Tras el anuncio de no volverse a presentar a la reelección, todas las encuestas apuntan a que serán Rubalcaba y Chacón, los dos ministros mejor valorados del Gobierno Zapatero quienes se disputarán la sucesión. Sin embargo, ante lo que pueda suceder el presidente del Gobierno y secretario general de los socialistas no va a decantarse por un candidato. No habrá preferencias por uno u otro ni tampoco dará nombres.
José Luis Rodríguez Zapatero prometió “estricta neutralidad” este fin de semana en caso de que haya dos candidatos o más a sucederle. Lo dejó claro en el mitin de Murcia de este pasado domingo: “en caso de competición decide el militante”.
Tras siete años de Gobierno quienes se perfilan como los preferidos por la ciudadanía son además dos de sus mayores apoyos en el Ejecutivo: Rubalcaba, con quien trabaja mano a mano desde Moncloa, y uno de sus estrategas electorales y de mayor confianza. Por otra parte, Carme Chacón, una de las mayores apuestas del presidente del Gobierno especialmente en esta segunda y última legislatura con su incorporación al Ministerio de Defensa. Ha sido una de sus protegidas y le ha ofrecido uno de los cargos de mayor proyección social e institucional. Precisamente este último mes se ha convertido, por primera vez, en el miembro del Gobierno mejor valorado por los españoles.
Pero en el entorno más próximo al presidente también se hallan otros socialistas de peso, y posibles candidatos, como José Bono o José Blanco, aunque no son los que parten en cabeza en la carrera por la sucesión. Así las cosas, Zapatero quiere mantenerse neutral, tal y como ha confesado a su entorno más cercano y según fuentes socialistas. Tampoco quiere cometer el mismo error que ya cometió en su momento el ex presidente Aznar cuando se decantó por un candidato, una designación “a dedo” en el verano de 2003, que le costó el poder al Partido Popular, hasta entonces bien posicionado para vencer nuevamente en marzo de 2004.
Aunque no fue de eso sino del verano de 2010 cuando Zapatero aprendió a no romper más veces la norma. Cuando Tomás Gómez se postuló a liderar el PSM para alcanzar la presidencia de la Comunidad de Madrid, el presidente del Gobierno lanzó a esa candidatura a Trinidad Jiménez, su entonces ministra de Sanidad. Comenzó una batalla abierta en el socialismo madrileño de la que salió victorioso Tomás Gómez tras la celebración de unas Primarias. Fue éste quien defendió en todo momento su derecho a ser candidato y dejó en entredicho al presidente Zapatero.