Superación, visibilidad. Individuo, grupo. Por un lado, la ambición personal; por el otro, la capacidad para mejorar el colectivo. El carácter forja a los campeones. Da igual la disciplina. Es verdad. De lo contrario es incomprensible que una persona sin sensibilidad en las piernas haya logrado, y siga haciéndolo, todo lo que se propone. Así es Teresa Perales, nadadora paralímpica, además de motivadora, madre... A punto de cumplir 40 años (los hace el próximo 29 de diciembre) tiene mucha vida que contar. Tanta que otros muchos quisieran para ellos la gran cantidad de experiencias almacenadas por esta zaragozana, además de un palmarés al alcance de muy pocos.
El martes estuvo en Logroño. De pasada. Tiempo suficiente para dar una beca, por valor de 1.200 euros, a través de la Fundación Deportes sin Barreras a Juanjo Rodríguez, tenista riojano en silla de ruedas. “Para mí es una inspiración, como para muchos”. De esta manera, estuvo en Lobete, en la sala de musculación donde se ha instalado una máquina adaptada para las personas con discapacidad. Y unas horas después dio pequeños retazos sobre el motor que lleva a Teresa Perales a seguir encontrando alicientes y motivaciones -por descontado uno de ellos es su hijo- gracias a una charla, bajo el título 'La Fuerza de la actitud', en Bodegas Franco Españolas.
Sus 22 medallas (6 oros, 6 platas y 10 bronces) conquistadas en cuatro Juegos Olímpicos (Sídney 2000, Atenas 2004, Pekín 2008 y Londres 2012), sus 5 récords mundiales (2 en piscina larga y 3 en corta), así como sus 17 medallas (2 oros, 8 platas, 7 bronces) logrados en los Mundiales, por no citar sus 29 metales (6 oros, 17 platas y 6 bronces) en los Europeos hacen de esta deportista una supermujer. Pero lo que le hace grande no son los títulos ni los infinitos méritos recibidos, es su espíritu.
Sin sensibilidad en las piernas desde los 19 años
Quizá el haber perdido la sensibilidad en las piernas cuando tenía 19 años le forjaron un carácter que ahora intenta hacer visible, como sucedió el martes durante una conferencia. De hecho, su mejor legado es el de la superación, el de no quedarse con actitud pasiva ante los obstáculos. Desde pequeña tuvo que sobreponerse a la pérdida de su padre, debido a una leucemia durante 11 meses, cuando Teresa tenía 15 años.
Un golpe anímico que se acrecentó 4 años después cuando una neuropatía empezó a dejarla parapléjica. Con una minusvalía estable, sin poder sentir las piernas, sin tener el tacto de las manos de pleno, con algunos fallos en el brazo derecho e incluso con un dedo, el meñique de su mano derecha, que se le suele quedar engatillado Teresa ha sabido crecer ante las adversidades: “Lo importante no es ganar, es poder crecer”. De hecho, ahora parece que hay hasta que frenarla y eso que nada se le pone por delante.
Incluso sorprendió a propios extraños cuando durante su boda llegó caminando hasta el altar. O cuando se propuso ser madre. O cuando... No hay un imposible para ella. Con eso hay que quedarse con su capacidad de superación, de sacrificio, de trabajo. Esto no para y ya tiene en mente acumular más metales, si puede, en los que serían sus quintos Juegos Olímpicos, los de Río de Janeiro el próximo verano. Admiradora del ruso Alexander Popov y de Michael Phelps, al que ha igualado con 22 metales en el agua.
Sin embargo, más allá de su faceta deportiva, por la que es conocida, es por su afán positivo de darle la vuelta a los sinsabores de la vida. Su actitud, sus ganas de perseverar, su humildad -indica que no se considera ningún icono- y su capacidad de aprendizaje: “No sabía nadar y el primer contacto con la piscina fue cuando me pasó lo que me pasó”. Esfuerzo y sacrificio como pilares. No es fácil porque “la soledad aparece en el día a día y hay que tener fuerzas”. La mentalidad es clave para alcanzar las metas y Teresa Perales es un ejemplo. No hay barreras, sólo las que las mente se marca.