Rubén Zabala asegura que su vida es como otra cualquiera pero lo cierto es que cualquiera no decide dedicar todo su tiempo libre a luchar por los demás. Todo empezó hace unos años, cuando conoció a su mujer. “Estaba en pleno tratamiento contra el cáncer, muchos me decían que estaba loco, pero yo vi algo en ella, me enamoré”, cuenta emocionado, “todo te da un vuelco cuando te dice que en cualquier momento la puedes perder y piensas lo inevitable, 'por qué a mí', hasta que te das cuenta de que eso sobra, de que lo importante es ella”.
Afortunadamente, ella lo ha superado. “Incluso nos dijeron que no podíamos ser padres y ahora tenemos un hijo, nos ha ido todo perfecto, ha sido un cuento de hadas, pero ha sido así porque antes otras personas han hecho algo para investigar”. Así es como decidió que él también tenía que hacer algo para ayudar a las personas que lo padecieran en el futuro. “Hay gente que es médico e investiga, yo corro y soy cabezota”.
Y así empezó a correr con el objetivo de recaudar fondos para la investigación contra el cáncer. Primero fueron 800 euros tirando de familiares y amigos, luego sorteó la camiseta de la Behobia por 90 euros, hace dos años consiguió recaudar 3.000 y el año pasado la cifra aumentó hasta los 5.000 euros. Este año, la carrera de fondo le llevará de Ezcaray a Logroño en un reto al que se enfrentará el próximo mes de septiembre para recaudar dinero para FARO, la Asociación de Familiares de Niños con Cáncer de La Rioja.
Asegura que su hijo ha tenido mucho que ver en el objetivo de este año. “Él es el motivo fundamental. Se puso malito, como cualquier niño, y cuando le tuvieron que sacar sangre yo sólo pensaba que prefería que me cortasen una mano a mi que verle sufrir a él. En ese momento te das cuenta de lo que tienen que pasar las personas que pasan por un cáncer en un hijo”, reflexiona.
Zabala, más conocido como el 'Corredor Solidario' nos acompaña en nuestra ruta a bordo de un Smart eléctrico hasta Clavijo, uno de los lugares por los que le gusta correr. “Es jodido pero se puede salir”, continúa, “yo me tomo la carrera como la enfermedad, es una carrera de fondo, no puedes pensar en todo lo que te queda, en que no vas a llegar, sino en ir paso a paso, enfrentándote en cada momento a lo que viene”.
Resalta el papel de asociaciones como la AECC y FARO. “Nosotros tardamos en ir a la asociación porque lo primero que piensas es que al llegar allí te van a ayudar a morir pero al entrar te das cuenta de que no, lo que te enseñan es a vivir”.
Sus camisetas solidarias con las que recauda fondos para la investigación se pueden adquirir por 10 euros en los puntos habituales; en el Bar Mauleón y en El Dorado.
Cuando alguien le pregunta por qué hace todo esto su respuesta es clara: “Yo siempre les digo, 'tranquilo, que esto sólo le pasa al vecino', pero es que un día el vecino fui yo”. El deporte es su pasión pero la persona a la que más admira no es un deportista: “Mi mujer ha superado un cáncer, ella es mi ídolo”.