Líbero es un proyecto independiente de los grandes grupos editoriales. Se trata del producto diseñado por un grupo de periodistas que un día tuvieron un sueño: una revista de fútbol que trate la afición por este deporte sin gritar, con buen gusto y con profundidad.
“En mi próximo disco meto el gol de Iniesta”
Su amor por los jugadores de clase le llevó a la puerta del Estadio Santiago Bernabéu el verano que Florentino Pérez decidió vender a Fernando Redondo. “Fui con la camiseta y la colgué en la valla hasta que uno de seguridad la quitó. Mi novia no se lo podía creer”, recuerda el músico Quique González, (Madrid, 1973). Por aquel entonces, julio de 2000, el cantautor ya había publicado su disco Personal. La decisión que le impidió “ver juntos a Zidane y el Príncipe” le provocó tal pena que decidió manifestarse. Más de una década después, González es un artista de éxito que no ha abandonado su pasión por la pelota aunque reconoce que ha “perdido el forofismo” salvo para defender los viejos códigos que le llevaron a admirar a un jugador clásico como Carlos Santillana.
¿Cuál es el primer partido que recuerdas?
El homenaje a Pirri en el Bernabéu. Me llevó mi padre al campo y fue todo un acontecimiento en la familia. Mi padre había sido socio hasta que se casó y dejó de serlo. Me llevaba de pequeño. Yo tenía la idea de que él era socio y desde que me llevó por primera vez yo quería ir todos los domingos, aunque fuera imposible. Ir al fútbol era y sigue siendo uno de los vínculos más fuertes con mi padre. De hecho, cuando voy ahora me sigue produciendo mucha ternura ver a un padre que lleva a su hijo al fútbol. Creo que es una unión difícil de romper. Siempre que hay un partido importante nos llamamos antes o después para comentar las jugadas. Con el tiempo, hay diferencias generacionales con tu padre, pero esto se mantiene y eso tiene un valor añadido.
¿De qué gusto futbolístico se siente heredero?
He heredado de mi padre su amor por los jugadores de clase. Recuerdo mucho que me hablaba del toque de pelota. “Qué toque de pelota tiene”, decía de jugadores como Velázquez, por ejemplo. Mi ídolo total es Santillana. Recuerdo las remontadas como la del Inter. Aunque le cogí en el último tramo de su carrera, justo en el cambio generacional con la quinta del Buitre que para mí es fundamental en el fútbol.
Como aficionado llegaste incluso a pedirle un autógrafo a Santillana.
Ese día vi a mi héroe en problemas. Con la explosión de la quinta del Buitre, el fútbol estaba de moda y los futbolistas cambiaron. Ya eran de otro tipo, como de diseño, de un gran diseño además porque jugaban muy bien. Los futbolistas comenzaron a ser estrellas del rock en ese momento, y Santillana, en el último tramo de su carrera, con 33, 34 años, estaba entrenando en una loma detrás del campo de entrenamiento. Estaba ejercitándose con el fisioterapéuta porque estaba lesionado. Yo me acerqué a una valla, a unos 35 metros, y cuando vino el fisioterapéuta, le dije: le puedes pedir un autógrafo porque es mi ídolo. Con esas palabras, le dije: es mi ídolo. Volvió con la firma y le pregunté: ¿Qué te ha dicho? Y me respondió: Que no se lo cree. Me dio una tristeza tremenda pensar que estaba en el ocaso de su carrera y tenía que aprovechar cada minuto que salía al campo. Recuerdo empezar a leer periódicos y buscar en las crónicas de los partidos del Madrid el nombre de Santillana. Saltaba las líneas buscando la palabra Santillana para ver si hablaban de él porque mi padre no me dejaba quedarme a ver los resúmenes de Estudio Estadio por la noche que era lo que peor llevaba de la vida.
¿Quién suplió a esa generación de futbolistas de los 80?
Creo que algo del espíritu de Santillana en Raúl. Es el último vínculo con el Real Madrid clásico. Muchos críticos musicales describen tu carrera como la de un artista luchador, orgulloso, de pocas palabras y mucho talento.
¿Te sientes identificado con Raúl?
En esas cosas sí. En mi faceta siempre he sido muy guerrero y muy luchador. Quizá muy tradicionalista. Defensor de los viejos códigos. Soy más jugador de club que galáctico.
¿Cuándo cambio el estilo del fútbol?
Yo diría que los primeros modernillos fueron los Mijatovic, Suker... Creo que ahí la cosa empezó a ir por otro lado. Ahora Xabi, Esteban Granero, Iker Casillas son los que mantienen los valores. En otro equipo, Puyol, que el otro día interrumpió la celebración de otro jugador de su equipo. Es un fútbol u otro. Pues yo estaría con Puyol interrumpiendo esas cosas. Como la celebración de la cucaracha que era horrible.
