La senadora Cristina Fernández no se juega mañana sólo la posibilidad de continuar los cuatro años de gestión de su marido, el presidente Néstor Kirchner, sino también la posibilidad de ser la primer mujer de Argentina en llegar a la Presidencia mediante el voto popular.
El único antecedente es el de María Estela Martínez de Perón, apodada Isabel, la viuda del fundador del Partido Justicialista, Juan Domingo Perón, quien llegó a la Presidencia en 1974, tras la muerte de su esposo a quien había acompañado como candidata a la vicepresidencia en los comicios disputados el año anterior.
La gestión de Isabel Perón fue caótica, en un país que estaba convulsionado por la actividad de grupos guerrilleros de derecha e izquierda, y fue la antesala del golpe de estado de 1976, que dio pasó a la peor dictadura de la historia (1976-1983).
Nadie compara a la senadora Cristina Fernández con Isabel Perón, las comparaciones surgen con la senadora Hillary Clinton y con Eva Perón, figura clave en la fundación del Partido Justicialismo, como segunda esposa de Perón, aunque la senadora ha declarado que prefiere evitar las comparaciones.
Un dato inconstrastable es que los dos candidatos que tienen posibilidades de acceder a la presidencia son mujeres: además de la esposa de Kirchner, la ex diputada Elisa Carrió, postulante de la Coalición Cívica, marcha segunda en las encuesta y ella asegura que participará en la segunda vuelta. Católica, separada, de comunión diaria, Carrió vive su paso por la política con la convicción de quien lleva adelante una misión casi mística.
Con sus denuncias de casos de corrupción en los últimos años, se ha convertido en una suerte de implacable fiscal, que promueve la realización de una revolución ética.
No es un dato menor que las dos principales postulantes sean mujeres, en un país donde el “machismo” todavía existe, y donde las féminas fueron autorizadas recientemente a votar por una ley sancionada en septiembre de 1947, durante la primera presidencia de Perón.
A las 08.00 horas (hora local) de ayer comenzó la veda electoral, el período dispuesto por la Justicia para que los electores reflexionen sobre su sufragio. Las elecciones se iniciarán a las 08.00 horas del domingo, hora local, cuando deberán estar constituidas las 73.771 mesas previstas para que voten los 27.090.192 ciudadanos empadronados.
Dentro de ese padrón están incluidas unos 60.000 personas actualmente privadas de su libertad, pero que aún no han sido condenadas y que podrán votar por primera vez, después de que la Corte Suprema de Justicia hiciera lugar a un petición de amparo presentado por una ONG para que los presos pudieran votar.