El alcalde-portavoz: otras veces que Almeida olvidó su papel institucional antes del rifirrafe con la delegada del Gobierno
El rifirrafe saltó a todos los medios. Era el primer encuentro oficial entre la nueva delegada del Gobierno, Mercedes González, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. El punto principal del orden del día era el operativo policial para evitar las aglomeraciones en las fiestas de San Isidro, pero la rueda de prensa posterior terminó en una ácida discusión a cuenta del fin del estado de alarma.
“Cuando uno siembra una falsa libertad durante tantos meses, recoge libertinaje”, apuntó González. “Esto no es exclusivo de la ciudad de Madrid, se ha producido a lo largo y ancho del territorio nacional [...] En definitiva, quien tiene el lío es el Gobierno de la nación y quien tiene el problema son los españoles”, respondió Almeida. “Pues se acabó la cordialidad”, zanjó la delegada, a la que une una amistad personal con el regidor pese a su distinta militancia. El debate, asumió luego el primer edil, había estado fuera de tono y terminó en una disculpa un día después: “Olvidamos que era una rueda de prensa de carácter institucional. Fue un debate que no se debió de producir”.
El alcalde repartió culpas [ciertamente los dos cargos institucionales entraron por igual a la provocación del otro frente a las cámaras], pero no es la primera vez que la oposición le reprocha que utilice su cargo al frente del Ayuntamiento de Madrid para ejercer como portavoz nacional del PP, el otro trabajo con el que compatibiliza su puesto institucional desde agosto de 2020, cuando fue ascendido por el líder del partido, Pablo Casado.
José Luis Martínez-Almeida debutó como portavoz del partido retirando, en un gesto que fue alabado, una cartela del Ayuntamiento de Madrid en medio de una rueda de prensa en un centro de servicios sociales para no mezclar su papel como alcalde de su nuevo cargo orgánico en la formación liderada por Pablo Casado. Han pasado nueve meses desde aquel gesto y las cosas han cambiado mucho.
Cada vez que atiende a la prensa, buena parte de las preguntas son nacionales. El alcalde las responde, desde la inauguración de una biblioteca municipal o desde el salón de actos del Palacio de Cibeles. La propia González en sus últimas semanas como concejala socialista abroncó al Gobierno por “mirar más hacia el Congreso que hacia los madrileños” en una rueda de prensa posterior a la presentación del plan de infraestructuras del Ayuntamiento. Ante los medios, Almeida había asegurado que la ministra Irene Montero encarnaba un “adoctrinamiento nocivo con declaraciones revanchistas e incluso de odio”. La Comunidad de Madrid había vetado una charla de Montero en un instituto público con motivo del 8 de marzo.
En la rueda de prensa en la que se informa semanalmente de las medidas aprobadas por el Gobierno, el alcalde aseguró que el entonces vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, “antes disfrutaba con la agresión a policías y ahora le tiene que proteger la Guardia Civil”. “Cuando deje la política definitivamente va a ser mucho mejor para España que si siguiera”, señaló tras hacerse público que iba a saltar a Madrid como candidato de Unidas Podemos.
El día a día deja decenas de situaciones que muestran como sus dos cargos se mezclan en el día a día con pocos límites. Algo que se ha exacerbado durante la campaña electoral. A Unidas Podemos y el PSOE el alcalde les acusó en declaraciones a los periodistas tras un Pleno de hacer una “campaña sucia de confrontación y de odio”.
Un aliado de Ayuso contra el Gobierno
Almeida también ha sido un gran aliado de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en el enfrentamiento con el Gobierno. En los momentos de máxima tensión -las semanas previas y posteriores al decreto sobre la ciudad del estado de alarma para impedir la movilidad ante la negativa de Ayuso a cerrar hace ahora siete meses-, el Gobierno regional programó una rueda de prensa a la que invitó al alcalde para hacer frente común contra Pedro Sánchez. El primer edil acusó al presidente y su equipo de tener “fijación” con la Comunidad de Madrid y de utilizar a los madrileños “como rehenes” de una batalla política.
Otro capítulo lo protagonizó al forzar su asistencia al hospital de La Paz con motivo de una visita de Pedro Sánchez. El primer edil acudió a las instalaciones para denunciar que no había sido invitado por el presidente. “Que no haya sido invitado no quiere decir que no tengamos la cortesía institucional con él para acompañarle”, dijo Almeida irónicamente.
Al presidente Sánchez también le apeló en febrero por no escribir “ningún tuit contra los murales que ensalzan a los terroristas en el País Vasco, contra las pintadas que continuamente lo que hacen es humillar la dignidad de las víctimas o contra los recibimientos que se hace a los presos de ETA” después de que el político criticara públicamente la decisión del Gobierno de PP y Ciudadanos -de la que luego se desmarcaron los de Arrimadas- de apoyar a Vox para borrar una pintura feminista en el distrito de Ciudad Lineal.
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