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Vence el descrédito

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La salud de la política no pasa por su mejor momento. Las elecciones municipales y autonómicas del próximo 22 de mayo vienen precedidas por continuos datos negativos relativos a la percepción que la sociedad tiene de los políticos. El último barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), correspondiente al mes de marzo, los sitúa como el tercer problema que más preocupa a la ciudadanía. Y la tendencia no es fortuita ya que en los últimos meses se ha convertido en una constante.

En la Rioja la situación no difiere demasiado del panorama estatal, tal y como refleja el barómetro autonómico del CIS correspondiente al trimestre de enero a marzo de 2010. Diferentes variables analizadas muestran la preocupación y la desconfianza ciudadana para con la clase política. El 74,6% de los riojanos califican la situación política en la Comunidad de regular o mala y alrededor de un 50% consideran que la corrupción está bastante o muy extendida tanto en la política local como autonómica. Asimismo, más del 65% creen que la gestión tanto del gobierno riojano como de la oposición desde las elecciones de 2007 ha sido regular o mala.

Este descontento sumado a un elevado interés por la política, se refleja en el aumento del número de candidaturas presentadas a los comicios tanto autonómicos como municipales en La Rioja. Frente a los cuatro partidos políticos que aspiraban en 2007 a ocupar los escaños de la Asamblea de la Comunidad, el próximo 22 de mayo la ciudadanía podrá elegir entre nueve formaciones. A Partido Popular (PP), Partido Socialista (PSOE), Partido Riojano (PR) e Izquierda Unida (IU) se suman el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE), Unión Progreso y Democracia (UPyD), Por un Mundo más Justo (PUM+J), la Coalición Verdes de la Rioja-ECOLO y el Partido Antitaurino contra el maltrato animal (PACMA).

Otro tanto sucede en el ámbito municipal. La Junta Electoral registró un total de 11 candidaturas que buscarán ocupar un asiento en el pleno del Ayuntamiento de Logroño. A las cuatro de 2007 (PP, PSOE, IU y PR) hay que añadir en esta ocasión el PUM+J, UPyD, Alternativa Española (AES), Ciudadanos de Logroño (CÑ), el PCPE, el PACMA y la coalición ECOLO-Verdes.

Los datos dan fe de ello: la política interesa en La Rioja. La participación en los comicios, a pesar de que el descontento ciudadano suele traducirse en una alta abstención, se mantiene en la Comunidad en valores superiores a la media estatal. En las elecciones municipales y autonómicas de 2007, por ejemplo, acudió a las urnas el 72,94% y el 73,30% del censo, respectivamente, situándose en casi diez puntos por encima del conjunto de España. En las elecciones generales de 2008, la participación alcanzó el 79,29% frente al 73,85% de la media estatal.

Quien forme parte de una de estas listas electorales en los próximos comicios debe tener en cuenta lo que el profesor y asesor de comunicación política, Xosé Rúas, define como “sentencias populares” que la sociedad atribuye en estos momentos a la actividad política: “Que todos los políticos son iguales o que el que se mete en política busca dinero y poder por encima del servicio público”.

A pesar de esas “sentencias” y de la creencia popular, a la ciudadanía le interesa la política porque tal y como afirmaba el lema feminista de los 70, “lo personal es político”. A los habitantes de Logroño y de La Rioja en general, les preocupan todos aquellos aspectos que atañen a las políticas públicas como los precios de los alimentos, el empleo, la vivienda, la violencia de género o la gestión urbanística de sus pueblos y ciudades. Sin embargo no ven a los políticos como la solución a sus dificultades sino como parte del problema.

A la luz de los datos mostrados, se hace patente la necesidad de que los políticos trabajen para mejorar su percepción entre la gente. Y deben hacerlo contracorriente ya que en los diferentes estudios realizados se puede comprobar como el empeoramiento de la situación económica trae consigo un mayor descrédito de la política y los políticos.

Para ello resulta imprescindible apelar al resurgimiento de la credibilidad para lograr un cambio y mejorar la imagen de la política y de quienes la ejercen. La población reclama menos promesas y más compromisos acompañados de una mejor gestión y de un liderazgo que motive e inspire y que empatice con los asuntos que interesan a los ciudadanos.

Con este escenario de fondo, las mujeres y hombres que integran las listas electorales del próximo 22 de mayo tienen ante sí un doble desafío: dar solución a los problemas que preocupan a la ciudadanía (el desempleo, la inseguridad, la sanidad, los problemas en la agricultura, las pensiones, la justicia, las guerras…) y al mismo tiempo lograr una necesaria recuperación de la imagen de la política y de sus representantes.