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Aguirre, Cifuentes y Avalmadrid: el pasado persigue a Isabel Díaz Ayuso a unos días de la investidura

Isabel Díaz Ayuso y Cristina Cifuentes en una foto compartida por la primera en pleno caso Máster. / Instragram de Isabel Díaz Ayuso

Sofía Pérez Mendoza

Isabel Díaz Ayuso no es una recién llegada al PP. La “cara desconocida”, como ella misma se define, atesora una vida política de más de una década en la fontanería del partido en Madrid, primero liderado por Esperanza Aguirre y después por Cristina Cifuentes. La sombra de imputación que sobre ellas se cierne ahora ha forzado a la próxima presidenta de la Comunidad de Madrid a tomar distancia de sus antiguas jefas, que deseaba “tener cerca” solo hace unos meses. “Mi nexo era como el de cualquier militante o afiliado”, dijo el martes.

Pero el rastro de su trayectoria en el PP está cuajado de cargos orgánicos y públicos cercanos a las expresidentas desde que se afilió al partido en 2005. Un currículum en el que se cruzan, accidentalmente o no, además de Aguirre y Cifuentes otros señalados por la corrupción en el partido, como Alfredo Prada o los hermanos De Pedro, los informáticos de la trama Púnica.

La candidata ocupó su primer cargo en la Puerta del Sol, que dirigirá desde el despacho presidencial desde la próxima semana, en enero de 2006. Era una militante del PP con estudios de Periodismo y muy interesada en la comunicación que fue fichada como asesora por el entonces consejero de Interior y Justicia, Alfredo Prada. La cartera tuvo gran protagonismo en aquella época: acaban de empezar las obras del agujero que fue el Campus de la Justicia, impulsada por Aguirre. Prada fue imputado en marzo como expresidente y consejero delegado del macroproyecto para aunar todas las sedes judiciales de la Comunidad. Solo se construyó un único edificio que no tiene uso, pero el proceso se tragó al menos 100 millones de euros de dinero público.

Durante esos años ya desempeñaba labores de comunicación en el partido, que la catapultaron al Gabinete de Presidencia de Esperanza Aguirre en el año 2008. Después, su currículum tiene un agujero que coincide con la etapa en la que estuvo contratada por Madrid Network, según El País. Un ente público-privado creado por el Gobierno regional para gestionar los fondos de innovación del Ministerio de Ciencia que regó con créditos a cargos cercanos a Aguirre. Como Manuel Lamela, que presentó un proyecto para convertir Madrid una “referencia” mundial del turismo sanitario y nunca llegó a ponerse en marcha. Por su carácter mixto, Madrid Network escapó al control parlamentario y no presentaba cuentas públicas, pero tenía en nómina a asesores a los que pagaba altos sueldos. Díaz Ayuso, según El País, recaló en este ente con un salario que superaba los 4.000 euros mensuales. No hay rastro de ello en su vida laboral pública.

Su vínculo con las labores comunicativas la llevaron, según los audios que operan en manos de los investigadores de la trama Púnica y ha publicado VozPopuli, hasta los hermanos De Pedro. Adrián De Pedro relató al juez Eloy Velasco en 2014 que Isabel Díaz Ayuso era su “interlocutora” para crear la web de Esperanza Aguirre en la campaña del año 2011: 'Gente con Esperanza'. “Era la que me decía: ¿me puedes ayudar en esto o en lo otro?”, dijo.

Este técnico asegura que acudió en una ocasión a la sede del PP nacional, en la calle Génova de Madrid, y que Díaz Ayuso se presentaba como una “empleada del PP de Madrid”, aunque fuentes próximas a ella dicen que su trabajo en el partido entonces era voluntario. La próxima presidenta de la Comunidad de Madrid justifica que no sabía “ni quién los contrató, ni quién firmaba los contratos ni cuántos se les pagaba”, según recoge VozPopuli. “Si eran unos jetas, lo sabrá quien los contrató, que los expliquen porque yo hacía mi trabajo sin llevarme un euro”, añade.

Un informe de la UCO incluye también un correo que Díaz Ayuso envió al conseguidor de la Púnica, Alejandro de Pedro, y que la sitúa como “canal de comunicación” entre él y la cúpula del partido en Madrid para contratación de servicios de reputación pagados con dinero público, aunque los investigadores no constatan que la líder madrileña conociera las irregularidades en los pagos. El asunto del mail, en el que pedía una plantilla para la web, era “favorcito”.

