La segunda jornada del juicio por el crimen del hostelero de Cuzcurrita ha sido larga y tensa. Este martes ha comenzado con la declaraicón de uno de los dos acusados y se ha escuchado también a la hija de la víctima, a un agente de la Guardia Civil y a la hermana de uno de los acusados y la novia del otro, entre otros testigos. Durante la declaración de esta última se han vivido momentos especialmente tensos. En un momento incluso los procesados, custodiados por Policía Nacional, han tenido que ser separados por los agentes para evitar mayores incidencias.
En esta segunda sesión, uno de los acusados ha asegurado ante el juez que, tras los hechos, el otro procesado, de 53 años, se cambió de ropa en un domicilio de Lardero, donde habitualmente compraban droga, porque estaba “llena de sangre” y se fue “a lavar y a cambiar”.
Sobre la noche de los hechos ha declarado que fue a casa de Guillermo (la víctima) “solo con la intención de pedir dinero para comprar droga y él me acompañó pero yo no pensaba que fuera a pasar esto. Guillermo no tuvo tiempo de reacción porque (el otro acusado, A.D.G.) le golpeó y chocó contra un mueble. Yo me quedé bloqueado”. De esa noche también recuerda que “A.D.G. tenía cara de psicópata” y ha asegurado sentirse culpable “porque si no le hubiera llevado en coche a Cuzcurrita no hubiera pasado esto”.
El acusado, C.S.R., de 38 años y conocido de la víctima, ha vuelto a comparecer ante el juez, en el segundo día del juicio, puesto que la sesión de ayer tuvo que suspenderse porque el procesado precisaba de medicación. En esta segunda sesión ha reiterado que fueron a casa de Guillermo “sólo a pedir dinero” y ha acusado directamente al otro acusado: “Se abalanzó contra Guillermo. Yo tuve miedo, me quedé en shock. Fue una reacción inesperada”.
El acusado de 38 años ha explicado que, después de los hechos, fueron a la localidad riojana de Lardero y su compañero “se cambió de ropa, se lavó y se limpió”, en un domicilio donde habían acudido a comprar droga. Sobre la posibilidad de que hubiera más implicados en la causa, C.S.R. ha dicho que “gente en la cárcel lo ha comentado” pero “no”.
En su declaración también ha dejado patente que, en este tiempo en prisión preventiva tras los hechos, su pareja ha sufrido amenazas, insultos e incluso la posibilidad de que estuviera implicado “un tercero” en el suceso y las denunció.
La hija del asesinado declara que la pareja de uno de los acusados “le confesó todo”
También hoy ha declarado la hija del hostelero asesinado. Esta ha relatado que tenía una relación muy estrecha con su padre, y que “pasaba el día con él, menos la noche”. Según ha testificado, el día del suceso salió con su padre a cenar a Miranda de Ebro y él recibió una llamada breve que procedía del restaurante, lo que -ha contado- le “preocupé porque el restaurante estaba cerrado”.
También ha declarado ante el Juez que la pareja de uno de los dos acusados por el crimen “le confesó todo”. En concreto, ha dicho, en un encuentro en un bar de Pradillo, días después de los hechos, “encontré a la mujer y pude hablar con ella” y “me dijo que su pareja, el acusado más joven, C.S.R., llegó la noche de los hechos alterado y con las manos en la cabeza diciendo 'le hemos matado'”. Aún así, indica, “después en un encuentro en el Juzgado de Haro, me dio el pésame, me pidió perdón y culpó solo al otro acusado, A.D.G.”.
Sin embargo, durante la declaración de la pareja de C.S.R., ésta ha dicho que conoció a la hija del bodeguero en Haro “y ahí le di el pésame por la muerte de su padre. Yo antes no la había visto” por lo que desmiente que la haya conocido en un bar de Pradillo como Yolanda Castillo había declarado esta mañana.
También ha asegurado que, tras los hechos, ha recibido “amenazas” por parte de personas “que venden droga”. También en su intervención judicial, la hija del hostelero de Cuzcurrita ha denunciado amenazas para que no declarase hoy “contra una persona” en el juicio. En concreto, explica, hace cerca de 20 días “vi un coche parado cerca de la ventana de mi cocina, en Cuzcurrita, con dos personas dentro” y aunque no le di importancia “después recibí una amenaza por Whatsapp” en la que le advertían de que en el juicio de hoy “no hablara de una persona”. Como ha indicado, “lo he denunciado”.
