Las fuerzas militares y de seguridad guatemalteca traficaron con centenares de niños durante la guerra civil que se prolongó en el país centroamericano de 1960 y 1996, según ha denunciado el Gobierno de Guatemala en un informe que revela que los menores fueron en su mayoría vendidos al extranjero.
El Ejecutivo tiene probada la venta de al menos 333 niños, aunque sospecha que habrían sido miles los afectados. Los soldados y los policías asesinaban a los padres de los menores para después mentir acerca de cómo los habían localizado, entregarlos a orfanatos públicos y venderlos a familias de adopción en Estados Unidos y Europa.
Así lo demuestran los archivo del departamento de bienestar social de la Presidencia, que denuncia cómo “algunas personas involucradas en la organización de estas adopciones convirtieron el proceso en un negocio lucrativo”, según explicó el autor del informe, Marco Tulio Álvarez.
El endurecimiento de la normativa de adopciones en los últimos años en Guatemala ha reducido el número de entregas, después de ocupar el segundo puesto mundial en este sentido tras el final de la guerra. En este conflicto murieron unas 250.000 personas, en su mayoría indígenas mayas, como consecuencia de los enfrentamientos entre gobiernos derechistas e insurgentes de izquierda.
El presidente guatemalteco, Álvaro Colom, abrió los archivos para su investigación el año pasado, y ahora las asociaciones defensoras de los Derechos Humanos confían en que los delitos conocidos se traduzcan en condenas.
Bernabé Gutiérrez, una de las víctimas de la guerra que tenía tres años cuando su madre fue asesinada por soldados y su padre huyó hacia México, en 1980. Unos sacerdotes locales cuidaron a sus hermanos antes de separarles y darles en adopción. “Es inaceptable que personas entren armadas y le quiten la vida a personas indefensas”, lamentó.