Díaz Ayuso presume de la herencia de Aguirre que ha acabado en los sumarios de Púnica
El primer día del debate de investidura, Isabel Díaz Ayuso hizo una tímida alusión a Esperanza Aguirre con una simple cita sobre economía. Este martes, ante los ataques de la oposición, la ya presidenta regional salió en defensa de su madrina política, para glosar su legado al frente de la Comunidad de Madrid y que ella asume ahora en herencia.
“Hace dos legislaturas que no está. Pero hay algo que no le van a perdonar. Haber bajado los impuestos, haber creado la mejor red de hospitales públicos de España, haber transformado los transportes, haber llevado el bilingüismo a los colegios… porque todo lo que sea vanguardia les irrita profundamente”, ha dicho Ayuso en una de sus réplicas.
Aguirre no estaba en el hemiciclo para escucharla. Ni ella, ni Cristina Cifuentes, ni Ignacio González. El último anda atrapado en multitud de investigaciones judiciales. Aguirre y Cifuentes están a la espera de si su futuro inmediato pasa por la Audiencia Nacional.
Púnica, el caso en el que Anticorrupción ha pedido que sean imputadas las dos expresidentas regionales, contiene referencias a esos grandes proyectos de los que Díaz Ayuso ha sacado pecho. La herencia de la que se enorgullece y usa como arma contra la oposición no para de engordar los sumarios de corrupción.
Lo que revelan esas investigaciones es que la trama corrupta se adhirió a cada nuevo proyecto del gobierno de Aguirre con el beneplácito de los cargos de la administración. Es el caso de esa red de hospitales públicos de la que tanto presumía la expresidenta madrileña y que ha sacado Díaz Ayuso durante el debate.
Según uno de los últimos informes de la Guardia Civil, los gobiernos de Aguirre se aseguraron el control total de los contratos de publicidad para elegir a las empresas beneficiarias. Era su forma de retribuir a aquellos empresarios que habían organizado actos electorales para el partido en campaña, pero que no podían cobrar por los cauces legales debido al techo que se impone a los gastos electorales.
Los investigadores creen que para sortear esa limitación legal el PP de Madrid empleó la publicidad de los nuevos hospitales de Madrid. El informe recoge que las constructoras que levantaban esos hospitales y las empresas que los gestionaban estaban obligadas a destinar el 1% del presupuesto de licitación a la campaña publicitaria para promocionar esos centros. Pero no podían elegir libremente a qué compañía encargársela.
Los responsables interrogados por los agentes contaron a la Guardia Civil que desde el Gobierno de Esperanza Aguirre se les indicaba a qué empresas debían encargar los trabajos publicitarios. Eran las mismas empresas que habían organizado actos de campaña para el PP de Madrid que no le habían cobrado al partido.
La pieza 9 ahonda en esa caja B que permitió al partido de Díaz Ayuso acudir con ventaja a esos comicios en los que Aguirre “hundió” a sus adversarios, como ha recordado la ahora presidente madrileña. El resto de piezas separadas de Púnica que investiga el Juzgado número 6 de la Audiencia Nacional se adentra en otros proyectos de la todopoderosa expresidenta, como las ampliaciones de Metro de Madrid a las que también se ha referido Díaz Ayuso.
David Marjaliza fue el principal socio de Granados y sobre ellos pivota la investigación de la Púnica. Por desgracia para el segundo, el primero decidió cuando llevaba un tiempo en prisión que la mejor forma de afrontar la causa era confesar. Le habían pillado, así que decidió contarlo todo y dedicó uno de los capítulos a Metro de Madrid.
En una de sus declaraciones en la Audiencia Nacional, Marjaliza desveló que se había repartido con Granados más de dos millones de euros en las obras licitadas en 2004 para ampliaciones de Metro Ligero, Metro Norte y el Metro Sur. En el reparto también entró el empresario Javier López Madrid, que se llevó su parte por prestar una de sus sociedades para amañar el concurso. La corrupción también estuvo presente en las inauguraciones de esas ampliaciones de la red de Metro, de las que se ocuparon las empresas de la trama.
Hasta a las construcción de nuevos colegios llegaron los tentáculos de la Púnica. En su declaración como testigo en el caso Gürtel, Aguirre llegó a presumir de que durante su mandado se había inaugurado un colegio nuevo cada semana. Según la investigación, Granados usó sus contactos en pueblos madrileños para que los ayuntamientos cediesen suelo público para construir colegios concertados. Se llevaba 900.000 euros de mordida por cada centro, según el sumario.
“Antes se contaba la historia antes y después de Cristo, ahora va a ser antes o después de Esperanza Aguirre”, ha dicho Díaz Ayuso durante el debate. Es cierto que la expresidenta marcó un antes y después en la política madrileña, el problema es que buena parte de su legado integra uno de los casos de corrupción más importantes de la política española.