Los agricultores riojanos siempre han considerado los primeros días de mayo como el inicio de la época estival. Los días son más largos y comienza a arreciar el calor. Es el inicio también de la época del Tentenublo. Puede que ese nombre no te suene pero, en muchas zonas de La Rioja sólo hay que preguntar a los más mayores por el tentenublo o tantanulo, como se llamaba en algunos lugares, para arrancarles una de esas sonrisas que viajan en el tiempo.
“Tente”, forma popular de decir “detente”, y “nublo”, en referencia a las nubes de tormenta. Una palabra que es en realidad un sonido, el de las campanas que cada día tocaban, en torno al mediodía, con un doble fin: alejar con su canto las tormentas de verano más dañinas para los campos y avisar al mismo tiempo a los trabajadores del campo de que había llegado la hora del almuerzo.
Aquel repique de campanas sonaba cada día en numerosos pueblos de La Rioja como Daroca de Rioja, Anguiano, los pueblos del valle del Oja, parte de la sierra y toda la zona de Rioja Alavesa. Las campanas comenzaban a sonar con ese soniquete especial el primer día del mes de mayo (o el día de la Cruz, el 3 de mayo, en algunos lugares) hasta la Cruz de septiembre o el día de Acción de Gracias, en cualquier caso, hasta después de la recogida de la cosecha.
Ese cántico popular que acompañaba al repique de campanas era, en muchos pueblos de La Rioja, el sonido del verano que acompañaba a las mujeres en su camino, tartera en mano, hacia el campo.
Tantanulo,
biriburro,
guarda el pan,
guarda el vino,
guarda los campos
que están florecidos.
Daroca de Rioja ha decidido recuperar esta tradición más de 40 años después de su desaparición. Desde este mes de mayo y con su torre y campanas recién restauradas, la Iglesia de Nuestra Señora del Patrocinio recuerda a sus vecinos cada día que ha llegado el verano y que las tradiciones, aunque duerman, siempre pueden recuperarse. El “tantanulo”, como se conocía popularmente en este pequeño municipio riojano, ha vuelto a alegrar las calles del pueblo con su vivo repique arrancando sonrisas de recuerdo en los más mayores y abriendo el conocimiento de las tradiciones entre los más jóvenes.
Recuerdan en el pueblo que, antiguamente, junto con el “tantanulo”, los mozos hacían un hoyo en la plaza y plantaban el “mayo”, el chopo más grande que encontraban en los alrededores. En Daroca ya no hay chopo en la plaza y los mozos son algo menos numerosos que entonces, pero con la recuperación de este sonido, el pueblo no sólo revive una tradición sino que añade además un atractivo turístico que se suma a su moral centenario o a su restaurante con estrella Michelin ya que, desde la puesta en marcha del tantanulo, son varios los mensajes que han llegado desde diferentes lugares de La Rioja y otros puntos de España. Mensajes de recuerdo, de añoranza, de arraigo a las tradiciones.
Antiguamente tocaban “a nublo” el cura o el alguacil. Hasta 44 reales le pagaban al sacerdote en Brieva de Cameros o cuatro fanegas de tierra al de Villalobar por encargarse de esta tarea de mayo a septiembre. Ahora, el toque de campanas está programado. El cántico era diferente en cada pueblo; también el horario. En unos ahuyentaban el granizo de las viñas; en otros las fuertes lluvias del cereal. Pero hoy todos ven su reflejo en el campanario de Daroca, con un repique de campanas que resuena en las faldas de Moncalvillo con un marco natural incomparable.
Recursos turísticos en Daroca de Rioja:
- Apartamentos turístico-rurales Daroca de Rioja
- Casa Rural Mirador de Moncalvillo