Una reciente investigación plantea que la ambición de ganar es tan femenica como masculina y que, en realidad, depende de los niveles hormonales (de testosterona, para ellos y de estrógeno, para ellas).
Los niveles de estrógeno se disparan en las mujeres competitivas cuando ganan y se desploman cuando pierden, justo al revés de lo que suceden en las féminas que no parecen interesadas en el poder a cualquier nivel.
“La biología del poder en mujeres está prácticamente sin estudiar”, indican los autores de este trabajo. Steven Stanton, de la Universidad de Michigan y autor de este nuevo trabajo, asegura que, sin embargo, el comportamiento femenino y su biología pueden muy bien compararse con el de los varones, que sí se ha estudiado en profundidad.
Otra investigación, ésta firmada por autores británicos, indicaba hace poco que las mujeres que trabajan en el sector financiero de riesgo ganan más dinero en las épocas en las cuales sus niveles de testosterona son más elevados.
Inspirado por estos indicios, el equipo de Stanton se propuso analizar si el estrógeno y la testosterona varían en situaciones en las que las mujeres deben competir. Para comprobarlo, sometieron a un grupo de voluntarias a una prueba en la cual competían con otra cara a cara y se analizaron muestras de saliva para medir los niveles hormonales en cada momento. Los resultados confirmaron que el estrógeno se eleva en esas circunstancias.