Los actos de sabotaje cometidos en las líneas férreas de alta velocidad, que han sufrido retrasos de hasta tres horas debido a los incendios provocados en tendidos y cuadros eléctricos, marcaron ayer la apertura de las negociaciones tripartitas celebradas en las sedes de las dos empresas afectadas por la reforma de los regímenes especiales de jubilación, la de ferrocarriles (SNCF) y la del Metropolitano de París (RATP).
La jornada se saldó sin muchos resultados concretos más allá del establecimiento de un calendario y la definición de los temas que estarán encima de la mesa. Se ha convocado una nueva ronda negociadora para el lunes 26 de noviembre.
Los sindicatos han dejado en manos de las asambleas generales de los trabajadores decidir si continúan o no la huelga y muchas han optado por seguir mañana, entrando así en el noveno día de alteraciones en la red de transporte público.
No obstante, cincuenta asambleas de ferroviarios votaron el fin de la huelga y en la RATP los huelguistas son ya minoritarios, aunque ello no evitará que el tráfico siga afectado. Hoy la huelga ha tenido un seguimiento del 16,4% en la RATP y del 22,8% en la SNCF.
El acuerdo de ayer gira sobre una lista de temas compartidos por los agentes sociales y ordenados según un calendario que busca negociar con celeridad --el Gobierno ha dado a empresas y sindicatos un mes para llegar a una solución-- pero dando tiempo a la discusión, según la dirección de la RATP.
Pierre Mongin, director de la Red Metropolitana de París, ha hablado del “caracter constructivo” de la reunión y ha pedido el final de la huelga. “Tenemos todavía mucho trabajo y nos vamos a poner a ello desde hoy. En estas condiciones, no hay ya ninguna razón para prolongar la huelga actual que sufren nuestros usuarios”, dijo.
La CGT, por su parte, aseguró que tomaba nota de los avances de la negociación, en concreto, que se tenga en cuenta la dureza del puesto de trabajo y la integración de primas en un régimen adicional de jubilación, pero no ha pedido suspender la huelga.
Por el contrario, Fuerza Obrera se mostró más negativa con el saldo de la reunión, al entender que no hay ningún avance y por lo tanto que hay que reconducir la huelga.
Quien sí ha anunciado el fin del paro es la CFE-CGC, minoritaria en la SNCF. “Podemos anunciar desde ahora la suspensión del movimiento de huelga esperando que el ciclo de las negociaciones irá bien”, declaró el presidente de la central sindical, Gérard Blanc.
LÍNEAS ROJAS
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, pidió ayer durante la celebración del Consejo de Ministros que los actos de sabotaje fueran castigados “con la máxima severidad”. Sarkozy ha recordado que “hay líneas rojas que no se tienen que traspasar” y, en este sentido, ha pedido a la ministra de Justicia, Rachida Dati, “abrir diligencias” frente a los violentos.
También la ministra del Interior, Michèle Alliot-Marie, ha dado instrucciones a los servicios de la Policía Judicial y a la Gendarmería para “detener a los autores de estos daños y que sean transferidos a la justicia”.
Por su parte, el primer ministro, François Fillon, calificó los hechos de “actos criminales” durante su intervención ante la Asamblea Nacional.
“Los autores de estos actos de sabotaje han creído poder interrumpir las negociaciones y la reanudación del trabajo”, señaló el primer ministro. “Quiero decir que se han equivocado mucho porque esta estrategia irresponsable, al contrario, hace todavía más necesarias las negociaciones y el final de la huelga”, remachó.
A primera hora de ayer el director ejecutivo de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF), Guillaume Pépy, denunciaba en RTL “actos coordinados de sabotaje”, en concreto incendios en los tendidos eléctricos, que han acarreado importantes retrasos en la red ferroviaria de la alta velocidad.
Los secretarios generales de la CGT, Didier Le Reste, y de la confederación CGT, Bernard Thibault, respectivamente, han condenado estos actos “incalificables cometidos por cobardes”. Sud Rail, segundo sindicato de la SNCF, ha pedido a la dirección de la empresa “un mínimo de prudencia en sus declaraciones”, al considerar que de momento no hay “ninguna prueba” de que los actos de sabotaje sean obra de los ferroviarios.
Mientras, para la Federación Autónoma de Conductores (Fgaac), la “deontología sindical sufrirá mucho con este tipo de comportamientos indignos que no forman parte de la cultura de los ferroviarios”, según indica en un comunicado.