Se deduce que el Madrid actual es poco de tu gusto.
A mí, Cristiano Ronaldo y Mourinho me sobran un poco. Pertenezco a los viejos aficionados. Al espíritu de los viejos aficionados. No lo comparto mucho el fútbol como un espectáculo de marketing. No creo que el Madrid necesite macarrear tanto con el arsenal que tiene. El fútbol tiene muchas formas de ganar y recovecos, pero no comparto que haya que ganar a cualquier precio. Y pienso que es una cosa nueva en el Madrid. Lo digo de otro modo, yo soy de los aficionados para los que si se fuera Cristiano, que me parece un jugador estratosférico de indudable calidad, no sería ni la mitad de trauma como si se fuera Xabi Alonso. Si se fuera Xabi es como cuando se fue Redondo. Se fue una guía de un fútbol antiguo.
¿Ha perdido el Bernabéu ese gusto?
Se ha perdido pasión, ambiente, quizá por la globalización. El hecho de que la identidad con tu equipo no sea siempre necesaria para disfrutar en un campo. El público del Bernabéu siempre ha sido muy dificil. A mí me ha fastidiado siempre lo difícil que lo han tenido los jugadores de clase. Se premia más el esfuerzo. No sé, Gravesen, con todos mis respetos, ha jugado en el centro del campo del Madrid. Y la gente se encendía. Salía Guti 15 minutos, daba dos pases de gol, perdía tres balones y le pitaban. Le exigían más por la clase que sabían que tenía, pero le perdonaban menos que a Gravesen.
En tus canciones haces menciones al fútbol e incluso tienes un verso en el que se pregunta si “ganará el Madrid contra el Barça el domingo”. ¿Te refieres a algún duelo concreto?
Esa canción es una fotografía de ese día. Se llama 'Día de feria'. Todo lo que cuenta ocurrió de verdad y jugaba el Madrid contra el Barça el domingo. Pero no recuerdo qué partido concreto era. Hay muchas risas con esa canción en Barcelona porque o la cambio haciendo una broma o no la cambio y entonces siempre se escuchan unos pitos y siempre hay uno que grita desde el fondo: “Hala Madrid!”. He llegado a decir: ganará el Madrid de Mourinho, he metido al Atleti en lugar del Barça.
¿Los artistas tienen miedo a que por declararse aficionados a un club se ganen el desprecio del público del equipo rival?
He perdido forofismo con el paso de los años. Soy del equipo donde juegan mis amigos. He perdido ese sentimiento de hincha, de defensor de equipo, dar caña... Me he tomado con deportividad las últimas derrotas del Madrid contra el Barcelona y no he aprovechado las últimas victorias para devolver algo, a modo de revancha. Hay que dar normalidad. Puede que haya algún enfermo para el que sea algo realmente importante. Pero no puede ser. Por ejemplo, a mí me encanta Serrat y la canción en la que nombra a la delantera mítica me parece maravillosa y sería absurdo no valorarlo.
En otra canción, 'Te lo dije', utilizas una expresión de regateador: Si me das un metro, te hago un descosido.
Es una expresión coloquial. Hacer un roto. Pero sí, es totalmente por el fútbol. En el próximo disco hago algunas alusiones al fútbol pero no lo puedo decir. Sólo puedo decir que he metido el gol de Iniesta. Él lo ha metido en un mundial y yo en una canción, pero ese gol sólo lo hemos metido los dos.
¿Son expresiones de alguien que todavía siente que juega al fútbol?
Hace relativamente poco seguía soñando con meter el gol decisivo en el último minuto en el Bernabéu. Y además con amigos míos, lo cual hace del sueño algo inigualable. Y cuando te despiertas después de un sueño así tienes una sensación de felicidad. Pero claro, cuando hablábamos de Santillana, yo pensaba que era un tío muy mayor y tenía treinta y pocos años.Y realmente los músicos tenemos la suerte de poder alargar la carrera a los 40 a los 50, e incluso puedes hacer cosas más potentes porque no necesitas la energía física. A mí me parece que los futbolistas se retiran muy pronto.
De niño llegaste a probar con el Real Madrid, ¿De qué jugabas?
