Seguro que a más de uno le ha entrado el sofoco al leer en una nota de prensa del Ayuntamiento de Logroño que la ciudad acogerá el próximo 4 de septiembre una etapa contrarreloj individual de la Vuelta Ciclista de nada menos que 165 kilómetros.
Teniendo en cuenta que las tres etapas contrarreloj que incluye la ronda española son de 12, 34 y 10 kilómetros aproximadamente, resulta algo excesivo los 165 previstos en la escala riojana. Lo cierto es que se trata de un error y que la contrarreloj “de las más decisivas a la hora de definir a los aspirantes a ganar la Vuelta”, no es tal.
Se trata en realidad de una etapa circular Logroño-Logroño. Los corredores darán siete vueltas a un circuito que atraviesa la ciudad y recorre las localidades de Villmediana, Alberite y Lardero.
La decimosegunda etapa de la Vuelta tendrá sabor riojano y entrará a formar parte de los múltiples eventos que componen la agenda de la celebración de Logroño, Ciudad Europea del Deporte. Pero lo hará con una etapa al uso, lejos de la espectacuridad de una contrarreloj de 165 kilómetros que, a buen seguro, dejaría a los ciclistas sin aliento para afrontar las nueve etapas restantes.