Reino Unido abre un nuevo capítulo de su historia tras 13 años de gobiernos laboristas. La coalición del Partido Conservador y del Partido Liberal Demócrata será la protagonista de esta nueva etapa que ha despertado la incertidumbre en muchos al tratarse del primer gobierno sin mayoría absoluta desde hace setenta años. Durante la jornada de ayer, el ya primer ministro británico, el conservador David Cameron, y su viceprimer ministro, el liberaldemócrata Nick Clegg, presentaron la coalición que tacharon de era “histórica”.
Esta alianza histórica ha generado que en el nuevo gobierno, que ostentará el poder durante los próximos cinco años, los liberalesdemócratas alcancen a sumar cinco departamentos y hasta 20 responsabilidades ministeriales.
Tanto Cameron como Clegg insisten en que trabajarán “unidos por un objetivo común” que es el interés nacional, aunque reconocen los “riesgos” derivados de dos fuerzas políticas que nunca han compartido poder. Los dos políticos aseguraron que el acuerdo “durará” y defendieron la decisión de unirse en esta ocasión para garantizar el “gobierno fuerte y estable que el país necesita”, a pesar de la opción que los conservadores tenían de formar un Ejecutivo en minoría.
Los diputados de ambos partidos dieron ya ayer el visto bueno al acuerdo,
especialmente en el caso de los liberaldemócratas, cuyos estatutos establecen que cualquier acercamiento a otra formación debe contar con el amparo de tres cuartos del grupo parlamentario, así como de la Ejecutiva Federal. Tras cuatro jornadas negociando, los dos partidos admitieron notables concesiones, los conservadores prometieron el referéndum para la ansiada reforma electoral y los liberaldemócratas suavizaron su posición en inmigración, Europa y política fiscal.
El nuevo gobierno integra tanto ex líderes del Partido Conservador como dirigentes de la Administración tory anterior, pero en los puestos ministeriales destacados tan sólo figura una mujer, la también conservadora Theresa May, quien asume la cartera de Interior, además del departamento de Mujer.
El vecino de Cameron será, finalmente, George Osborne, quien a pesar de las especulaciones acerca de su experiencia para la responsabilidad del cargo, se mudará al número 11 y pasará como el titular de Finanzas más joven de la historia. Para el departamento de Exteriores se confirma el portavoz en la materia, William Hague, líder del partido hasta 2001, cuando fue derrotado en las urnas por Tony Blair.
En cuanto a los hombres de Nick Clegg, los liberalesdemócratas han logrado un total de cuatro carteras, además del puesto de viceprimer ministro. Cambio Climático estará encabezada por Chris Huhne; Danny Alexander ocupará el departamento para Escocia; David Laws estará al frente de la Secretaría del Tesoro y el veterano Vince Cablese queda con las responsabilidades de Negocios y Banca.
El resto de ministerios estarán liderados por los conservadores:
Liam Fox y Andrew Lamsley ejercerán en Defensa y Sanidad, respectivamente; y Ken Clarke, en Justicia, tras haber desempeñado ya responsabilidades en el período anterior de los conservadores en el poder, cuando ocupó el número 11 de Downing Street. No es el único que regresa ya que Ian Duncan Smith, sucesor de Hague y líder hasta 2003, se pondrá al frente de Trabajo y Pensiones.
Para Cultura, que integrará la gestión de las Olimpiadas, se ha nombrado a Jeremy Hunt; para Educación, a quien venía ejerciendo la portavocía entre los tories, Michael Gove; y el presidente del partido, Eric Pickels, asume la secretaría de Comunidades y Gobierno Local. Además, también cambia el fiscal general del Estado, hasta ahora Patricia Scotland, que cede el testigo al portavoz conservador de Inmigración, Dominic Grieve.
