El sensor de autocracias de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se ha disparado hoy hasta la zona más roja del dial. “Es estalinismo”, ha dicho ahora sobre los supuestos motivos políticos que han llevado a la Policía a investigar las prácticas de contratación de trabajadores del músico Nacho Cano. Quien está detrás del asunto sería, una vez más, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que en un abrir y cerrar de ojos ha ascendido en el escalafón de malhechores de la izquierda que maneja la presidenta regional. Hasta hoy era “bolivariano”, ahora es émulo del dictador soviético.
Se le acaban los términos comparativos a Ayuso, que tendría que irse ya hasta Albania o Camboya para encontrar figuras políticas del siglo XX con peor fama que la que correspondería a Sánchez. Una exageración, quizás, pero muy en línea, aunque en sentido contrario, con los elogios que ella ha recibido del propio Nacho Cano. Isabel Díaz Ayuso es para el fundador de Mecano, coreógrafo y productor, comparable con Isabel la Católica, y además encarna “el milagro de Madrid”, según ha declarado sucesivamente en los últimos años.
El fraternal amor del músico por Ayuso se enmarca en las buenas relaciones que este ha tenido siempre con las administraciones madrileñas, tanto municipales como autonómicas, dominadas casi siempre por el PP. Con los gobiernos de Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre tuvo trato afable el ex Mecano, a veces de forma altruista (como cuando compuso una pieza instrumental para la candidatura olímpica de Madrid 2012), otras en forma de contrato oneroso (407.354 euros más IVA por el espectáculo por la inauguración de los Teatros del Canal en 2007). Pero la sugestión con Ayuso comenzó con el COVID y la decisión de la presidenta regional de limitar al máximo las restricciones sobre la hostelería y los espectáculos en tiempos de mascarillas y distancias de seguridad personal, en contra del criterio de precaución sanitaria del Gobierno estatal. En el cierre de 2020, Cano actuó en la Puerta del Sol en homenaje a los fallecidos por la pandemia. Gratis, según el Ayuntamiento. Al día siguiente voló a Ibiza, donde tiene residencia, para trabajar en un nuevo musical, según detalló entonces Vanitatis.
De rodillas por la presidenta
Empezaba 2021 y con él la campaña de vacunación contra el coronavirus. El país iba recuperando poco a poco la normalidad y en primavera Nacho Cano recibe la medalla de Oro de Madrid, que se entrega con motivo de las fiestas del 2 de mayo. El artista comparece y se arrodilla ante Ayuso. Le dice que la medalla se la merece más ella y se deshace en elogios: “Gente que vota a Podemos, a Vox, a todos los lados, me han dicho, si ves a la presidenta, dos palabras: gracias y valiente”. Las elecciones autonómicas se celebraron dos días después. Ayuso ganó, barriendo a Ciudadanos, y en agosto se fue unos días de vacaciones a una de las mansiones del músico en la isla. Ese mismo mes, con media ciudad todavía de asueto, el Ayuntamiento de Madrid hace un anuncio: cederá 19.000 metros cuadrados en el distrito de Hortaleza para un nuevo musical de Cano basado en la figura de Hernán Cortés. El espectáculo incluye una pirámide de 29 metros. Las asociaciones de vecinos se echan las manos a la cabeza.
Tras el revuelo generado, el artista rebaja sus expectativas y renuncia a la parcela, pero a cambio es realojado en el recinto de Ifema, donde Ayuntamiento y Comunidad de Madrid comparten propiedad de los terrenos. Allí se acabará estrenando Malinche, el musical que está ahora en la picota por el estatus laboral de algunos de sus bailarines. En la campaña promocional, Cano no dejó de elogiar a Ayuso. “Es una valiente, se ha dejado los cojones por nosotros”, dijo en Antena 3 en 2022. “Ha sido la salvadora de este país”, insistió al año siguiente en la misma cadena. Los elogios fueron en ambos sentidos. Si en la Asamblea de Madrid la oposición criticaba la maniobra, Ayuso salía al rescate con un argumento pecuniario. “Es uno de los mejores músicos de este país y cuando tenía 25 años ya triplicaba el patrimonio que usted nunca va a conseguir”, le espetó a Mónica García, entonces portavoz de Más Madrid. “Esa persona va a traer aquí empleo, sueldos y turismo”, remachó.
La defensa se repite ahora. Tras pasar por comisaría, Cano dice que lo persiguen por apoyar a Ayuso. Como hizo al respecto del fraude fiscal de su pareja, Ayuso no solo no se desmarca de lo sucedido, sino que señala una conspiración, de nuevo sin pruebas. Acusa al Gobierno de buscar “la destrucción personal con fines políticos”. Su portavoz del Gobierno, Miguel Ángel Rodríguez, dice que Pedro Sánchez busca “echar tinta de calamar” para “desviar la atención” de las investigaciones a sus familiares. Los del presidente, no los de Ayuso.