El Bayern de Múnich derrotó al Fiorentina (2-1) en el partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, en un encuentro que estuvo marcado por el segundo gol alemán, anotado por Klose, ya que el delantero estaba en claro fuera de juego.
El partido comenzó con un ritmo frenético en el que ambos equipos corrían las bandas sin demasiado acierto a la hora de culminar las jugadas. Robben y Ribéry, por parte del Bayern, y Marchionni y Vargas, por el Fiorentina, sembraron la tensión en las defensas en los primeros veinte minutos.
Los italianos eran los que más se acercaban a la portería defendida por Butt, aunque sus disparos se marchaban rozando los postes, o los detenía el meta alemán sin demasiados problemas. Mientras, los alemanes encadenaban pases largos sin pasar por el centro del campo aprovechando la velocidad de sus delanteros, pero se topaban con el guardameta Frey. Los defensores de los dos conjuntos tuvieron que emplearse a fondo y frenar a los atacantes con numerosas faltas para intentar cortar el veloz ritmo de juego del contrario. En una de esas faltas, Van Bommel vio la tarjeta amarilla por una dura entrada sobre Montolivo, que tuvo que ser atendido durante un par de minutos por las asistencias médicas.
El Bayern generaba peligro con sus jugadas a balón parado, en las que el central Demichelis se mostraba superior a sus defensores. De hecho, el argentino estuvo a punto de adelantar a su equipo a la media hora de juego en un saque de esquina que no consiguió dirigir entre los tres palos. Justo antes del descanso, el Bayern se adelantó gracias a un penalti de Kroldrup sobre Ribéry que transformó Robben. Sin embargo, la jugada creó algo de polémica ya que justo después de cometer la falta, Mario Gómez introdujo el balón en la portería, pero el árbitro noruego Ovrebo acertó al decretar la pena máxima, ya que se considera que el tiro desde los once metros es la mayor ventaja que puede tener un equipo.
Tras la reanudación, los italianos salieron a por todas y fruto de ese empuje llegó un saque de esquina, que después de un par de rebotes, Kroldrup acabó disparando sin que Butt pudiera hacer nada para evitar el empate. De esta forma, el danés 'arreglaba' el penalti que había cometido antes del descanso. El tanto italiano espoleó al Bayern que comenzó a llevar su juego hacia las botas del ex madridista Robben, que fue el mejor de su equipo. Sus internadas por cualquiera de las dos bandas, o sus disparos desde la frontal se sucedían una y otra vez, aunque ninguna con el éxito deseado.
El Bayern comenzaba a dar muestras de cansancio y Van Gaal decidió cambiar a sus dos delanteros por lo que Olic y Klose entraron por Mario Gómez y Muller, para buscar el segundo tanto que diese comodidad al equipo de cara al partido de vuelta dentro de quince días en Florencia.
LOS ITALIANOS ACABAN CON DIEZ
A falta de 17 minutos, la 'Fiore' se quedó con diez jugadores tras la expulsión del lateral Gobbi, que dio un codazo entre el pecho y el cuello de Robben, que el colegiado Ovrebo no dudó en sancionar con tarjeta roja directa ante las protestas del técnico Prandelli, que se mostró muy molesto con la decisión del árbitro noruego.
La apuesta de Van Gaal acabó con éxito ya que a falta de dos minutos para el final, Klose remató a gol un pase de Olic. Los italianos protestaron con vehemencia ya que Klose estaba en claro fuera de juego en el momento en que su compañero le dio la asistencia. Tras las protestas, Vargas vio la amarilla, algo que encendió aún más al técnico italiano que se marchó del partido muy enfadado.
A pesar de todo, la 'Fiore' se va de Alemania con un buen resultado, aunque está obligado a ganar en la vuelta con el apoyo de su afición. Por su parte, el Bayern está casi obligado a marcar en Florencia para sellar su pase a los cuartos de final.