Relaciones exteriores
El cambio de gobierno británico podría influir en las relaciones de Reino Unido con terceros países. De entrada, el nuevo primer ministro se ha puesto en contacto con el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, con quien se ha comprometido a “trabajar estrechamente” en las próximas citas europeas e internacionales, según informó el Elíseo en un comunicado.
El mandatario francés había sido uno de los primeros líderes internacionales en felicitar a Cameron después de que la Reina Isabel II le encomendara anoche la formación del nuevo gobierno. Tras conocer el nombramiento, el presidente galo había mostrado su deseo de “reforzar la muy estrecha cooperación y los lazos excepcionales” entre los gobiernos de Francia y Reino Unido y se declarado “convencido de la fuerza, la vitalidad y el carácter indispensable del entendimiento entre Reino Unido y Francia”.
Por otro lado, el recién nombrado ministro de Asuntos Exteriores británico, William Hague, ha anunciado que viajará a Washington el próximo viernes, en la que será su primera visita al extranjero.
Durante su viaje, Hague se reunirá con la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton. “Va a haber muchos asuntos que discutir: Afganistán, Irán, Oriente Próximo”, afirmó un portavoz de la Foreign Office. Como prioridades de su mandato, Hague mencionó en una entrevista a Sky News el caso de Afganistán, donde los británicos mantienen actualmente 9.500 tropas, y la controversia en torno al programa nuclear iraní. “El comportamiento de Irán en los últimos años ha sido inaceptable para la amplia mayoría de la comunidad internacional y será uno de los temas de mi primera visita internacional, que será para ver a Hillary Clinton esta semana”, apuntó el ministro.
De esta manera, el nuevo gobierno refuerza la tradicional relación que ha unido a Reino Unido con Estados Unidos.
Además, el nuevo gobierno británico parece contar con el apoyo de otra potencia internacional como es Rusia. Así lo ha revelado el asesor presidencial ruso, Sergei Prijodko, quien ha afirmado que desde su país esperan que “el nuevo gobierno británico continúe con el serio trabajo que han llevado a cabo sus predecesores y que demuestre la voluntad política suficiente para mejorar las relaciones bilaterales en beneficio tanto de Reino Unido como de Rusia”, recoge la agencia de noticias rusa RIA Novosti. “Esto también contribuirá al progresivo desarrollo de nuestras relaciones con la Unión Europea”, añadió.
Según el consejero, la relación entre el presidente ruso, Dimitri Medvedev, y el ya ex primer ministro británico Gordon Brown era “muy constructiva y de confianza”. Sin embargo, en algunos ámbitos las relaciones no se han desarrollado “por acciones de la parte británica” e incluso se puede decir que, añadió, “cayeron hasta un punto próximo a la congelación”.
“Me refiero con ello a las serias dificultades relativas a los visados y otras áreas que surgieron”, afirmó Prijodko. Las relaciones entre Londres y Moscú se enfríaron a raíz de la muerte del ex agente del KGB Alexander Litvinenko en la capital británica en 2006. En 2007, Reino Unido acusó al ciudadano ruso Andrei Lugovoi de envenenar a Litvinenko, quien había recibido asilo político en territorio británico, y pidió a Moscú su extradición, que se negó.
De esta manera, el nuevo gobierno de David Cameron parece haber mejorado las expectativas del gobierno ruso con respecto a Reino Unido.
Sin embargo, el ámbito de las relaciones exteriores británicas que podrían despertar graves diferencias entre los dos partidos que forman la coalición es la Unión Europea. Los conservadores de Cameron se han declarado abiertamente euroescépticos, mientras que los liberaldemócratas de Clegg abogan han abogado por una mayor integración en la organización comunitaria.
Sólo durante el transcurso de estos cinco años de gobierno se podrá saber lo “unidos” que están los dos bloques que forman la primera coalición que gobierna Reino Unido desde 1940 y se verá si realmente lo “histórico” de este nuevo Ejecutivo va más allá de la juventud de su primer ministro, el más joven desde 1812.