El mapa de las elecciones municipales del pasado 28 de mayo ha teñido la Comunidad de Madrid de azul. El Partido Popular fue el claro vencedor de los comicios, imponiéndose en la gran mayoría de localidades: ganó en 120 de los 179 municipios. Y en medio de ese mar destaca Fuenlabrada, una ciudad de 200.000 habitantes al sur de Madrid donde el PSOE logró el 28M hacerse con una mayoría absoluta que permitirá este sábado a Javier Ayala (Córdoba, 1972), su alcalde, volver a tomar posesión del bastón de mando que le permitirá gobernar sin ataduras.
Ayala, que aspiró hace dos años –sin éxito– a liderar la secretaría general del PSOE de Madrid tras enfrentarse en unas primarias a Juan Lobato, llegó a la Alcaldía de Fuenlabrada hace cinco años, en 2018, para suceder a Manuel Robles, que dimitía para “dedicar más tiempo a su familia”, después de 15 años como regidor de la localidad. Sería un año después, en los comicios de 2019, cuando Ayala se enfrentó a sus primeras elecciones municipales como candidato socialista de la ciudad. Las superó con nota. El resultado no pudo ser mejor: una mayoría absoluta que el 28M, pese al contexto general, ha podido revalidar repitiendo con 16 concejales. La papeleta socialista en Fuenlabrada incrementa el apoyo pasando de 48.737 a 51.908 votos, aunque el respaldo en porcentaje, sin embargo, desciende del 55,54% a 54,35%.
Pero la victoria de Ayala se mide en otros parámetros. Es a día de hoy el segundo alcalde socialista más votado en toda España, solo superado por el incombustible Abel Caballero, regidor de Vigo. También es el cuarto alcalde con más apoyo en ciudades de más 100.000 habitantes de todo el país; el tercero más votado en la Comunidad de Madrid. 8.000 personas que votaron a Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad, se decantaron por él en el municipio.
Es, por tanto, el alcalde que mejor ha sobrevivido al llamado 'efecto Ayuso'. También el que ha resistido a la ola del “antisanchismo” que tanto ha golpeado al PSOE en toda la región. “Nosotros el análisis que hemos hecho es que hemos realizado una muy buena gestión estos cuatro años, con una pandemia de por medio, con lo que eso significa”, comienza Javier Ayala en conversación con elDiario.es al otro lado del teléfono. “Hemos intentado salirnos del debate ideológico, que la gente supiera que en Fuenlabrada se votaba al alcalde”, dice en clara alusión al debate nacional sobre EH Bildu que monopolizó las semanas previas a las elecciones. “Empezamos la campaña diciéndole a nuestros vecinos que esto no iba de Sanchez”, dice. Para el regidor el desgaste del presidente del Gobierno es claro y defiende que es el motivo por el que el PSOE ha perdido apoyos en la cita electoral.
Por eso, Ayala se congratula de poder haber mantenido el resultado de hace cuatro años y defiende que “tiene más mérito” en este contexto. “Estos 16 concejales tienen más valor que los 16 anteriores. El Partido Socialista ha sufrido a nivel nacional. En Madrid 8.000 votos que han cogido la papeleta de Isabel Díaz Ayuso en las autonómicas, luego me han votado a mí. Estábamos con un momento difícil del partido a nivel nacional y con una presidenta regional ocupando todos los medios. Sin duda para mí son más importantes estos resultados”, celebra.
Una agenda “social”
Fuenlabrada lleva casi tres décadas siendo un feudo socialista. Para Ayala el balance a la hora de definir el éxito del PSOE en la localidad es claro: “Siempre hemos apostado por una agenda social”. “Hemos enviado a 1.000 chicos a estudiar ingles fuera, becamos a 65.000 niños todos los años”, explica. A la vez que defiende que eso no es incompatible con apostar por la economía: “Somos el polo de atracción de gestión privada. Hay razones suficientes de hacer políticas de izquierdas y atraer inversión”, defiende.
Si algo define a Ayala es su “compromiso diario” con los fuenlabreños, dicen las personas que le conocen. “Está en los detalles, en la calle, en el día a día de sus vecinos”, dicen estas mismas fuentes. Y para ello aluden a una anécdota que, aseguran, explica a la perfección ese modelo de operar. Dos días después de las elecciones, Javier Ayala cogió el coche y casi 500 kilómetros después, se plantó en Noja, Cantabria. Allí estaban un grupo de mayores fuenlabreños pasando unas merecidas vacaciones junto al mar gracias a un programa puesto en marcha por el Ayuntamiento de Fuenlabrada después de que su gobierno crease en 2022 el Consejo Asesor del Mayor, al tener ya a una cuarta parte de su población en edad de jubilación a las puertas de hacerlo.“Ese es Javier Ayala, se quita de los despachos y baja. Y si tiene que irse a Cantabria a comprobar de primera mano como están sus vecinos, lo hace. De esta manera también les deja claro que está en todos los detalles”, explica una persona cercana al regidor.
