Hoy en día, es habitual ver cómo cada vez más gente está preocupada por su salud en general y en especial por su salud emocional. Sin embargo, cuando se trata de la salud de nuestra mente muchas veces no sabemos muy bien por dónde empezar. Como bien refleja el hecho de que una de las consultas más frecuentes en Google sea la de “psicologo madrid”. Al fin y al cabo, la gestión emocional suele ser prácticamente nula en la sociedad actual a pesar de que cada vez haya más tipos de trastornos relacionados con este aspecto.
Un claro ejemplo de ello es la ansiedad, una respuesta fisiológica de nuestro cuerpo ante situaciones que consideramos como amenazantes o peligrosas para nosotros y que en el pasado fue un mecanismo muy útil para asegurar la supervivencia. No obstante, actualmente ese mismo mecanismo puede llegar a suponer un verdadero problema para aquellas personas donde las señales de peligro saltan en todo momento, de forma injustificada o de una manera mucho más intensa en relación con la amenaza a la que se enfrentan.
De hecho, la ansiedad está catalogada como un trastorno mental, cuya manifestación varía de una persona a otra y cuyas causas son muy variadas. Por ejemplo, hay ciertos factores genéticos hereditarios que pueden predisponer a padecer ansiedad; las situaciones traumáticas (tanto físicas como emocionales) o los cambios vitales a menudo suelen ser un detonante; o incluso el consumo de medicamentos y drogas pueden dar lugar a cuadros de ansiedad.
¿Cómo se diferencia la ansiedad de un momento puntual de estrés?
Por otro lado, y al igual que ocurre con cualquier enfermedad, los síntomas de ansiedad son bastante variados pero son fundamentales para poder diagnosticar bien a un paciente y así poder ofrecerle un tratamiento adecuado. Es más, cuanto antes seamos capaces de identificar los síntomas que rodean a esta enfermedad (y que puede dar lugar a diferentes tipos de ansiedad, como por ejemplo la agorafobia o el miedo a estar en lugares de donde no es fácil salir o recibir ayuda), antes podremos ponerle remedio y mejorar la calidad de vida de aquellos que sufren ansiedad.
En ese sentido, y a pesar de que los síntomas pueden variar de una persona a otra, en general podemos clasificarlos en los siguientes tipos:
- Físicos: taquicardia, palpitaciones, sudoración, náuseas, vómitos, rigidez, diarrea, sensación de mareo o de falta de aire, opresión en el pecho, etc. entre muchos otros.
- Psicológicos: agobio, preocupaciones sin fundamento, dificultad para tomar decisiones, temor a la muerte, sensación de volverse loco, mala concentración y memoria, nerviosismo, un comportamiento obsesivo, etc. De hecho, la forma de comportarnos, es decir, nuestra conducta en el día a día, puede ser un buen indicativo para detectar a una persona que sufre ansiedad.
- Sociales: irritabilidad, bloqueos, dificultad a la hora de expresar las opiniones, etc. son algunos de los síntomas que experimenta una persona con ansiedad ante una determinada situación social.
Como podemos ver, una serie de síntomas que son muy habituales en la sociedad actual y que en muchas ocasiones son difíciles de diagnosticar. Sobre todo si tenemos en cuenta que es normal pasar por un momento de estrés o de ansiedad ante una situación de peligro o de amenaza pero que no es normal vivir en un estado de ansiedad constante.
De hecho, esa propia dificultad para clasificar correctamente la enfermedad dio lugar a lo que se conocer como la escala de ansiedad de Hamilton, una forma de medir el grado de ansiedad de una persona y que sirve para clasificar los distintos tipos de ansiedad que nos podemos encontrar. Por ejemplo, los ataques de pánico, las fobias simples, las fobias sociales, el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno por estrés agudo, etc.
¿Se puede curar la ansiedad?
Probablemente esa sea una pregunta que se hacen muchas personas, especialmente aquellas que ya han visto cómo la ansiedad se ha apoderado de su día a día y la respuesta es sí, siempre y cuando contemos con la ayuda de un buen psicólogo profesional.
De hecho, el tratamiento de la ansiedad es casi tan variado como los tipos de ansiedad que nos encontramos donde podemos ver tanto tratamientos farmacológicos con los que únicamente se hace frente a los síntomas que hemos detallado antes como tratamientos psicológicos con diferentes tipos de terapia que buscan ahondar en los problemas que acaban siendo el detonante de esa ansiedad constante. Como por ejemplo la Terapia Focalizada en las Emociones (o Terapia de Regulación Emocional) que centra su atención en el manejo de las emociones por parte del paciente.
Unos tratamientos que variarán en función de cada persona así como de la manifestación del trastorno y que deberán estar supervisados por un profesional para que tengan resultado.