Posible falso testimonio
En el juicio de este martes también ha comparecido la hermana del otro acusado, A.D.G., quien ha reconocido ante el juez que la ropa que llevaba su hermano aquella noche, cuando volvió a casa después de los hechos, “era la misma que se llevó por la mañana”. Es decir, “no se cambió de ropa” como indicaba la Fiscalía.
Sobre la noche de los hechos, ha relatado, que tras llegar a casa “después de trabajar, sobre las once menos cuarto de la noche” vio “que mi hermano no estaba en casa, llamé a mi hermano y como el teléfono lo tenía apagado llamé a C.S.R. (el otro acusado) y me dijo que estaba con él cambiando una rueda”.
“Después de eso ya no llamé a nadie más” -ha afirmado- aunque la Fiscal ha enseñado las pruebas de varias llamadas hechas posteriormente.
El abogado de la Acusación Particular, Marcos García Montes, ha indicado que tras la declaración de la hermana de A.D.G. se plantean solicitar “que se deduzca falso testimonio” contra ella.
Un guardia civil asegura que el crimen fue “cosa de dos personas y premeditado”
Un agente de la Guardia Civil, perteneciente a la Policía Judicial, ha confirmado ante el Juez que “desde el primer momento se vio” que el crimen del hostelero de Cuzcurrita “no fue cosa de una sola persona, fue golpeado por dos personas”. Es más, como relata, “fue premeditado y la víctima, Guillermo Castillo, no pudo defenderse debido a la inmediatez de los golpes”.
El agente ha justificado esta postura porque califica como “muy difícil” que “una sola persona” pudiera arrastrar el cuerpo de la víctima tras los golpes, que se produjeron en la puerta del domicilio de la víctima y “lo pusiera en la posición en la que se encontró en el baño”. La tesis defiende así que “hubo dos personas” y, como matiza, “no hubo más”.
“Guillermo no tuvo posibilidad de pedir auxilio ni de protegerse”, ha declarado también. Además, considera que, después de todos los indicios, el crimen estaba “premeditado, no fue un impulso”. “Iban preparados, con guantes, sabían lo que iban a hacer”, ha concretado.
También ha relatado que la puerta de la vivienda de la víctima no estaba forzada y que, según la escena del crimen la primera agresión se produjo nada más flanquear la puerta. “Es inmediata. No tuvo ninguna posibilidad de defenderse. Seguramente cayó con la cabeza y, después, le arrastraron hasta el aseo de la planta interior, donde se encontró el cuerpo”, ha dicho el agente, además de apuntar que las investigaciones señalaron que “uno le arrastró con los brazos hacia atrás y otro le siguió golpeando”.
El testigo protegido, en paradero desconocido
El policía judicial de la Guardia Civil, encargado de las diligencias y firmante como secretario de las actuaciones, ha indicado también en su declaración la importancia de un testigo protegido, que está en paradero desconocido y al que se ha vuelto a citar a declarar, y que situó a las dos personas en el lugar de los hechos aquella noche.
Ha explicado que, tras los hechos, “una persona contactó con nosotros para aportar información sobre la investigación y mucho de los datos que nos ofreció vimos que son compatibles con los indicios”. Ha contado que les contón “que conoce a una persona que le comentó directamente a él que había cometido un asesinato y que se encontraba mal por ello”.
Las penas
Según el escrito de la Fiscalía ambos acusados se dirigieron al domicilio “bajo la creencia” de que en su vivienda “encontrarían una gran cantidad de dinero guardado” ya que la víctima regentaba un restaurante muy conocido en la localidad.
Una vez allí, sobre las doce de la noche del día 2 de mayo de 2023, el hostelero abrió voluntariamente la puerta de su casa y “ambos investigados, con sorpresa, ventaja y de manera inmediata en la propia entrada de la vivienda, le propinaron múltiples golpes en distintas partes del cuerpo incluyendo la cabeza y el dorso” para robarle el dinero de la recaudación.
Los presuntos culpables, que se encuentran en prisión tras los hechos, son dos hombres de 38 y 53 años (C.S.R. Y A.D.G., respectivamente), y ambos se han declarado inocentes mientras se acusan entre ellos.
Si son declarados culpables, la Fiscalía solicita una pena de 27 años de cárcel para cada uno de los acusados, 23 por asesinato con alevosía y otros 4 años por robo en casa habitada para C.S.R. En el caso de A.D.G. le piden 4 años y nueve meses por el delito de robo. Por su parte, la familia solicita la prisión permanente revisable.
Además, el Fiscal también reclama una pena de libertad vigilada durante diez años para ambos y que indemnicen con 300.000 euros a los dos hijos de la víctima.