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Opinión - Salvar el Mediterráneo y a sus gentes. Por Neus Tomàs

Las batallitas de Esperanza Aguirre

I.S.U.

Contra el pesimismo que nos acecha, Esperanza Aguirre tiene una solución: las hazañas bélicas del pasado, de un pasado muy lejano. Hay que combatir el pesimismo con el ejemplo de...

“Durante siglos a los niños españoles se les educaba contándoles las hazañas y los logros de los personajes históricos más significativos. Nombres como Viriato, Don Pelayo, El Cid, Guzmán el Bueno, el Gran Capitán, Hernán Cortés o Agustina de Aragón, y las gestas que protagonizaron eran completamente familiares para cualquier español, aunque no hubiera estado ni siquiera escolarizado. Como también lo eran los nombres de los grandes santos, como santa Teresa, san Ignacio de Loyola o san Francisco Javier; los grandes artistas, como Velázquez o Goya; los grandes escritores, como Cervantes, Lope de Vega, Quevedo o Galdós; o incluso los nombres de los grandes científicos, como Ramón y Cajal.”

Son ejemplos dignos de admiración que, según la presidenta del PP madrileño, deberían ser tomados “como modelos para sus jóvenes”. ¿Qué joven parado no se sentiría mejor recordando las gestas de Hernán Cortés o los arrebatos místicos de Santa Teresa?

Contra el pesimismo que nos acecha, Esperanza Aguirre tiene una solución: las hazañas bélicas del pasado, de un pasado muy lejano. Hay que combatir el pesimismo con el ejemplo de...

“Durante siglos a los niños españoles se les educaba contándoles las hazañas y los logros de los personajes históricos más significativos. Nombres como Viriato, Don Pelayo, El Cid, Guzmán el Bueno, el Gran Capitán, Hernán Cortés o Agustina de Aragón, y las gestas que protagonizaron eran completamente familiares para cualquier español, aunque no hubiera estado ni siquiera escolarizado. Como también lo eran los nombres de los grandes santos, como santa Teresa, san Ignacio de Loyola o san Francisco Javier; los grandes artistas, como Velázquez o Goya; los grandes escritores, como Cervantes, Lope de Vega, Quevedo o Galdós; o incluso los nombres de los grandes científicos, como Ramón y Cajal.”