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Varias pruebas constatan el alto riesgo para los trabajadores de la depuradora

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Hasta ahora, ningún trabajador del Ciclo del Agua había conseguido que se le reconociera el riesgo potencial biológico de nivel 4. Los 60 empleados de las dos plantas riojanas han luchado duro hasta conseguirlo, demostrando los peligros a los que se exponen en el ejercicio de su trabajo hasta que la evaluación de riesgos laborales se lo reconoció. Lo que reclaman ahora es que la empresa refleje ese nivel de riesgo en sus condiciones laborales.

Si la Justicia les da la razón y reconoce su demanda, habrán conseguido una sentencia pionera en España. Serían los primeros en obtener el plus de peligrosidad por el más alto nivel de riesgo biológico en una planta depuradora de agua de boca. “La empresa alega que nos da cursos y que utiliza todas las medidas de seguridad, y es verdad, eso no lo negamos, pero necesitamos el paso posterior, queremos también la prevención y la salud”, explica Eva Fernández, de CCOO, a través del boletín de su sindicato, “aun aplicando todas las medidas de seguridad, tenemos riesgo de padecer enfermedades y así lo dictamina la evaluación”.

En el juicio, celebrado este miércoles, los trabajadores han presentado una serie de pruebas que demuestran la peligrosidad de sus puestos de trabajo. “Trabajamos con gases explosivos, con riesgos químicos y biológicos, nos llegan aguas fecales, vertidos industriales, controlados e incontrolados y trabajamos con constante humedad”, señalan.

Uno de sus compañeros murió de tuberculosis con 58 años. La Justicia no lo reconoció como enfermedad laboral pero ellos tienen claro que su trabajo tuvo mucho que ver. “No hay más que ver cómo están todos nuestros compañeros mayores de 55 años, se les ve caer en picado”, explican, “uno de ellos se ha prejubilado precisamente hoy por enfermedad”. Padece E.coli, una bacteria capaz de producir diversas alteraciones que, precisamente, aparece valorada en la evaluación de riesgos de estos trabajadores.

Fernández explica que los trabajadores de las dos plantas riojanas están luchando por el reconocimiento de los riesgos biológicos aunque también hay otros de carácter químico o tóxico. En este último apartado se encuentra Adolfo Heránez, un trabajador del Servicio de Aguas de Santo Domingo afectado por la silicosis. “Enfrentarse a una UTE, un conglomerado de empresas, siempre es muy complejo”, explica la delegada de CCOO, “a Adolfo le han retrasado el juicio hasta en 5 ocasiones. Por eso nosotros estamos satisfechos, se han presentado todas las partes, el juicio se ha celebrado y hemos podido aportar todas nuestras pruebas”.

Sólo falta ahora que el juez dicte sentencia y que, por el camino, no sigan acumulándose enfermedades entre las personas que tratan el agua que vuelve cada día limpia a nuestros ríos.