El Banco Central Europeo (BCE) señaló que, según sus estimaciones y los últimos indicadores económicos, el crecimiento ha continuado durante el último trimestre del año, aunque, probablemente, “a un ritmo más moderado que en el tercer trimestre”.
En su boletín mensual, la institución reitera que el nivel de incertidumbre sobre la evolución de la economía europea sigue siendo “elevado” a la vista del posible impacto sobre la economía real de la actual volatilidad de los mercados financieros. Por ello, el BCE seguirá prestando “gran atención” a la evolución de los mercados financieros en las próximas semanas.
Los riesgos sobre el crecimiento apuntan a ritmos más lentos y se relacionan principalmente con la posibilidad de “una incidencia más generalizada sobre las condiciones de financiación, la confianza y el crecimiento mundial y de la zona del euro de la actual revisión de la valoración del riesgo en los mercados financieros”, explica la institución.
La institución precisó que, sin embargo, los fundamentos económicos de la zona euro “siguen siendo sólidos” gracias al mantenimiento de la rentabilidad, al crecimiento del empleo, y a un recorte del paro “hasta niveles no registrados en los últimos 25 años”.
EL BCE, PREPARADO PARA ACTUAR
La institución subraya que está preparada para “contrarrestar los riesgos al alza para la estabilidad de precios”, y en particular para que el reciente aumento de la inflación mantenga “su carácter transitorio”.
El BCE subraya que es fundamental evitar los efectos de segunda ronda derivados de las tensiones inflacionistas y que actuará “con firmeza” para que los riesgos para la estabilidad de precios a medio plazo no lleguen a materializarse.
De hecho, el BCE reiteró que el IPC se mantendrá en tasas altas en un periodo “más prolongado de los previsto inicialmente”. Las expectativas de inflación de la institución asumen que la tasa de IPC armonizado se mantendrá “significativamente” por encima del objetivo del 2% en los meses venideros y plantean una “gradual moderación” en el transcurso de 2008.
Los principales riesgos que pesan sobre la evolución de la inflación son la posibilidad de nuevas subidas de los precios del petróleo y de los productos agrícolas, tras el fuerte crecimiento registrado en los últimos meses.