“Cuando la desesperación llama a tu puerta dejas de hacer las cosas porque quieres”. Ninguna mujer ejerce la prostitución porque quiere, pero a Lorena Ro le ha costado años darse de cuenta. Las secuelas siguen apareciendo años después de dejarlo y ahora empieza a rehacerse. Este sábado esta superviviente del sistema prostitucional contará su historia en la I Jornada sobre Explotación Sexual que organiza Feministas de La Rioja.
La crisis del 2008 le golpeó fuerte. Sin trabajo, con un crédito hipotecario de 800 euros al mes y solo con la pensión de su madre de 640, empezaron las amenazas de desahucio. Mientras los gastos se seguían sumando y Lorena no encontraba un empleo, empezó a llamar a puerta y a administraciones. Iba siendo rebotada de una a otra y ninguna ayuda social era para ellas. Es la violencia económica e institucional a la que se enfrentan muchas mujeres, cuando el sistema las desprotege por completo.
“Una tarde, en 2013, me quedaban 2 euros en el bolsillo y entre en un bar a mirar las ofertas de empleo en el periódico”. Recuerda que había tres anuncios de 'se busca chica de compañía' y uno de soldador, “y yo por desgracia no se soldar”.
Así, con 30 años, comenzó un largo año ejerciendo la prostitución en un piso. “Comencé con el falso romanticismo de que lo hacía porque quería y con la estupidez de que iba a hacer solo lo que yo quisiera”. Pero pronto se dio cuenta que el sistema prostitucional no te deja: “Tu no vales nada, cada parte de tu cuerpo tiene un precio. El putero pone ese precio”, dice ahora rotunda.
“La primera violencia que sufres es la cosificación, te deshumanizan, dejas de ser una persona para ser un bien de consumo. El putero ha convertido su deseo en una necesidad y después en un derecho”. Para soportar las violencia que sufre una mujer prostituida, se creó un alter ego, “una máscara que me protegía”: “el el piso era Alba, la mujer sonriente y seductora que cualquier putero se quiere encontrar en un piso para alimentar su ego”.
Pero esta mujer se ponía su chaqueta al salir del piso y volvía a ser Lorena y a dormir en su casa. “Yo cometí la locura de no irme de mi ciudad”, señala ahora, aunque eso también le permitió no sufrir el desarraigo al que se enfrentan muchas mujeres en situación de prostitución.
“No entre por trata, en mi mente pensaba que era un trabajo y que era temporal”, dice sabiendo ahora lo equivocada que estaba. Así, mantenerse en su ciudad le permitió estudiar y hacer una búsqueda activa de empleo y cuando encontró un trabajo, desactivó ese móvil y lo dejó automáticamente.
Dejaba atrás un año de violencias, pero las secuelas emocionales estaban ahí y salieron tiempo después: relaciones tóxicas, drogadicción... “En aquel tiempo no había tenido ningún tipo de control sobre mí, sobre mi cuerpo, sobre mi deseo, sobre nada. El sometimiento es comprado porque dices 'hago esto y pago la luz'”, cuenta Loreno Ro. “Estaba tan rota que yo no quería sentir”, añade esta superviviente.
Hoy puede identificar todas esas secuelas y sentimientos pero tiene claro que “yo no me he recuperado, me estoy recuperado ahora, diez años después”. Pero sí sabe identificar el antes y el después: “desde que el feminismo llegó a mi vida”, sin olvidar destacar también su conciencia antiespecista. Recuerda que antes del 8M del año pasado estaba eligiendo bloque para la manifestación “y una amiga me dijo: 'este año voy a ir al bloque abolicionista y lo voy a hacer por ti'”, recuerda Lorena sin poder evitar emocionarse: “vió lo que yo no veía”.
Lorena Ro cuenta su historia para defender la necesidad de una Ley Abolicionsita: “la prostitución es la negación de todo derecho, es lo más parecido a la esclavitud. ¿En qué otro contexto le ponen precio a tu cuerpo?”. Destaca la necesidad de ilegalizar el proxenetismo y de un amparo social, económico, legal y psicológico a esas mujeres que han sufrido el sistema prostitucional “para rehacerse y volver a esa sociedad que les dió la espalda. Es lo mínimo que les debemos”.
Mientras esta mujer lucha por desprenderse de las secuelas que ya ha conseguido detectar, lamenta que “además el estigma se tiene sobre ellas, no sobre el putero”. Hoy sabe identificar qué le arrastro al sistema prostitucional y, sobre todo, ya ha aprendido y tiene claro que “no lo hice porque quise, ninguna lo hace porque quiere”.
Recursos contra la violencia machista:
- Teléfono de información de la mujer 900 71 10 10
-Las mujeres víctimas de violencia de género en La Rioja tienen a su disposición la aplicación AlertCops
-Red de alojamientos de mujeres
- Centro asesor de la mujer (CAM) 941 294550
- Oficinas de asistencia a la víctima del delito (OAV)
- Logroño: 941 296365
- Calahorra: 94114 53 48/6
- Haro: 94130 56 25/6
- 016 Servicio telefónico de información y de asesoramiento jurídico en materia de violencia de género
- Red Vecinal contra la violencia de género e intrafamiliar 941244902/ 636759083
- SOS Rioja 112
- Teléfono de emergencias de Logroño 900 101 555
- Instituto de medicina legal de La Rioja 061
- Policía Nacional 061
Servicio de atención a la familia. (SAF) 941 272 054 - 941 272 071
- Policía Local 092
Unidad de Prevención Asistencia y Protección (UPAP) 941 272 109
- Guardia Civil 062
- ERIE (Equipo de Respuesta Inmediata a Emergencias) a través del 112
- Punto de encuentro familiar: 941 291 695