La vivienda es en esta legislatura una de sus obsesiones. El proyecto más ambicioso “a medio plazo” que ahora tiene en marcha, explica al otro lado del teléfono el propio Ayala, es el de “desarrollar centros educativos en apartamentos, coliving, para mayores y que a su vez pongan sus viviendas a disposición de los jóvenes”. “La idea es recuperar y transformar los institutos que tenemos en desuso”, añade.
Su receta para el 23J: “hablar de gestión”
Ayala ve el anticipo el electoral decidido por Pedro Sánchez un día después de las municipales y autonómicas una consecuencia inevitable tras los resultados electorales y pide hablar “más de gestión y menos de ideología”. “Nos falta vender gestión. El presidente ha hecho una de las mejores gestiones que ha realizado el PSOE con situaciones nunca vividas como la pandemia, el volcán de La Palma o la guerra. Es necesario sacar pecho y comparar cómo se salió de una crisis en 2008 con como lo hemos hecho ahora”, defiende.
“Mi recomendación es que no nos tapen el discurso de la gestión con debates que no aportan. Es normal que el PP quiera sacar rédito e intente que no se hable de eso, pero nosotros no les debemos dejar”, añade sobre los pactos con EH Bildu, de los que dice “no le gustan”, pero que enmarca dentro del sistema parlamentario. “A mí no me gusta Bildu, no me gusta que hayamos necesitado Bildu, pero en otras ocasiones también se ha apoyado el PP en ellos. El juego parlamentario lo admite pero no lo hemos sabido explicar. Hay que decir claro que Bildu no ha gobernado este país Bildu, como dicen en el PP y no hemos sido capaces de explicar eso”, lamenta.
Enfrentado a Juan Lobato a las primarias
La primera debacle del PSOE en la Comunidad de Madrid fue el 4 de mayo en las elecciones autonómicas anticipadas del 2021. La candidatura socialista que encabezó hace dos años Ángel Gabilondo supuso la pérdida 13 diputados y el liderazgo de la oposición, que recayó por primera vez en tres décadas en Más Madrid. Ante aquel escenario de catástrofe, el entonces secretario general del PSOE de Madrid, José Manuel Franco, dio un paso al lado y se abrió un proceso de primarias en las que Ayala se enfrentó a Juan Lobato, quien finalmente salió victorioso imponiéndose al alcalde de Fuenlabrada que cosechó el 37,75% de los votos de la militancia.
En aquel proceso participativo, ambos decían defender modelos opuestos. Ayala defendía hacer un viaje a la izquierda mientras que Lobato apostaba por la transversalidad. “Hay que mirar a Vallecas, Fuenlabrada, Leganés, Móstoles... y no a los PAUs”, dijo en aquella contienda en clara alusión a su compañero. “Cualquier duda sobre un proyecto nítidamente de izquierdas nos hará tener un mal resultado”, afirmó. Ambos coincidieron en defender la educación concertada y un modelo fiscal propio frente a las ingerencias del Gobierno de Sánchez. Finalmente, la militancia del PSOE de Madrid –más de 14.000 inscritos– se decantó por Lobato, el candidato oficialista de Ferraz y Moncloa.
El secretario general del PSOE de Madrid y candidato de los socialistas a la Asamblea de Madrid no logró el pasado 28M volver a la segunda posición y quedar por delante de Más Madrid, que revalidaba el liderazgo de la oposición. En Fuenlabrada, 12.000 personas que votaron a Javier Ayala, se decantaron por la papeleta de Mónica García en la Comunidad frente a la de Lobato.
“Me fastidia mucho que esos 12.000 votantes se hayan ido a Mónica García y no a Lobato”, lamenta. “Los resultados no han sido buenos, porque tendríamos que haber quedado primeros en la izquierda, aunque la coyuntura no acompañaba”, reconoce. Y pone deberes a Lobato contra quien se muestra crítico: “Nuestro discurso tiene que ser nítidamente de izquierdas. Nuestra gestión está siendo de izquierdas y en el discurso no despistarnos con el juego de la derecha”.
Sobre si estos resultados deberían ser motivo suficiente para que Lobato dé un paso al lado, Ayala defiende que hay que darle “un voto de confianza”. “La gente tiene que ser capaz de asentarse”, concede. Aunque también es crítico y se queja de la falta de democracia interna: “Hay que cambiar filosofía y tiene que opinar más gente para ser capaces de aglutinar voces”.
–Por lo que dice, ¿se siente excluido por su secretario general? ¿No se siente lo suficientemente escuchado?
–Me considero escuchado, me tiene en consideración pero para ganar unas elecciones tienes que hacer un trabajo muy intenso, más pegado al territorio particular. Hay que afinar mucho. Las inquietudes del corredor no son las mismas que en otras partes de la región.