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El PP teme a Vox
En la única ocasión, en estos dos años de legislatura, que se ha visto actuar con celeridad al Gobierno de Mariano Rajoy, ha sido cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos derogó la denominada “doctrina Parot”.
Nada más conocerse el fallo, el Ejecutivo desplegó toda una actividad gubernamental inusual. Los ministros de Interior y Justicia recibieron de forma inmediata a las asociaciones de víctimas, luego lo hizo el propio Rajoy y hasta el Rey, y se prodigaron en declaraciones contrarias a la sentencia.
Un analista político, que conoce bien al Gobierno, comentó que esta vez estaban asustados de verdad. Ni la prima de riego, ni el desafío independentista catalán, ni la pobreza que se está extendiendo por España a toda la velocidad habían causado al Ejecutivo tanta preocupación como una sentencia sobre los beneficios penitenciarios.
Y es difícil dudar de que el motivo no era tanto la aplicación de la sentencia, aunque no les gustase, como que un sector muy derechizado de su electorado se enfrentara al Ejecutivo por este asunto y, lo que es más grave, que se fuera finalmente del Partido Popular.
Siempre se ha dicho que en España no había un partido fuerte de ultraderecha porque estaba integrado en el PP. Se puede discutir. Pero lo que es indudable es que el PP tiene una importante bolsa de votos y de apoyos en ese sector que José Blanco denominó como “la derecha más extrema” y en donde situó como “lideresa” a Esperanza Aguirre. Un sector que al PP le es clave para ganar las elecciones y que tiene pánico a que se vaya de sus filas.
Pero, en parte, esto ya ha ocurrido. La creación de un nuevo partido denominado Vox, con militantes del PP, víctimas del terrorismo y teniendo como abanderado a Ortega Lara, ha llevado la preocupación a la sede de Génova.
Según un portavoz popular, no se trata tanto de cuántos votos les resten en las europeas, ni que les pueda costar en esas elecciones ser el partido más votado -que es su principal objetivo-, sino que pueda ser el germen de una formación política para más adelante, donde se sigan sumando destacados dirigentes del PP. Y tienen algunos nombres en la cabeza.
Y este lunes fue precisamente Aguirre quien, a través de su cuenta en Twitter, advirtió al PP de que tiene que hacer un esfuerzo para recuperar a los militantes que se le han ido a Vox y, sobre todo, que Ortega Lara -que llegó a ser concejal por el PP- vuelva al partido. Según Aguirre, “para el PP, y para cualquier formación política es un lujo tener a Ortega Lara”.
El aviso de Aguirre, como todos los suyos, va envenenado. Ella no ha dado el paso, aunque a buen seguro que se lo habrán propuesto, pero el primer aviso a Mariano Rajoy ya está dado. La pregunta que queda en el aires es: ¿Y qué hará la “lideresa” si no es atendida su petición?
Públicamente, los populares quieren restar importancia a este hecho, creen que Vox será una formación “irrelevante” en las europeas y no consideran que la aventura cuaje. Pero se teme a Vox.
Entre otros motivos, porque ha sido creada por quienes antes eran de los suyos, porque quieren levantar banderas contra el Gobierno que pueden hacerle daño entre su electorado más conservador y, además, porque saben que pueden tener apoyos mediáticos bastante importantes.
En la única ocasión, en estos dos años de legislatura, que se ha visto actuar con celeridad al Gobierno de Mariano Rajoy, ha sido cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos derogó la denominada “doctrina Parot”.
Nada más conocerse el fallo, el Ejecutivo desplegó toda una actividad gubernamental inusual. Los ministros de Interior y Justicia recibieron de forma inmediata a las asociaciones de víctimas, luego lo hizo el propio Rajoy y hasta el Rey, y se prodigaron en declaraciones contrarias a la sentencia.