Julia se estaba preparando para ir a trabajar, su turno comenzaba a las 9.00 de la mañana, tiempo antes sus hijos habían puesto rumbo al colegio. Era un día especial, el primero después de las vacaciones de Navidad, un 8 de enero que ni ella ni su familia olvidarán. A su hija la operaron del corazón cuando era pequeña. Antes de salir de casa le preguntó a su madre si tenía bien los latidos, una costumbre adquirida desde aquello y Julia, al ser consciente de los nervios por la vuelta al cole, aseguró que todo estaba bien. Días antes habían pasado las fiestas con la familia en su tierra natal, Asturias. En el camino, la pequeña de siete años, agarrada de la mano de su hermano de nueve, se desplomó, él pensó en un inicio que estaba jugando, pero la realidad es que había sufrido una muerte súbita. Ella y el Samur no tardaron en llegar, con esfuerzos y plegarias por parte de todos para que lograran reanimarla, el milagro se produjo.
Tras tres meses en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP) del Hospital Universitario de La Paz y muchos más de terapia y recuperación, siete años después, la pequeña cursa segundo de la ESO, sigue apasionada por ir a la escuela, apenas le quedan secuelas y sus padres disfrutan más de ella cada día porque aquel pudo ser el último.
Aquel lugar en el que salvaron la vida de la hija de Julia y de tantos otros cerró de facto el pasado 17 de enero y, desde entonces, se han visto agraviados servicios fundamentales y de referencia en todo el país. Los jefes de Servicio, de Sección y los responsables de Unidad del centro remitieron una carta para relatar los estragos que esta medida ha causado, no sólo por el daño al propio hospital, sino también la saturación que causa en otros hospitales.
Las familias, principales perjudicadas, también se organizaron a finales de la semana pasada para recoger firmas con el objetivo de que el centro se reactive y siga dando el servicio que tanto necesitan. En tiempo récord, han conseguido 104.000 personas que les apoyan. “La verdad que no nos esperábamos tanto, lo impulsamos en una noche y estamos muy agradecidos”, comenta Mariló. Su hija sufrió un ictus, estaba en la piscina con sus amigas y casi se ahoga. Pasó nueve días en la UCI y afirma que fueron los peores momentos de su vida, pero gracias a todo el servicio sanitario lograron salvarla, estaban ahí siempre, resolvieron todas sus inquietudes y la acompañaron en sus llantos.
“Son los ángeles de mi hija, de toda mi familia, le salvaron la vida a ella y muchos niños, además la entrega y profesionalidad de todos fue absoluta”, afirma emocionada mientras sus palabras se funden con otras de agradecimiento a todo el personal del que asegura que tienen una implicación por la medicina intachable. “Nuestro único objetivo es que la UCI siga funcionando, no puede ser que niños de Madrid y de todos lados se queden sin un servicio en el que literalmente los niños están en la mayoría de casos entre la vida y la muerte”, dice justo antes de entrar a la institución.
Varios padres la acompañan, pero ella ha sido la portavoz y encargada de entregar todas las firmas en la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid este viernes. “Cosas del destino, la hija del hombre al que le hemos entregado todo pasó por una situación similar hace 25 años, ha empatizado mucho y ha sido un encanto”, comenta a la salida. A su espera, se encuentra José Miguel Bautista, hace un año su hijo de siete meses sufrió una neumonía que fue empeorando con una afección pulmonar. “Gracias a la UCI y a todo el personal que trabajaba ahí hoy puedo estar cuidando de mi hijo, si no llegan a estar ellos imagina lo que habría pasado”, comenta indignado con la situación. “Además es que este viernes se cumple justo un año desde que le ingresaron”, matiza. Su hijo pasó dos meses y medio en el centro pedriático y cinco meses más en el hospital.
“Cuando estás ahí ves ambulancias de todos los lugares de España, incluso cuando estábamos ahí conocimos a un chaval que venía de Portugal porque allí no pudieron tratarle, además que en la UCI se llevan acabo muchos tratamientos y trasplantes que sólo se pueden hacer ahí, ahora intuyo que muchos pacientes estarán siendo derivados a otros hospitales y lograrán apañarlos, pero este es el principal y desde luego no podemos prescindir de él”, le cuenta al resto de padres.
Otro de los padres narra que su hijo, al igual que la de Mariló, también sufrió un ictus. “En esto no hay opiniones enfrentadas, es un consenso enorme, a mi hijo le salvó ese centro y es uno de los más importantes ya no solo de Madrid, sino de toda España, que estamos hablando de las vidas de niños, en ese lugar no se toman decisiones fáciles y todos los profesionales que trabajan no sólo son unos expertos sino que tienen una cabeza que debe ser difícil de encontrar, no todo el mundo vale”, concluye mientras recuerda que el UCIP es el centro de referencia para casos como el de su hijo y que ahora todo se ha quedado en el aire.
La unidad pedriática es la principal de todo el país al ser “la única que realiza todos los trasplantes pediátricos, así como la atención de pacientes oncológicos, respiratorios, cardíacos y crónicos”, ha explicado el sindicato Trabajadores En Red.
“El jefe de servicio, acusado de acoso laboral por más de la mitad de la plantilla y cesado del puesto, acaba de ser readmitido. Con la incorporación el martes, todos los médicos que trabajaban renunciaron, solicitaron la baja y no volverán hasta que el médico deje su puesto, pero sean cuales sean los trámites judiciales, más allá de eso, nuestro objetivo es que la UCI no puede quedar desmantelada y debe seguir su funcionamiento porque es imprescindible”, comenta Mariló.
Tras la recogida de 104.000 firmas a las que se siguen sumando centenares con el paso de los días, las familias de la Comunidad de Madrid y de otras partes del país siguen esperando a que se llegue a una solución para reactivar la UCI de la que dependen miles de niños.