Uno de los agentes juzgados cree “imposible” que las pruebas estuvieran en la trituradora por error

Rioja2

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Uno de los agentes implicados en el caso que se juzga tras la desaparición de unas pruebas policiales ha afirmado tajantemente a la pregunta del fiscal sobre si podrían estar sobre la trituradora por error: “eso es imposible”.

Hoy se celebra la segunda sesión del juicio, con jurado popular, por el que se pide dos años, y año y medio de cárcel, a tres policías locales por, presuntamente, destruir pruebas tras un accidente leve de tráfico ocurrida en 2015, entre ellas, una prueba de alcoholemia que dio positivo.

Ayer compareció J.M.C., acusado de la destrucción, y hoy testifican los policías que, presuntamente, lo consintieron: J.R y A.T.L, además de testigos.

J.M.C dijo haber triturado las pruebas sin querer y apuntó a una causa creada por enemistades. Hoy, A.T.L. ha aseverado: “No fui consciente de que lo que puso en la trituradora”.

El acusado ha declarado, viendo el vídeo de esa noche en la Comisaría, que “lo que tiene en la mano” J.M.C. “sólo lo sabe él”.

Con respecto al hecho de que se cambiara el número del informe, ha argumentado que Atestados es un trabajo complejo, con cansancio mental, y se trató de un error del que se percató otro agente y que, por tanto, corrigió.

Ninguno de los dos, tal y como han contado, tenían una buena relación con el otro acusado, y han calificado lo ocurrido cómo una “tortura” que no le desea a nadie, en el caso de J.R. “Me echaron como un perro del trabajo de que estaba enamorado, estuve seis meses de baja”, ha narrado A.T.L.

Ambos han coincidido en narrar, cada uno en su interrogatorio, la estupefacción con la que vivieron la desaparición de las pruebas. “Dieciocho años ahí y nunca me había desaparecido ningún documento que estuviera a mi cargo”, ha dicho J.R.

El accidente ocurrió el viernes 18 de septiembre de 2015 y, al día siguiente, se percataron de que faltaban las pruebas de alcoholemia y otros papeles. Se pusieron a buscarlos pero su superior les instó a salir a su servicio en los Fuegos Artificiales de las Fiestas de San Mateo, por ser más urgente.

Los papeles nunca aparecieron y, luego, J.M.C admitió haberlos triturado por error. “Nunca había perdido nada, estábamos desorientados”, ha dicho A.T.L. “Me quedé estupefacto”, ha dicho J.R con respecto al momento en el que su compañero dice haberlos triturado.

Tras un descanso, han comparecido hoy, en la Audiencia Provincial y ante el jurado popular, los dos policías locales que acudieron al lugar de los hechos, antes de que llegaran los agentes que realizaron el atestado (y que están encausados).

De su relato, se ha extraído que no escucharon que el conductor que dio positivo, ni su mujer, tuvieran relación con alguien de la policía. Además, han contado el nerviosismo de ambos y los insultos de la mujer hacia la labor de la policía.

Pero esa noche, a las 11:30, y al día siguiente, a las nueve de la mañana, el policía acusado de destruir pruebas recibió dos llamadas de un número móvil que está a nombre de la mujer del conductor que dio positivo.

En un interrogatorio en el que el fiscal ha tenido que ir tirando de las respuestas, el conductor ha comenzado diciendo que él no tiene teléfono para acabar dando un número (que coincide con el de la llamada) que en ese momento tenía su suegra pero que, ahora, y tras fallecer ella, tiene él. Cómo se hizo esa llamada es algo que no se ha esclarecido.