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¿Y por qué el PSOE no pregunta sobre Blesa?

En el debate sobre el denominado “caso Bárcenas”, celebrado a primeros de agosto, un Mariano Rajoy muy acorralado por los acontecimientos, espetó al líder de la oposición Alfredo Pérez Rubalcaba: “Y si a usted le interesa ahora tanto este asunto, ¿por qué nunca me ha preguntado por ello?, ¿por qué en todas las sesiones de control que hemos tenido nunca ha considerado oportuno interpelarme?”.

Y no le faltaba razón. El escándalo llevaba meses en los medios de comunicación, y ni una sola pregunta concreta por el extesorero del PP formuló el líder del PSOE, hasta que llegó el citado debate. Esta semana, y no es por barrer para casa, la exclusiva de eldiario.es sobre los correos electrónicos del amigo personal de José María Aznar y expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, supone un escándalo político con mayúsculas a múltiples niveles.

Cada revelación informativa que ha hecho este medio era aún más llamativa y, aunque no soy yo quien para hablar de muchas figuras delictivas que se me ocurren con cada noticia que he leído -más allá de que puedan haber prescrito... o no- me parece que las informaciones publicadas deberían ser la prioridad del primer partido de la oposición... y del resto, que tampoco preguntan por ello.

Sobre todo, porque el “caso Blesa”, tiene muchas similitudes con lo que sabemos del “caso Bárcenas” y del “caso Gürtel”. No en la misma dinámica pero, para resumirlo, sí se parecen en lo que, presuntamente, ha sido una forma de actuar del Partido Popular durante muchos años: mezclando lo público para favorecer a lo privado, y que todos salieran ganando... y mucho. Eso tuvo que venir de empezar a gobernar privatizando las “joyas de la Corona” del Estado en 1996, como se denominó aquella operación, aunque antes ya habían hecho sus “pinitos”.

Por eso, se entiende menos que el próximo miércoles Rubalcaba formule una pregunta tan comprometida para Mariano Rajoy como ésta: “¿Cree que a mitad de la Legislatura se han fortalecido los derechos de los ciudadanos?”. Y que la portavoz parlamentaria del PSOE, Soraya Rodríguez, haya optado por otra de gran calado: “¿Por qué el Gobierno sólo adopta medidas que hacen que los ciudadanos sean más desiguales y con menos libertades?”.

Tampoco se libra Cayo Lara, de Izquierda Unida, que también adopta el tipo de preguntas genéricas donde la respuesta, en dos minutos y medio, es muy cómoda para el presidente del Ejecutivo. Así, el líder de la coalición de izquierda pregunta: “¿Cómo justifica usted el incumplimiento reiterado de las promesas comprometidas con la ciudadanía?”.

Yo sólo me cuestiono si no le interesaría más saber a la ciudadanía si Esperanza Aguirre impulsó “enchufes” en Caja Madrid, si sus consejeros -que llevaron a la entidad a la ruina- tenían tarjetas de crédito “en negro” o si José María Aznar intentó que Blesa comprara obras de arte e implicar a su presidente en otras operaciones financieras. Por poner sólo algunos ejemplos de los escándalos que se están conociendo.

La pasada legislatura no me gustó la oposición cainita del Partido Popular contra José Luis Rodríguez Zapatero. Pero, entre aquello, y tanta prudencia y tanto sentido de Estado de Rubalcaba, me parece que esta oposición es todo un chollo para el partido en el Gobierno que, aunque les caiga la “bomba atómica” encima, salen siempre vivos. Me refiero a nivel parlamentario.

En el debate sobre el denominado “caso Bárcenas”, celebrado a primeros de agosto, un Mariano Rajoy muy acorralado por los acontecimientos, espetó al líder de la oposición Alfredo Pérez Rubalcaba: “Y si a usted le interesa ahora tanto este asunto, ¿por qué nunca me ha preguntado por ello?, ¿por qué en todas las sesiones de control que hemos tenido nunca ha considerado oportuno interpelarme?”.

Y no le faltaba razón. El escándalo llevaba meses en los medios de comunicación, y ni una sola pregunta concreta por el extesorero del PP formuló el líder del PSOE, hasta que llegó el citado debate. Esta semana, y no es por barrer para casa, la exclusiva de eldiario.es sobre los correos electrónicos del amigo personal de José María Aznar y expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, supone un escándalo político con mayúsculas a múltiples niveles.