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El nuevo Ayuntamiento de Madrid archiva el expediente contra los policías que amenazaron a Carmena en un chat

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, asiste a los actos en conmemoración de la festividad del patrón de la Policía Municipal.

Marcos Pinheiro / Pedro Águeda

“Por 3.000 nos lo quitamos de encima, un rojo chillón menos”, le dijo el agente de Policía Municipal C. C. a un compañero en un chat que compartían. “Hay que comenzar con las cacerías de guarros. Panda de hijos de la gran puta, los moros y los que los defienden”, dijo el agente I. A. en el mismo foro. El policía R. S. abogó por incrustarles “casquillos vacíos en la nuca a martillazos”. Intercambiaron también loas a Hitler –“este señor sabía cómo hacer las cosas”– y amenazas de muerte a diversos personajes públicos, entre los que estaba la excalcaldesa de Madrid Manuela Carmena.

Los tres agentes fueron suspendidos por esos comentarios, pero ahora el nuevo director de la Policía Municipal de Madrid nombrado por PP y Ciudadanos ha archivado el expediente disciplinario que les abrió la anterior corporación. En la resolución que les ha enviado, a la que ha tenido acceso eldiario.es, les informa de ese archivo “por no resultar reprochable la conducta que se les imputaba”.

La investigación contra estos agentes se inició a raíz de que eldiario.es publicase el contenido del chat y la denuncia de un cuarto agente por un delito de amenazas. Junto a esa denuncia presentó todo el contenido de un chat de WhatsApp que, en un principio, estaba únicamente dedicado a hablar sobre reivindicaciones laborales. Con el tiempo, el foro que llegó a tener más de un centenar de participantes, degeneró en un espacio donde se lanzaban amenazas, se deseaba la muerte a Carmena o se proponía lapidar inmigrantes.

El Ayuntamiento de Madrid reaccionó suspendiendo a tres de los agentes, retirándoles la placa y la pistola y abriendo un expediente disciplinario. Uno de ellos recurrió la decisión, que fue avalada por un juez por la “gravedad” de los hechos y su relación con “la imagen pública del cuerpo de la policía local”. Desde el pasado 1 de agosto, sin embargo, los tres vuelven a ser policías.

La resolución se basa en el archivo de la causa penal. El juez instructor entendió que los comentarios eran “ciertamente xenófobos e incitadores al odio”, pero no podía perseguirse delito alguno porque se habían dado en un entorno privado. La resolución supuso un cambio de criterio respecto a lo que ese mismo juez defendió al inicio del caso, cuando rechazó que un grupo de WhatsApp con más de un centenar de participantes fuese un foro privado.

El cierre del expediente contra los tres policías se produce después de haberles tomado declaración y una vez cerrada definitivamente la vía penal. “En síntesis plantean la misma estrategia de defensa, negándose a declarar las cuestiones concretas planteadas, si bien informan que los hechos interesados los consideran de su ámbito privado”, recoge el documento elaborado tras la investigación interna.

La resolución se basa en lo dicho por la Audiencia Provincial –que decretó el archivo definitivo del caso el pasado mes de febrero– y considera innecesario valorar “las manifestaciones y comentarios concretos”. También rechaza actuar contra el agente que profirió amenazas contra un compañero porque estas se produjeron en un entorno privado y la justicia las consideró “meros exabruptos”. Por todo ello, el nuevo director de la Policía Municipal cierra el expediente “por no resultar reprochable la conducta que se imputaba”.

“Casquillos vacíos en la nuca a martillazos”

Dos de los agentes que ahora pueden volver a patrullar fueron especialmente activos en este chat. Tanto R. S. como I. A. intercambiaron loas al nazismo y al propio Hitler. “Este señor sí que sabía cómo hacer las cosas, este señor es dios, ya estarían echando humo las chimeneas sin parar si estuviese al mando”, sostiene el primer local tras colgar en el grupo un retrato de Hitler. “Eso es un señor, de los pies a la cabeza”, respondió el segundo. Entre ellos se llaman “führer” o “camarada 14/88”.

En el chat se dieron constantemente comentarios contra Carmena. “Es terrible que ella no estuviera en el despacho de Atocha cuando mataron a sus compañeros”, comentó uno de los policías. “La verdad es que yo me alegraría si sufriera un accidente y tuviera una muerte agónica. No creo que merezca otra cosa”, añade otro.

No escatimaron tampoco en comentarios contra otros políticos o personajes públicos, como la periodista Ana Pastor. “Ojalá sea ella una de las víctimas la próxima vez. Ella y el indeseable de su marido”, “Pero que tenga una muerte lenta y agónica”, fueron algunos de los mensajes de R. S. tras los atentados de Barcelona y Cambrils.

Esa conversación derivó entonces en comentarios contra la inmigración, en los que I. A. recomendaba “napal (sic) para los guarros” o añadía que “contra estos lo único que vale es la muerte y contra los que los defienden reventarles los dientes”. Por su parte, R. S. había recomendado “incrustarles casquillos vacíos en la nuca a martillazos”.

En el chat se dieron amenazas a otro agente de policía, quien acabó denunciando los hechos. Entre esos comentarios, que la justicia y el director General de la Policía consideran solo exabruptos, hay peticiones de que se envíe al chat una foto del agente para poder reconocerle. “Los comunistas tenéis los días contados”, le dice uno. C. C. fue el más activo contra este policía. En una ocasión le amenaza con que “tiene contactos”: “Por 3.000 nos lo quitamos de encima, un rojo chillón menos”. “Cuidadito conmigo que no llegas ni a la jubilación anticipada que tanto añoras”, le dice en otra ocasión.

Otros agentes del chat les recriminaron su actitud y hasta se sorprenden de que personas como ellos hayan acabado siendo policías. “Estamos donde debemos, en la calle”, responde R. S. “Somos justicieros, impartimos justicia. Matar es nuestro lema, remató I. A.

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