias carencias” en las respuestas de la comunidad internacional a las crisis, como que el acceso a las poblaciones afectadas y en riesgo se ve “cada vez más amenazado” y los niveles de inseguridad, tanto para los cooperantes como para los civiles, “han alcanzado cifras históricas”.
Asímismo, consideran “poco adecuadas” e “insufientes” las medidas de prevención y preparación para responder a las crisis “frente a un auge considerable en desastres y conflictos”. Así, afirman que los esfuerzos realizados “no son suficientes para reforzar las capacidades de las organizaciones humanitarias locales e internacionales”.