Saber para vivir mejor

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El reflujo gastroesofágico (RGE), considerado como el paso del contenido ácido del estómago al esófago, y la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), calificada como la existencia de síntomas o lesiones como consecuencia de la existencia de reflujo, son situaciones o trastornos que se dan con gran frecuencia en la población.

Según un estudio epidemiológico español, el 41,2% de los pacientes con síntomas frecuentes de RGE perciben su salud como regular, mala, muy mala, horrible o la describen con la afirmación “no puede ser peor”. De éstos, el 11% modifica su estilo de vida, y en el 2% de los casos, el reflujo gastroesofágico origina un absentismo laboral cifrado en 6,8 días de media al año. Por todo ello la ERGE, aunque es benigna, por su carácter crónico origina una mala calidad de vida que se puede modificar de forma espectacular con el tratamiento.

“El conocimiento de la enfermedad por parte de las personas que sufren estas dolencias es un elemento primordial para convivir con ellas, cumplir el tratamiento y ser feliz”, afirma Manuel Díaz-Rubio, Jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Este es el objetivo fundamental del libro, “Convivir con Reflujo Gastroesofágico”, presentado en el marco del XV Simposio sobre Tratamiento Actual de las Enfermedades Digestivas, donde Díaz-Rubio resuelve muchas dudas de la población general sobre las preguntas más frecuentes y de utilidad relacionadas con este problema.

Los síntomas más sobresalientes del reflujo gastroesofágico son la pirosis (sensación de dolor o quemazón en el esófago) y la regurgitación, aunque pueden existir otros muchos de carácter muy diverso, algunos más complejos, que pueden prestarse a confusión con otras enfermedades (dificultad para tragar, producción aumentada de saliva, nauseas y vómitos). En España estos síntomas son más frecuentes de lo que se cree. Según los últimos datos recogidos en el estudio epidemiológico anteriormente citado, el 2,5 % de la población sufre pirosis de forma diaria, el 7,3% semanalmente, un 6,6% mensualmente y un 15,2% menos de una vez al mes.

ORIGEN DESCONOCIDO

Este tipo de patologías son bien conocidas por el médico, aunque la causa principal por la que se produce no es conocida. “Sabemos muchos de los mecanismos que intervienen en la producción del reflujo, pero no por qué se inicia”, explica este especialista. “El diagnóstico es fácil y no nos ofrece dificultades, aunque en determinadas ocasiones tenemos que recurrir a diferentes pruebas para conocer mejor a algunos pacientes, sobre todo a aquellos que presentan lesiones”, continúa el experto.

La cronicidad de esta enfermedad requiere que el paciente conozca bien su dolencia para que pueda convivir con ella de una forma razonable. “La relación médico-paciente es básica y ayuda de forma importante a sobrellevar los síntomas que produce, los cuales se manifiestan a lo largo de los años, si no está bajo tratamiento, de una forma monótona”, comenta.

“La enfermedad por reflujo gastroesofágico es una patología crónica, salvo que el paciente se someta a una intervención quirúrgica o a algunas de las nuevas técnicas endoscópicas que, hoy por hoy, se pueden aplicar en determinados casos”, expone el experto. Es una enfermedad fácilmente controlable por el paciente y tan sólo ha de acudir a su médico cuando éste se lo recomiende. En muchos casos, sin saber por qué, el paciente mejora y puede pasar épocas sin necesidad de tomar medicación y sin presentar síntomas. Un aspecto importante es que, con una frecuencia extraordinaria, los síntomas se repiten de forma similar durante toda la evolución de la enfermedad. Sin embargo, en ocasiones pueden cambiar no sólo de cualidad y frecuencia, sino aparecer otros nuevos que pueden confundir al paciente. Siempre que aparezcan síntomas nuevos o diferentes a los que venía presentando, se debe acudir al médico por si es necesaria una reevaluación.