Barack Hussein Obama tiene ese segundo nombre por su abuelo musulmán, una circunstancia que han aprovechados su detractores para relacionarle con el terrorismo islámico. Obama nació en Hawai en 1961, hijo de un economista keniano formado en Harvard y de la estadounidense Ana Dunham. Pero Obama no se crió junto a su padre, que regresó a África cuando finalizó sus estudios. Más tarde, con el segundo matrimonio de su madre con un indonesio, Obama vive unos años en Yakarta, junto a su padrastro que pertenecía a la clase acomodada del país.
El nuevo presidente de los Estados Unidos pierde a su madre a los diez años y pasa a vivir con su abuela materna, recientemente fallecida. Obama recibe una educación exquisita: estudia en la Universidad de Columbia donde se licencia en Ciencias Políticas y se especializa en Relaciones Internacionales, años más tarde continúa estudiando en Harvard donde termina la carrera de Derecho.
En esos años, Obama se convierte en un importante activista de Chicago desde una consejería jurídica por los derechos civiles y con sólo 35 años, consigue un puesto en la Asamblea General del Estado de Illinois representando a Hyde Park en la ciudad de Chicago. Ocho años más tarde, es nombrado senador y ya ha hecho Historia: en 2005 es senador nacional, el único afroamericano actualmente miembro de la Cámara Alta y el tercero en la historia del país por elección popular.
Obama es un orador entusiasta y emocionante que es capaz de hacer vibrar al público que le escucha y de contagiarla la esperanza de un cambio en la política estadounidense. Así lo demostró cuando presentó su candidatura oficial a la presidencia en febrero de 2007. Su discurso y sus citas históricas recordaban a Martin Luther King y casi contra todo pronóstico: joven, sin demasiada experiencia y negro, derrotaba a la maquinaria política y económica de los Clinton.
Su famosa frase célebre: Yes, we can, se ha convertido en un himno para muchos demócratas. Obama ha sido el candidato de los actores de Hollywood y de las minorías y por ello dedicó discursos a los latinos, a los afroamericanos y a las clases más desfavorecidas. Su potente arma electoral se ha basado en un gasto multimillonario en su campaña: Obama recaudó más de 600 millones de dólares en su campaña, una cifra récord muy por debajo de lo que gastó su contricante McCain que se ajustó al presupuesto que ofrece el Estado, algo a lo que renunció Obama.
EL SUEÑO AMERIANO DE ¿LUTHER KING?
La figura de Barak Obama se ha comparado en numerosas ocasiones con la del malogrado Martin Luther King. Pero más las diferencias que las cosas que les unen. En primer lugar, Obama pertence a otra generación y a otra clase social. Luther King pertenecía al Estado sureño de Atlanta, era descendientes de esclavos y fue perseguido por su lucha por los derechos de los negros en Estados Unidos, encarcelado y recibió muchas amenazas de muerte que se materializaron el 4 de abril de 1968. Obama se crió entre blancos, su padre no fue un esclavo sino que llegó “voluntariamente” a estudiar a EE.UU y su madre es norteamericana. Educado en un ambiente más exquisito que Luther King, no es un activista sino un político al que se le ha recriminado no preocuparse por los derechos de los negros en Norteamérica. Obama se ha confesado orgulloso de sus orígenes africanos, pero eso no le supone una limitación, es mucho más pragmático y conciliador que Luther King.
Sin embargo, Obama sí ha utilizado sus armas: empezando por el lema “Yes, we can”, muy parecido al de Luther King “I have a dream”. Obama representa una nueva forma de hacer política, diferente, innovadora que ha calado en una sociedad con hambre de cambio. Es también, al menos en parte, la historia del sueño americano: un joven negro de clase media que ha podido llegar a ser el presidente de los Estados Unidos. Hollywood seguro que prepara guión para una gran película.