La victoria apabullante de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones autonómicas anticipadas ha teñido de azul los 21 distritos de la capital. Pero hay un puñado de barrios que han resistido a esa avalancha de voto conservador. O bien imponiéndose el rojo del PSOE –como en Entrevías y algunas zonas de Villaverde y Carabanchel– o bien con el liderazgo en votos de Más Madrid. La formación de Mónica García hereda feudos 'carmenistas', como Lavapiés o Malasaña, pero suma otros nuevos como Orcasitas –en Usera–, una parte importante de Vallecas o la Cañada Real. En estos lugares, su candidatura no solo ha superado en votos a los socialistas –ocurre en 19 de los 21 distritos– sino también al PP.
Los vecinos de Puente de Vallecas y Villa de Vallecas, dos de los distritos más humildes de Madrid y con menor renta per cápita, se sorprendían en la noche del miércoles con el resultado de sus distritos. El PP, por primera vez desde a donde alcanza la memoria, había sido el partido más votado. El alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, se felicitaba en Twitter por el resultado. “21 de 21”, escribió. Sin embargo, más allá del júbilo del primer edil, poniendo el zoom a los datos se sacan dos conclusiones.
La primera, que la victoria de la derecha como fuerza más votada es compatible con que la mayoría del distrito sea para el bloque de izquierdas. De hecho pasa en seis: Centro, Villaverde, Usera, Villa de Vallecas, Puente de Vallecas y Vicálvaro. “El PP ha reunificado el voto de derechas, de manera que es más fácil que sea primera fuerza frente a una izquierda dividida en tres partidos. No es igual que el escenario de 2019 donde Ciudadanos estaba fuerte”, observa Sílvia Claveria, profesora en la Universidad Carlos III de Madrid.
La segunda, que existen barrios que se salieron de la marea azul que impregnó sus distritos como pequeñas aldeas galas teñidas de verde. Es el caso de Lavapiés y de Malasaña, dos zonas de Centro que ya conquistó Más Madrid en 2019 y a cuyos votantes han retenido. Son también barrios que empujaron masivamente a Manuela Carmena tanto en 2015 como hace dos años. El 49% de los votantes del distrito Centro, al que pertenecen estas manzanas, optaron por la exalcaldesa. Unos meses después, en las elecciones generales, sin embargo, Lavapiés se tiñó de morado (Unidas Podemos), lo que muestra que los votantes eligen diferentes partidos en función de las elecciones.
“Es lógico si atendemos al perfil de votante esperado de Más Madrid, personas jóvenes, con estudios, urbanitas y cosmopolitas”, apunta el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Rey Juan Carlos, Javier Lorente. Hasta aquí sin demasiadas sorpresas. En la mesa con mejor resultado de Más Madrid en Lavapiés, la formación obtuvo más del 38% del voto con una subida de cuatro puntos. El más significativo siguió siendo, sin embargo, el crecimiento del PP que venía de muy poco porcentaje y escaló diez puntos hasta el 19,2%. La distancia entre los azules y los verdes es mucho más estrecha en Malasaña, donde Ayuso solo se quedó entre uno y tres puntos por detrás de García.
Pero la candidatura liderada por la médica ha despuntado también de manera puntual en distritos más empobrecidos, inicialmente poco asimilables a sus nichos de votantes, como Orcasitas. Su primer acto como nueva líder de la oposición –aupada por las urnas por un puñado de votos de diferencia respecto al PSOE– ha sido precisamente aquí, donde en 2019 se impuso el PSOE.
García jugaba con ventaja: Félix López Rey, concejal del Ayuntamiento de Madrid y líder vecinal histórico, es prácticamente un prescriptor de voto. Todo el mundo le conoce y dio uno de los discursos más emotivos de la campaña. “¡Coño, seamos conscientes de nuestra fuerza!”, clamó. Más Madrid, también consciente de la suya en lo local, lo colocó simbólicamente en el último puesto de la lista. “Este factor ha sido determinante en este caso, pero en general García ha rentabilizado dos años de oposición. La némesis a Ayuso era García y los paracaidistas no suelen funcionar en Madrid”, señala la politóloga Carmen Lumbierres, profesora de Ciencias Políticas en la UNED.
Los vecinos de este barrio curtido en mil batallas contra la infravivienda o el amianto aseguran que “hay mucho trabajo de resistencia en defensa de los servicios públicos y tradición de desarrollo comunitario” que, dicen, es poco compatible con la línea ideológica del Partido Popular. Pasa lo mismo en algunas zonas de Puente y Villa de Vallecas. Más Madrid fue el partido más votado en el casco histórico del segundo distrito y destacó también en Palomeras Bajas, un barrio del primero, con el 30% de los votos.
Esta zona ya despuntaba en el pasado porque era uno de los nichos más importantes de votos de Izquierda Unida. “La formación ganaba en algunas mesas, algo muy raro en la ciudad. Históricamente ha sido así y después, ese voto pasó a Unidas Podemos y ahora a Más Madrid”, analiza Jorge Nacarino, portavoz de la asociación de vecinos Puente de Vallecas. En el distrito, además, la candidatura de Pablo Iglesias ha sacado su mejor resultado: con más de un 15% de los apoyos de media y hasta un 25% en algunas mesas electorales. En general, el porcentaje de voto que ha ido a parar al bloque de izquierdas alcanza el 61,6%.
La Cañada Real, el asentamiento ilegal que lleva seis meses sin suministro eléctrico ante la inacción de las instituciones pese a las llamadas de atención directas de la ONU, también ha cambiado del rojo al verde. Es la sección censal con un porcentaje mayor de abstencionistas. En 2019 un 95% del censo no acudió a las urnas. Dos años después, han ejercido su derecho al voto un 12% con una participación alta para el poblado.
Otra de las preguntas que surgen al calor de los resultados es: ¿por qué la altísima participación no se tradujo en mejores resultados para el bloque de izquierdas? A falta de que se publiquen las primeras encuestas que revelen cómo se ha trasvasado el voto, Lorente cree que en estos comicios se han movilizado las “personas sin ideología” a favor del mensaje del PP. La amplia victoria de Ayuso dice, no se puede explicar porque haya reunido voto de Vox y Ciudadanos. “Han colocado un mensaje de esperanza con la gente encerrada. Además uno de los elementos fundamentales de la gente sin ideología es que votan por el partido de gobierno”, explica el experto. Para el politólogo, los resultados del 4M también pueden servir para poner en evidencia que los abstencionistas de los barrios de izquierdas “no son políticamente como sus vecinos”.