Hoy no está imputada ni ha sido tampoco llamada a declarar como testigo, pero estos audios constatan la estrecha vinculación con la expresidenta madrileña que negó esta semana. “Mis responsabilidades eran de un perfil técnico”, justificó. Entre sus ideas para impulsar la imagen digital de Aguirre está la de crear la famosa cuenta de Twitter de su perro, Pecas

.

El “perfil técnico” que describe se convirtió oficialmente en político cuando Esperanza Aguirre la incluyó en su lista a la Asamblea de Madrid. Iba en el puesto 74 y recogió el acta de diputada dos meses después de las elecciones, en julio de 2011, tras la renuncia de Engracia Hidalgo.

En esta etapa empiezan las relaciones de su padre, Leonardo Díaz, con Avalmadrid y las comunicaciones de la líder madrileña con los directivos del ente que prestó a una de las empresas familiares 400.000 euros en condiciones de riesgo y nunca los recuperó. Según El País, Díaz Ayuso se interesó por la operación de préstamo firmada en marzo de 2011 y mandó correos electrónicos a varios directivos. Unos meses después, Mc Infortécnica S.L ya admitía su nula capacidad de mantener al corriente los pagos y la candidata recibió dos donaciones de su padre: un piso en el barrio de Chamberí, en octubre de 2011, y después la mitad de las acciones de una empresa vinculada con la familia, Sismédica S.L, que quedó en manos de ella y su hermano. La compañía tenía a su nombre un local de oficinas de 180 metros cuadrados por el que no se pagó el IBI durante cinco años al Ayuntamiento de Madrid, como publicó infoLibre, y finalmente fue embargado por Bankinter porque era la garantía de otro préstamo que tampoco se devolvió.

En este contexto empezó su andadura como diputada. Ocupó el escaño en la frenética legislatura que vio dimitir a Esperanza Aguirre, su mentora en el partido, y llegar a la presidencia al imputado Ignacio González, con quien Díaz Ayuso ha admitido después que no tenía buena relación. “Con Aguirre aprendí mucho y disfruté de la comunicación política, pero quien me apoyó y me hizo crecer en mi carrera política fue Cifuentes”, afirmó en una entrevista en El Confidencial en enero, pocos días antes de ser nombrada candidata.

Dirigió la campaña digital de la expresidenta y repitió en la lista en 2015. Con Cifuentes, a quien ahora dice que le une la misma relación que podría tener “cualquier afiliado”, avanzó además un paso más: evolucionó de diputada rasa a portavoz adjunta del grupo parlamentario popular. Desde esta responsabilidad tuvo que gestionar importantes crisis surgidas dentro del grupo, como la que derivó del enfrentamiento entre Enrique Ossorio y Elena González Moñux. Atendía a los medios y era la voz oficial del partido en el asunto. González Moñux denunció a su compañero por acoso laboral y después este también a ella, que estaba de baja y con su ausencia rompía la mayoría de PP-Ciudadanos en la Asamblea de Madrid.

El siguiente salto fue el Gobierno. En la primera remodelación acometida por la nueva presidenta para apartar al polémico Jesús Sánchez Martos y Jaime González Taboada (cercado por la corrupción), Isabel Díaz Ayuso fue designada número dos de la consejería con más peso del Gobierno regional: Presidencia, dirigida entonces por Ángel Garrido.

La crisis del caso Máster también evidenció la proximidad entre ambas. Díaz Ayuso defendió que Cifuentes estaba sufriendo un “linchamiento mediático”. Dos semanas antes de dimitir, colgó en las redes sociales una foto con ella que decía: “A pesar de las dificultades gestiona Madrid con responsabilidad, compromiso y humildad”. Con la llegada de Ángel Garrido a la presidencia como sucesor de Cifuentes, la líder madrileña abandonó el escaño y el cargo en la Consejería para dedicarse solo al partido. El PP de Madrid la acababa de nombrar secretaria de Comunicación. Después, con Pablo Casado, dio el salto definitivo a la Ejecutiva nacional y después a la candidatura.

“No tengo otra obligación que mirar para adelante. A mí se me tiene que juzgar por lo que soy, lo que yo he hecho y lo que represento”, reivindicó en una entrevista en el diario El Mundo. Sus relaciones en el partido y su larga carrera en la fontanería del PP, culminada con una candidatura a la presidencia inesperada por muchos, aparecen ahora, unos días antes de su investidura, como un fantasma que la persigue.

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