Opinión y blogs

Sobre este blog

Pedro Sánchez, un nombre emergente en el PSOE

Cuando se presenta un libro a las cinco de la tarde y con el apasionante título de “La diplomacia económica”, se corre el riesgo de que al acto acudan media docena de personas. Así se lo advirtió Ramón Jáuregui al autor de la obra, el diputado socialista por Madrid, Pedro Sánchez.

Pero nada más lejos de la realidad. El salón de actos de la librería Blanquerna de Madrid estaba completamente lleno a las cinco de la tarde del miércoles. Gente en las escaleras, muchos de pie y hasta algunos que se fueron porque no podían entrar.

Y además de la expectación mediática (que también la hubo), llamó la atención que Sánchez reuniera a casi toda la dirección del partido en el acto. Estuvo la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, más de media Ejecutiva y numerosos diputados socialistas, incluido Eduardo Madina. También asistieron Miguel Sebastián y José Blanco.

El libro lo presentaron el propio Ramón Jáuregui, Trinidad Jiménez y Ramón Paredes, y quedó un acto muy lucido.

Pero, entre bambalinas, no era el libro lo que acaparaba la atención, sino el dirigente socialista en cuestión. Desde hace meses, su nombre se oye en los mentideros del Congreso como un posible candidato a las primarías del PSOE. Distintos dirigentes apuntan hacia él e incluso lo ven como la mejor opción para liderar el partido.

Cuando a Pedro Sánchez se le pregunta si se lo está pensando, pone una inmensa sonrisa y lo descarta diciendo que no con la cabeza. Pero no está tan claro. Entre los rumores que se oían ayer se apuntaba que dará el paso si finalmente Eduardo Madina no lo hace. En caso contrario, se quedará quieto y, muy probablemente, apoyará al diputado vasco en el proceso.

El “guapo” de Pedro Sánchez –es una opinión mayoritaria– ha sido siempre el “patito feo” de los denominados “los chicos de Blanco”. El exsecretario de Organización del PSOE, nada más llegar al cargo tras el 35º Congreso Federal, se rodeó de tres personas como sus más cercanos colaboradores: Óscar López, Antonio Hernando y Sánchez.

Los dos primeros han tenido una carrera política meteórica, pero Pedro Sánchez siempre estuvo dos pasos más atrás. En 2003 fue en la lista de Trinidad Jiménez en el número 23, tras peleárselo mucho Blanco por la habitual resistencia de la entonces Federación Socialista Madrileña (FSM) a las imposiciones de Ferraz.

Se quedó a las puertas de ser concejal –le ha pasado siempre en su trayectoria política– y tuvo que esperar a que corriera la lista para entrar en el Ayuntamiento de Madrid. Allí trabajó codo con codo con Trinidad Jiménez y se convirtió en pieza fundamental del grupo socialista municipal.

Además, seguía trabajando para Blanco, quien lo llamaba para los trabajos más pesados y oscuros. Siempre en una segunda fila. Así, fue una de las piezas fundamentales en las elecciones gallegas que ganó Emilio Pérez Touriño, en lo que se refiere a organizar y movilizar a un PSdeG que estaba anticuado y obsoleto.

En el 2008 fue en la lista de diputados, y tampoco entró hasta un año después. Y lo mismo le ocurrió en 2011, donde otra vez Blanco peleó porque ocupara el puesto once de la lista, y lo logró. Pero el PSOE por Madrid sólo obtuvo diez diputados. Recientemente, al moverse de nuevo la lista, ha conseguido el escaño.

Sánchez es doctor en Economía, ha sido profesor de universidad, jefe de gabinete del Alto Representante de Naciones Unidas en Bosnia y asesor en el Parlamento Europeo.

Muchos son los que opinan que tiene cualidades políticas para dar el paso. Otros lo ven más como un buen “número dos” que como líder. Pero lo cierto es que, entre el mar de rumores que se mueven por Ferraz, su nombre suena cada día más.

Lo que está claro es que llenar un salón de actos con tantos destacados dirigentes políticos y una gran presencia de medios de comunicación no es por las pasiones que despierte una obra meramente económica –es, en parte, un resumen de su tesis doctoral– y con el título: “La diplomacia económica”.

Cuando se presenta un libro a las cinco de la tarde y con el apasionante título de “La diplomacia económica”, se corre el riesgo de que al acto acudan media docena de personas. Así se lo advirtió Ramón Jáuregui al autor de la obra, el diputado socialista por Madrid, Pedro Sánchez.

Pero nada más lejos de la realidad. El salón de actos de la librería Blanquerna de Madrid estaba completamente lleno a las cinco de la tarde del miércoles. Gente en las escaleras, muchos de pie y hasta algunos que se fueron porque no podían entrar.