Después del suceso ocurrido en la central nuclear de Ascó I por la falta de seguridad, Ecologistas en Acción y Greenpeace han denunciado la falta de seguridad que existe en la industria nuclear española, coincidiendo con el vigésimo segundo aniversario del trágico accidente nuclear que tuvo lugar en Chernobil,.
En este sentido las dos organizaciones han recodado los incidentes que han sufrido centrales nucleares como Ascó I, Trillo, Almaraz I y Vandellós II, causados principalmente por “el desprecio de los protocolos de seguridad y la ocultación de los sucesos”, ha recordado Ecologistas en Acción.
FALTA DE SEGURIDAD
Otro de los aspectos que ha detallado Ecologistas en Acción es que la causa común para la degradación de la seguridad, que se ha producido en diferentes centrales nucleares españolas, se debe a “una falta de cultura de seguridad por parte de los empleados” y “una falta absoluta de compromiso con la seguridad nuclear por parte de los explotadores”, ha asegurado la organización.
En concreto, especifica que la cultura de seguridad consiste en la realización de actividades en las instalaciones nucleares siguiendo todos los protocolos establecidos. En este punto, Ecologistas en Acción ha detallado que “se detecta un claro desprecio por la seguridad que se ha traducido en ahorros de tiempo y dinero para los explotadores de las centrales para acelerar las operaciones de recarga o mantenimiento”.
Además ha asegurado que los ahorros que se producen en las centrales nucleares dan lugar a una “reducción en los niveles de seguridad”. Asimismo ha detallado que estas centrales procuran “reducir los gastos de personal mediante la reducción de plantillas tanto estables como de contrata, por lo que un número reducido de trabajadores ha de realizar el mismo trabajo”.
“La energía nuclear, además de peligrosa y sucia, ha demostrado no ser competitiva. Por ello, los propietarios de centrales nucleares tratan de maximizar beneficios a costa de reducir los márgenes de seguridad, lo que aumenta el riesgo de sufrir un accidente grave”, ha declarado Carlos Bravo, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace.
PROBLEMAS DE ENVEJECIMIENTO
Uno de los aspectos que Greenpeace ha señalado es que las centrales nucleares españolas presentan un “problema de envejecimiento”, ya que la media de edad de todas ellas es de casi 25 años. En este sentido, la organización ha apuntado que la central de Santa María de Garoña (Burgos) es la más antigua que se encuentra en funcionamiento y que sufre “graves problemas de agrietamiento por corrosión en diversos componentes de la vasija del reactor”. Además ha señalado que “su aportación eléctrica es marginal” con un 1,3% del total.