Ayuso empieza desde cero con una remodelación total de su gobierno
Isabel Díaz Ayuso perfila un gabinete desde cero para la nueva legislatura en la que gobernará con mayoría absoluta. Ya se ha confirmado que siete de sus nueve consejeros no continuarán en el futuro ejecutivo que tomará posesión de sus cargos el lunes 26 de junio y las que faltan tampoco cuentan con demasiadas posibilidades de continuar. Los dos últimos en caer han sido sus hombres fuertes, los que han puesto a lo largo de estos cuatro años el sello más liberal –y también más polémico– en las acciones de gobierno.
La primera era una salida esperada que se rumoreaba desde hacía semanas: Enrique Ossorio abandona el ejecutivo para presidir la Asamblea de Madrid. La segunda ha llamado más la atención: el adiós de Javier Fernández-Lasquetty, el gurú neoliberal que llegó a la Puerta del Sol por imposición de Pablo Casado. Con la salida de ambos, la presidenta regional empieza una nueva etapa al frente de la Comunidad de Madrid, a la espera de qué ocurre con las elecciones generales del 23 de julio.
Ayuso envía a Enrique Ossorio, una persona de su máxima confianza, hasta ahora vicepresidente y consejero de Educación y Universidades, a la presidencia de la Asamblea regional, desde donde nadie duda de que velará por los intereses de la dirigente regional. Su figura estaba quemada por varios escándalos, como el de asegurar que no veía “pobres” por las calles, el de llamar “vagos” a los profesores en plena crisis de la pandemia o el de impulsar las becas para familias con ingresos de más de 100.000 euros, cuyos hijos estudian en centros privados. Ossorio también ha promovido los recursos contra la nueva ley educativa del Gobierno llevando incluso una norma a la cámara de Vallecas para blindar la educación concertada.
La salida de Fernández-Lasquetty, que tenía la cartera de Economía, Empleo y Hacienda, ha sido una sorpresa y se ha enmarcado en una “decisión propia” para probar suerte en el sector privado. La realidad sin embargo es que no hay destino, al menos por ahora, para Lasquetty fuera de la vida pública y el aún consejero continuará en la Asamblea de Madrid como diputado hasta encontrar ese lugar que le permita abandonar definitivamente, al menos por un tiempo, la política.
Otra incógnita que se ha convertido en un rumor constante desde hace semanas en la Puerta del Sol es si el todopoderoso asesor de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, continuará como jefe de gabinete en esta nueva legislatura. Fuentes del entorno de la presidenta se limitan a responder que “de momento” lo hará. La salida del hombre que ha llevado la estrategia comunicativa de Ayuso supondría de facto una nueva era para la dirigente madrileña.
Pero mientras llega –o no– ese momento, Ayuso tiene que perfilar su nuevo equipo. La caída de Ossorio y Lasquetty llega precedida por otras. Tampoco repetirán en el nuevo gabinete la consejera de Cultura, Turismo y Deporte, Marta Rivera de la Cruz, ex de Ciudadanos que concurría en la lista de José Luis Martínez-Almeida al igual que el de Transportes e Infraestructuras, David Pérez, y el de Administración Local y Digitalización, Carlos Izquierdo, a los que Ayuso también se quitó de encima por posicionarse del lado de Casado en la guerra que terminó con su caída.
Antes que ellos, ya había caído por ese mismo motivo Enrique López como titular de Justicia, que se dio de baja como afiliado del PP para regresar a su plaza en la Audiencia Nacional. Para Enrique Ruiz-Escudero, responsable hasta ahora de la Consejería de Sanidad y la cara del Gobierno durante la pandemia, Ayuso ha reservado un puesto en el Senado que anunció antes incluso de las elecciones.
De un gobierno de nueve, falta saber qué pasará con las únicas dos consejeras sobre las que Ayuso no se ha pronunciado, pero que en privado todas las fuentes apuntan que no seguirán. La primera es la de Medio Ambiente, Paloma Martín, podría incorporarse a las listas con Feijóo. La segunda, la de Política Social y Familia, Concepción Dancausa, también está en el aire.
El tercer mandato de Isabel Díaz Ayuso arranca este martes con la constitución de la Asamblea de Madrid. Ayuso gobernará por primera vez con mayoría absoluta tras los resultados del 28M, después de dos legislaturas previas de dos años cada una. En la primera, la dirigente regional tuvo que gobernar en coalición con Ciudadanos y con el apoyo externo de Vox tras cosechar en 2019 los peores resultados del partido conservador en unas autonómicas en Madrid. La segunda, tras el adelanto electoral del 4M hace dos años con las que consiguió deshacerse de ese socio que había sido incómodo pero necesitó a Vox. En esta tercera ocasión, la victoria de Ayuso el 28 de mayo es incuestionable y logra poder gobernar en solitario a pesar de los 12 asientos que la formación de extrema derecha mantendrá en la Asamblea regional.
En sus cuatro años anteriores, Ayuso solo aprobó uno de cuatro presupuestos. Su holgada mayoría le allana el camino para tener cuentas cada año, aunque la duda está en qué medidas planea poner en marcha ya que toda su estrategia de campaña se ha basado en atacar a Pedro Sánchez y pedir la ilegalización de EH Bildu.
La XIII legislatura que se estrena este martes con la toma de posesión de los 135 nuevos diputados está condicionada, no obstante, por otra cita importante en el calendario nacional, el que monopoliza la política madrileña: las elecciones generales del próximo 23 de julio. Lo que ocurra ese día definirá el futuro de la región y, tal vez, el destino de Ayuso. Si el PP de Alberto Núñez Feijóo logra gobernar, obligará a la presidenta regional, que ha basado toda su estrategia política en ser la oposición a Pedro Sánchez, a reinventarse. Si por el contrario Feijóo no llega a la Moncloa, la batalla por sucederle tiene a Ayuso como una de las aspirantes a liderar la formación conservadora.
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