Mucho ha cambiado la profesión enfermera desde que, en en marzo de 1916, 19 practicantes encabezados por Isidoro Inda constituyeron la Asociación de Practicantes de Logroño, germen del actual Colegio de Enfemería. Ahora los medios y las técnicas son muy diferentes, pero la esencia se mantiene intacta. Como reza la leyenda en la recién inaugurada escultura del Colegio: “las enfermeras riojanas nos ayudan a nacer, a vivir, e incluso a morir”.
Pese a que el precursor de esa primera asociación fue un hombre y también el actual presidente del Colegio de Enfemería de La Rioja, Pedro Vidal, la enfermería es una profesión eminentemente femenina, con un 90% de mujeres en La Rioja. Sin embargo, hace más de 50 años las mujeres no podían ejercer en todos los ámbitos y había una fuerte diferenciación entre los hombres, que trabajaban como practicantes en instituciones abiertas, y las mujeres, que podían ser matronas o enfermeras, pero sólo en el ámbito hospitalario.
Fue en 1954 cuando estas tres profesiones se agruparon en una, bajo el título de Ayudante Técnico Sanitario (ATS), pero la diferenciación se perpetuó todavía durante unos 20 años, ya que los puestos de trabajo y la enseñanza seguía estableciendo diferencias en cuanto al sexo. Ya en 1976, se estableció la enseñanza mixta en las Escuelas de ATS y en 1977 estos estudios pasaron a ser universitarios, con la diplomatura en Enfemería.
NUEVOS RETOS: DECRETO DE PRESCRIPCIÓN ENFERMERA
Hoy en día, el Colegio de Enfemería cuenta con unos 2.000 miembros y se enfrenta a retos muy distintos que los que ocupaban a aquella primera Asociación de Practicantes. Uno de sus principales dolores de cabeza es el Real Decreto de Prescripción Enfermera, cuya aplicación está causando “un atasco en el sistema”, según Vidal.
Existía un texto consensuado entre las organizaciones profesionales y el Ministerio de Sanidad para la prescripción enfermera que el Gobierno central alteró a finales de 2015 de forma unilateral, “siguiendo la postura de los médicos”, y que introdujo la necesidad para los enfermeros de contar con una receta previa de un médico.
En la práctica, este decreto supone que las enfermeras tienen las manos atadas y no pueden ejercer su actividad como venían haciendo hasta ahora. No pueden valorar si administrar una vacuna sin contar con el dictamen del médico, no pueden regular la medicación a pacientes en residencias de ancianos con, por ejemplo, diabetes o problemas de coagulación, las matronas no pueden administrar oxitocina a una parturienta y así un largo etcétera.
Vidal alerta de la inseguridad jurídica en la que se encuentran las enfermeras con este Decreto ya que, si deciden realizar estas acciones, no están amparadas por la póliza del seguro de responsabilidad civil, puesto que estarían incumpliendo la legislación vigente.
“Es una situación absurda y los principales perjudicados son los pacientes”, que además no entienden por qué ahora las enfermeras no pueden prescribir y antes sí, lamenta Vidal, quien también critica el conflicto abierto con la Consejería de Salud.
“La consejera es consciente del problema que supone esta situación, pero dice que podemos seguir haciendo todo igual, que ellos se hacen cargo de las responsabilidades civiles”, critica el presidente de Colegio, quien también ha recordado que los médicos, pese a que van a duplicar su trabajo, “no renuncian a realizar esas prescripciones”.
Además, el Parlamento aprobó recientemente, con los votos de PSOE, Podemos y Ciudadanos y la abstención del PP, una Proposición No de Ley en la que pedía al Gobierno regional que instara al Ejecutivo central a dejar sin efecto el decreto.
NUEVA ESCUELA DE ENFERMERÍA
La nueva Escuela de Enfemería es otro de los caballos de batalla del Colegio. Su ubicación en el solar del antiguo Hospital San Millán, que tantas críticas ha suscitado entre los estudiantes y la Plataforma por la Sanidad Pública, no preocupa a Vidal.
“A nosotros eso no nos importa porque el solar reúne las mismas características que cualquiera de la Universidad de La Rioja. Los alumnos se pueden interrelacionar y tener zonas comunes”, reconoce Vidal, quien, en cambio, reclama que “para las asignaturas de conocimiento estrictamente enfermero el profesorado tenga perfil enfermero”.
“Es una profesión con una filosofía de cuidado del paciente y hay un determinado número de asignaturas muy específicas en las que hay que transmitir esa filosofía, con lo que lo lógico es que las imparta alguien que la transmita”, y no profesores con otro perfil, como ha pasado en otras comunidades.
Asimismo, ha pedido un margen de cinco años para que los profesores de la Escuela obtengan el Doctorado y la acreditación necesaria para ser profesores universitarios, una vez que se constituya la Facultad de Enfemería, y teniendo en cuenta además que han podido optar a hacer un doctorado hace escasos años, ya que antes Enfermería era una Diplomatura.