Mal panorama. El paciente quiere recuperarse, pero hay algo que le impide reaccionar, asumir la realidad y afrontar el presente con valor, con decisión y entereza. Quizá la que falte para aceptar que restan dos meses y medio de competición para hacer el mínimo en la que iba a ser la temporada del reset. Hay que centrarse porque la caída puede ser terrible. Por de pronto, como cabía esperar, en el primer duelo de la segunda fase de esta LEB Plata en la que sólo cabe quedarse entre los seis mejores no hubo intensidad. Ahí radicó el triunfo merecido de un Aceitunas Fragata Morón al que no le afectó el desplazamiento en del día y en autobús desde Sevilla. Los andaluces no pusieron excusas y eso se acusó en el Palacio.
Porque este Bodegas Rioja Vega no tiene brújula. Es el peor síntoma. Se puede intuir a lo que quiere jugar. Lo lleva intentando desde la llegada de Jenaro Díaz a la capital riojana, pero no termina de exhibirse en la pista. Sea por el mazazo que supone no estar luchando por el retorno a LEB Oro o por otras cuestiones, el caso es que el cuadro logroñés no empezó con buen pie los doce últimos choques de curso. La derrota por 65-76 confirma que la ventaja inicial -partía como líder con 7-3 en su casillero- debe ayudar y servir para que este bloque recupere una versión aceptable y suficiente para lograr la permanencia. Morón aprovechó los despistes locales y seguro que Menorca, el domingo buscará algo parecido.
Este equipo debe ganarse el respeto de los rivales porque ya no se tiene en cuenta al Rioja Vega como un rival poderoso. Eso se ha perdido. Con el nombre no se juega. Dio igual que durante algo más de diez minutos (24-23 al final del cuarto inicial), los logroñeses recurrieran al ritmo habitual, a esa energía y velocidad. La cabeza pesa y quedarse fuera del único objetivo de la temporada apareció en el momento que Aramburu fue guiando a sus compañeros al triunfo. Porque los pupilos de Jenaro Díaz se enquistaron en ataque hasta el punto de estar a merced de su oponente durante muchos minutos.
Ni el resultado del descanso, 36-45, pareció despertar a un triste Rioja Vega donde Saintel no jugó. La tímida reacción, más por orgullo y dignidad, vino tras el preocupante 41-54 en el tercer cuarto. Los triples de López, Louissaint y Noguerol daban cierta credibilidad de cara a la recta final gracias al 52-58 con diez minutos por disputarse. Sin embargo, el Morón no desperdició su oportunidad para ahondar en la herida de los anfitriones. Aramburu (acabó con 18 puntos y 11 rebotes) y Cameron, máximo anotador con 19 puntos, brillaban ante un contrincante desacertado desde la línea de tres (6 de 26) e inferior, para variar, en el rebote (28 capturas por las 34 de los sevillanos).
Aun con todo, se peleó por una victoria que no se creía nadie. Nissen (14 puntos y 10 rebotes) veía una técnica en el último minuto para dar la estirada definitiva a los andaluces y provocar una derrota, por 65 a 76, que debe hacer reaccionar a un Bodegas Rioja Vega que necesita espabilar y, sobre todo, aceptar cuál es su reto en las 11 jornadas que faltan. Si no se enfoca de manera acertada, este paciente podría agudizar de sus males.