Me gustaba jugar adelante. Era pequeñito y jugaba mucho al fútbol sala. Marcaba muchos goles. Luego, al pasar al fútbol grande era muy canijo y me metieron de lateral derecho. Yo no era de pierna de hombre. Con el paso de los años yo pienso que era mejor de lo que era. Y ahora, he tenido tanto el fútbol en mi cabeza, que creo que jugaría mejor. Ahora tengo el concepto del juego, de pequeño no lo tenía. De pequeño tienes pasión por jugar en el barrio que es donde más he jugado. Ya no se juega en la calle. Sobre todo en las ciudades grandes. En Argentina
se juega muchísimo y supongo que ahora habrá ciertos barrios donde se siga jugando con porterías hechas con jerseys.
¿Qué recuerdas de aquel partido en la antigua Ciudad Deportiva?
Tenía unos 10 años. Un día super lluvioso. El campo estaba encharcadísimo. Campo de tierra. Marqué un gol, pero lo mejor fue vestirme con una camiseta de entrenamiento del Real Madrid. Azul, antigua. Me fui sin duchar a casa y cuando llegué con mi padre le dije que metiera la llave en el buzón para ver si en apenas tres cuartos de hora, que era lo que habíamos tardado en llegar desde la Ciudad Deportiva, había llegado la carta en la que me decían que querían contar conmigo. Una locura.
Una carta que nunca llegó, ¿Sientes frustración por ello?
Nunca me sentí frustrado. De hecho, me sentí feliz sólo por el hecho de haberlo hecho. Como comencé a jugar bastante en el colegio, ya sentí que había cumplido. Yo los viernes por la noche cuando tenía partido al día siguiente, no podía dormir porque jugaba el sábado. Quería dormir con las botas puestas.
En los extras del disco 'Avería y redención' cuentas que te tuviste que operar la rodilla, ¿Fue una lesión por el fútbol? ¿Cuál fue el último partido que jugaste?
Sí, fue jugando al fútbol, hace cinco años. Tenía 33. Juego de vez en cuando pero poco porque tengo un poco de miedo. Hace 6 o 7 meses jugué con Leiva (integrante de Pereza) y su hermano al fútbol sala y ganamos además contra unos tíos. Es que Leiva es muy bueno, juega muy bien.
No te veo jugando con botas de colores.
Lo de las botas rosas lo llevo fatal. El otro día las ví en el Corte Inglés, no rosas, fucsias. Eso no me gusta. ¡Las botas tienen que ser negras hombre!
Además del Real Madrid, ¿Por qué otros equipos simpatizas?
Soy de Independiente. Mi amigo Lisandro, es un artista argentino, es de Independiente y me hizo hincha. Soy muy de Bochini. Hay un chaval ahora que me gusta mucho, Patito Rodríguez. Es el 10 de Independiente, debe tener 19 años. Es delantero, tipo Agüero. En Inglaterra, soy del Liverpool porque si vas a ver un partido a Anfield tienes muchas posibilidades de hacerte Red. Sólo con escuchar el himno... Es una cosa tremenda. Nos invitó Xabi Alonso cuando jugaba allí y me he hecho fan. Los partidos del Liverpool los intento ver todos. En Italia, quizá la Fiorentina, por Batistuta. Me encantaba. Era muy grande, tipo Falcao. Muy guerrero. Además era hasta guapo, lo tenía todo. Muy guerrero.
¿Le falta eso a Messi? Ser guapo, tener carisma...
A mí me encanta que Messi sea así. Dentro de sus compañeros creo que sí tiene carisma. Aunque sus compañeros creo que sí le miran como un extraterrestre. Yo me imagino a Messi y creo que todas las mañanas al levantarse, lo primero que debe hacer es dar tres toques al balón. Yo me lo imagino así. Como un niño.
¿A quién ficharía?
Hay un chaval de la cantera que me tiene enamorado. Juega en el juvenil. Se llamá José Rodríguez, no Jesé, que es el del Castilla, sino José. Me hablaron de él, busqué vídeos en Internet y me tiene fascinado (esta entrevista se efectuó meses antes de que José Rodríguez fuera el jugador más joven en debutar en Champions League con el Real Madrid).
Su amor por los jugadores de clase le llevó a la puerta del Estadio Santiago Bernabéu el verano que Florentino Pérez decidió vender a Fernando Redondo. “Fui con la camiseta y la colgué en la valla hasta que uno de seguridad la quitó. Mi novia no se lo podía creer”, recuerda el músico Quique González, (Madrid, 1973). Por aquel entonces, julio de 2000, el cantautor ya había publicado su disco Personal. La decisión que le impidió “ver juntos a Zidane y el Príncipe” le provocó tal pena que decidió manifestarse. Más de una década después, González es un artista de éxito que no ha abandonado su pasión por la pelota aunque reconoce que ha “perdido el forofismo” salvo para defender los viejos códigos que le llevaron a admirar a un jugador clásico como Carlos Santillana.
¿Cuál es el primer partido que recuerdas?