Las organizaciones de investigación por contrato (CRO) están experimentando un acusado crecimiento. Cuentan con más de 100.000 empleados a fecha de hoy, representan 1.400 millones de dólares de la partida de I+D del sector farmacéutico (un 20 por ciento de su presupuesto global en ese concepto). Se prevé que su crecimiento se mantenga con una tasa que puede oscilar entre el 14 y el 16 por ciento, 2.300 millones en 2010.
La subcontratación para proyectos de I+D (lo que ha dado en llamarse ‘outsourcing’, por su voz inglesa), constituye una oportunidad para reducir los famosos cuellos de botella de los procesos de Investigación y Desarrollo, recortar la partida de gastos, mejorar el diseño de los ensayos clínicos y ganarse el acceso a nuevos grupos de pacientes.
Cada vez más, las compañías vuelven sus ojos a China e India y subcontratan su I+D. Allí, el hecho de encargar a organismos externos los ensayos clínicos tiene la ventaja de alcanzar a grupos de población mayores y más densos, entre los cuales se encuentran pacientes ‘naive’ en proporción más que suficiente.
En India, por poner un ejemplo, hay hospitales y clínicas con instalaciones de calidad, una enorme base de población y la infraestructura necesaria para procesar los datos mediante herramientas de bioinformática.
No obstante, el crecimiento de la actividad de CRO se ve limitada por importantes obstáculos en materia legislativa, tanto en los países en vías de desarrollo como en los que pretenden delegar su I+D.
De cara al futuro, el caso es que tanto las compañías farmacéuticas como las CRO se inclinan por establecer alianzas estratégicas para ganar una ventaja competitiva en el contexto de negocios de alcance mundial. El manejo del riesgo será, de acuerdo con el documento, clave para ambos grupos de empresas, y muestran tendencia a consolidarse las fórmulas de riesgo compartido.