“Turquía sólo ha tenido un objetivo: la adhesión plena a la Unión Europea, y no aceptaremos otro objetivo que no sea éste”, así de rotundo, el ministro turco de Exteriores, Ahmet Davutoglu afirma la voluntad que aún mantiene su país de participar en el proyecto de los 27.
Desde octubre de 2005 el Estado turco es candidato de la UE, y, en este sentido, ha realizado grandes progresos, entre los que se incluye la abolición de la pena de muerte, para cumplir el acervo comunitario y ser aceptado como miembro de pleno derecho en la Unión. Sin embargo, su adhesión todavía es una de las mayores incógnitas del futuro de la Unión Europea.
Las posturas más reacias a su adhesión han llevado a plantear una solución que no ha contentado para nada a Turquía. Hace unos días, el presidente francés. Nicolas Sarkozy, y la mandataria alemana, Angela Merkel, proponían un estatuto intermedio para Turquía, que no incluía la adhesión pero que sí le concede un estatus especial.
La negativa de las autoridades turcas ha sido inmediata, y su ministro de Exteriores ha recalcado que su país está participando de buena fe en las negociaciones con la Unión, por eso “esperamos la misma lealtad por parte de la UE”.
Por su parte, el comisario europeo de Ampliación, Olli Rehn cree que el Estado turco tiene que seguir avanzando en las reformas que se le exigen desde Europa y que para ello es fundamental la unión del gobierno turco con la oposición y el pueblo.
Hace unos días, se anunció la firma del acuerdo entre Turquía y la Unión para el proyecto del gasoducto Nabucco, que suministrará el 5% del consumo total de gas de los 27 estados miembros. Turquía ya declaró que la firma de este acuerdo está condicionada a la adhesión a la UE, por el momento parece seguir en pie. Y lo más seguro es que siga en pie, pues Turquía sigue firme en su candidatura, como así lo demuestran las 10 negociaciones abiertas y una ya cerrada, de los 35 capítulos que se le exigen para su adhesión a la Unión.