“Subir al Everest no sirve de nada si no puedes bajar a contarlo”

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Alfredo García

no acusa físicamente las consecuencias de pasar una noche a 8.300 metros de altitud en la montaña más alta de la Tierra. Sin embargo y como él reconoce todavía tiene que recuperarse del agotamiento tras pasar más de 40 horas sin oxígeno y una noche de ventisca.

El montañero riojano centró la atención del Gobierno de La Rioja cuando se conoció que él y su compañero tenían serias dificultades para descender de la cima del Everest el 24 de mayo. La maquinaria gubernamental se puso en marcha e incluso se contactó con el Ministerio para que desde la Embajada de España en Nepal se hiciera todo lo posible para rescatar a los dos montañeros sanos y salvos.

Alfredo está tranquilo. Ha relatado a los medios de comunicación tras reunirse con el presidente Pedro Sanz, su aventura. “Hicimos cima con buen tiempo y eso que durante todo el ascenso nos estuvo nevando. Al llegar al campo 3 el tiempo se complicó. Allí nos esperaba un serpa con oxígeno pero no estaba. Sin oxígeno y con una ventisca a 8.000 metros nos planteamos que hacer, si continuar descendiendo y bajar”. Los montañeros decidieron quedarse en el campo a pasar la noche, estaban agotados y el tiempo no mejoraba.

“Pasamos la noche como pudimos. Mi compañero ya tenía serios problemas de congelación en las manos. Intenté derretir nieve con el infiernillo pero no funcionaba. Llegó un momento en que pensamos que nada podía salir peor” comenta Alfredo.

De hecho, el alpinista riojano confiesa que trató de quitarse de la cabeza los malos pensamientos. El instinto de supervivencia, dice, le hizo no albergar esas ideas en la cabeza. “Nunca me planteé que era la última vez”.

Al amanecer el tiempo no había mejorado mucho. Hacía mucho viento pero aún así intentaron el descenso. Pedro García tenía serios problemas en las manos pero fueron bajando poco a poco.

Alfredo lo tiene claro: “subir al Everest no sirve de nada si no puedes bajar para contarlo”. Al tocar tierra fueron ingresados en un hospital de la zona con síntomas de congelación, agotamiento y edema cerebral leve. Fueron trasladados al hospital MAZ de Zaragoza donde todavía permanece Pedro García al que, con toda probabilidad, le tendrán que amputar alguna falange.

El montañero riojano asegura que al Everest se le ha perdido el respeto. En su expedición se encontró con un niño de 13 años que pretendía subir a la cima o un japonés que subió detrás de él y “no ha bajado”. Según Alfredo, “hay gente que piensa que con dinero se puede comprar una montaña y no es así”.

Para Alfredo todavía es pronto para plantearse una nueva expedición aunque está sopesando varias posibilidades y reconoce que “para un alpinista, su sueño es alcanzar el Everest”.