Rioja Pasión es la iniciativa del Consejo Regulador para promover la cultura del vino de Rioja entre los jóvenes, para lo cual realiza distintas actividades a través de su página web.
Según Rioja Pasión, el vídeo enviado por Jacinto Jubete ha sido el más “curioso” de los más de 400 que han recibido en el concurso 'Vídeos 5 Pasiones'. Los participantes debían enviar piezas tomadas de Youtube, relacionadas con las “pasiones” cine, música, teatro-exposiciones, viajes o deportes.
El ganador recibirá como premio un curso de cata impartido por la Escuela Peñín.
Por el contrario, en el concurso ‘Cuéntanos tu experiencia’ se trataba de enviar un relato relacionado con una experiencia en torno al vino. En este caso, el jurado ha elegido la de Tinixara Mesa de entre las “muchas historias” recibidas:
“Mi historia empezó una noche tomando unas copas de un delicioso rioja con unos amigos. Empezamos a hablar de vinos y de lo fabuloso que es su sabor. Les comenté a mis amigos que me encantaría ver todo el proceso de producción del vino, y fue dicho y echo. Me invitaron a acompañarlos en la vendimia, ya que su familia tiene una finca en un pequeño pueblo de la Rioja y en unas semanas irían a recoger la uva.
Cuando llegue a la finca puede comprobar que la extensión no era muy grande, ya que llevaba varios días pensando que me iban a matar a trabajar allí. Era mi primera vez y la verdad es que estaba bastante emocionada, mucho más de lo que cabía esperar para las horas tempraneras que eran.
Nos juntamos todos a las 6,30 de la mañana en la finca, donde nos repartieron los instrumentos de trabajo y nos designaron la zona donde íbamos a estar cada uno. Los mayores estaban desayunando con su botella de vino de Rioja y nosotros para no ser menos también comenzamos la jornada tomando este fabuloso caldo. Después de este increíble desayuno nos pusimos manos a la obra.
El sol estaba levantando y dejaba una luz que hacia que el rocío posado sobre las hojas de viña pareciesen estrellas. Los racimos estaban por doquier, cada vez que cogía uno notaba lo apretadas y hermosas que estaban las uvas, de ese color rojo intenso. Poco a poco fui llenando mi cesta y cuando menos nos dimos cuenta ya estaban todas las parras recolectadas. Aunque mi espalda estaba bastante perjudicada de tanto agacharme me sentí muy satisfecha.
Tras recolectar tocaba llevarlo todo al lagar. Fuimos colocando todas las cestas con los racimos recolectados en un cubículo rectangular con un desagüe central. Yo había rogado a mis amigos que me dejaran pisar la uva, pero me habían dicho que era imposible ya que su abuelo no permitía que ninguna mujer entrase en la bodega y menos que pisase su vino, por esa vieja superstición de que las mujeres pican el vino.
Por tanto yo ya estaba resignada a que solo podrían encargarme del trabajo menos agradecido de la recolección. Cual fue mi sorpresa cuando me dijeron que los mayores habían tenido que irse y nos habíamos quedado los jóvenes solos para pisar la uva. Esta era mi oportunidad y no pensaba desaprovecharla. Rogué y rogué que me dejaran pisar la uva y que nadie lo sabría, por fin puede convencerlos.
Me quite los zapatos y me remangué los pantalones lo más arriba que pude. Me senté en el borde del lagar y coloqué poco a poco mis pies en aquel montón de racimos de uva. Que sensación!!!, nunca podré olvidarla, mis dedos tocaron las uvas frías y sentí algo que nunca antes había sentido. La primera pisada fue como estar pisando las nubes. Poco a poco me fui acostumbrando e iba pisando más rápido y con más energía.
Dos de mis amigos se unieron a mí y entre los tres estuvimos pisando, riendo y jugando. En ese momento me preguntaba como era posible que después pudiese salir un vino tan rico como lo son los vinos de la Rioja.
Cuando habíamos recogido la mayoría del caldo, pensé que aquello había terminado. Mis amigos se rieron y me dijeron que no sabía donde me había metido que esto iba a ser más duro de lo que yo pensaba.
Tras sacar lo grande se volvía a juntar los restos de uva y se volvía a pisar y presionar para sacarle hasta la última gota y conseguir lo que ellos denominaban “agua pata”. Es decir lo que más sabía a nuestros pies. Este caldo es el que menos se deja fermentar y por tanto el que antes nos podríamos beber. Pasado un tiempo pude probar la famosa “agua pata”. Que increíble sabor, nunca pensé que de nuestras “patas” podría salir algo tan rico.
Como moraleja de toda esta historia quiero decir que los mayores comentaron que hacía muchos años que no habían tenido un vino tan rico. Si ellos supieran que fue una mujer quien los piso!!!“
La pregunta obligada es en qué siglo tuvo lugar esta experiencia. Como premio, la ganadora podrá disfrutar de un fin se semana con una ruta por bodegas en La Rioja, donde acaso pueda conocer los depósitos de fermentación con remontados automáticos, los pissages, etc.