Con la moderación y templanza que les caracterizan, políticos y periodistas nos advierten de la llegada de las siete plagas si no les hacemos caso.
Esperanza Aguirre miente sobre los Goya
La presidenta del PP de Madrid olvida las manos blancas de José Luis Borau en la gala de 1998. El entonces presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas tuvo un discurso emotivo y contundente en una gala que se celebró poco después de los asesinatos por parte de ETA del concejal sevillano del PP Alberto Jiménez Becerril, y de su esposa.
“Nadie, nunca, jamás, en ninguna circunstancia, bajo ninguna ideología ni creencia, nadie puede matar a un hombre”, setenció Borau mientras mostraba sus manos pintadas de blanco, un símbolo de las protestas contra el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco por parte de ETA. Borau recibió el aplauso de los asistentes a la gala. En el exterior del Palacio de Congresos, las velas y las pancartas envolvían el recinto.
Esperanza Aguirre debería recordar esa gala. Estaba entre el público que vio las manos blancas de Borau en directo. En 1998, ella era la ministra de Cultura y asistió a la ceremonia.
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