Tras el apuro que pasamos el año pasado en Eurovisión al mandar al “friki” por excelencia, elegido por los internautas: Chikilicuatre, con esa melodía que resonó y resonó durante todo el verano “El chiki chiki”, los organizadores pensaron que este año podría ser diferente. Varias galas, y una votación por Internet alzaron como ganadora y candidata española a Soraya, una “ex triunfito” de esa Academia donde Risto es el que más da el cante.
Todas las esperanzas españolas recayeron en 'La noche es para mí', una canción que, si su letra se hubiese hecho realidad, el festival de Eurovisión 2009 estaba ganado. La ganadora dejó en el banquillo a Melody, aquella niña que encandiló al mundo con su “baile de los gorilas” y que un poco más mayorcita, no hubiese dejado indiferente a nadie.
Los sondeos previos a Eurovisión hacían prever un buen resultado para España. Soraya anunciaba a bombo y platillo que no iba a ganar, pero seguro que tampoco se esperaba terminar en la posición en la que lo ha hecho. Quizás el título de su canción resultaba un poco pretencioso y era demasiado aventurado que podría quedar entre una de las tres mejores.
Soraya apareció en el escenario rodeada de sus bailarines, luciendo un traje de patinadora con tonos plateados y azules. Melena rubia, corta pero rubia y unos intensos ojos azules que pretendían encandilar todo el público.
Participar en la última posición del concurso hacía augurar un buen resultado, eso por lo menos decía el presentador antes de que Soraya apareciese en el escenario.
La actuación, para mi gusto, estuvo bien, nada que envidiar a otras anteriores. La sorpresa que Soraya tenía guardada en la manga era que, tras una cortina naranja, iba a desaparecer del escenario para volver en otro lugar de él. Un truco de ilusionista que, pese a captar la atención de los presentes, no logró conquistarlos.
Y comienzan las votaciones. Los nervios entonces se debieron de apoderar de Soraya, porque hasta que nuestros vecinos de Andorra no nos dieron la puntuación máxima, 12 puntos, permanecíamos en última posición con cero. Aunque, por lo visto, el resto de países tampoco lograron alzar a España en la lista de candidatos, ya que terminamos los penúltimos, de una lista de 25, tras alcanzar los 23 votos. Está claro que su canción no le hizo justicia y...“La noche no fue para ella”.
El ganador indiscutible de la noche: Noruega, que con 387 votos se hizo con la primera posición y ganó el Micrófono de Cristal, máximo galardón de Eurovisión. Alexander Rybak, un violinista y cantante nacido en Bielorrusia, fue el favorito de la noche.