La extrema derecha en Madrid se ha despertado especialmente temprano este domingo para ir a votar en Valdemarín, un barrio del norte de la ciudad donde Vox obtuvo su mejor resultado en la capital en las elecciones de abril. Ahora, algunos de esos electores esperan repetir los resultados y votan convencidos porque quieren una “renovación”, porque defienden el “patriotismo” y son “liberales”, o porque se identifican con “la ideología cristiana”.
“¡Qué madrugadores!”, se saludan los vecinos que se cruzan este domingo en la puerta de The English Montessori School. Desde antes de que abran las mesas electorales, una decena de personas espera para entrar. Nieves, de 54 años, aguarda con el DNI en la mano para votar a Vox “por patriotismo”. “Sobre todo por su firmeza en Catalunya”, defiende. Natalia, de 28 años, ha esperado desde las 8.30, cigarro en mano, en su coche después de salir de trabajar. Votará al partido de Pablo Casado porque opina que “con el PP se ahorra y con PSOE se gasta”. Se apresura a aclarar: “A ver, que ladrones son todos”. Representan a la mayoría de los votantes del barrio: la ultraderecha sacó el 29,5% el 28A y quedó segundo después el PP, que obtuvo un 40,1%.
Apenas pasadas las 9.000 ya hay fila en las mesas. Afuera del colegio el trajín de coches es inusual para un domingo por la mañana en este barrio del distrito de Moncloa-Aravaca con 6.500 habitantes y una renta media por hogar de más de 112.000 euros. Un día normal de fin de semana, apenas se ven peatones en las calles, los buses circulan casi vacíos y solo se escuchan los coches en la avenida. La vida parece transcurrir dentro de los complejos de vivienda amurallados del barrio, que una inmobiliaria que vende propiedades en la zona promociona como “el Beverly Hills de Madrid”.
Este domingo es diferente. Los coches estacionan en doble fila y los vecinos bajan abrigados hasta las narices para ir a las urnas. Anabel y Natalia, madre e hija de 49 y 21 años, han elegido convencidas votar a Vox, como lo hicieron el 28A, para “salir del bloqueo”. “No pueden ser las terceras elecciones en un año, es una vergüenza”, se queja Natalia. La joven apoya al partido de Santiago Abascal porque aboga por “la unidad de España” y “jo, un montón” de razones más.
Natalia defiende que “las personas que entren ilegalmente y cometan un delito tienen que ser expulsadas inmediatamente” y que “la subida de impuestos a los ricos no es la solución a la pobreza”. “¡España nos necesita!”, saludan madre e hija antes de irse al interventor del partido de extrema derecha que aguarda en la acera con anteojos color verde Vox. “¡Gracias, españoles!”, responde él.
Muchos dicen ir con prisa un domingo por la mañana porque tienen “la casa hecha un lío”, van “a por churros” o “empieza misa”. Enrique, de 53 años, también apoya al partido de Abascal. “Por todo lo que dicen”, afirma y no precisa más razones. “Todo”, insiste y su esposa le sopla: “La integridad de España”. Espera que tras las elecciones el bloque de derechas consiga formar Gobierno. “Los tres”, dice él y su esposa le vuelve a apuntar: “¿Qué tres? Si solo hay dos”. “Bueno, PP, Ciudadanos y Vox, que cada uno lo defina como quiera”, aclara.
A algunos no les importaría que la extrema derecha entrara en las instituciones después de este domingo, según afirman. María, de 51 años, ha votado por el PP, pero asegura: “Me da menos miedo Vox, al que tildan de extrema derecha, que los partidos independentistas”. Lo mismo opina Borja, de 43 años, que ha decidido votar a Ciudadanos “cinco minutos antes” porque considera que el partido de Albert Rivera tiene el equipo “mejor formado”.
“¡Un milagrito!”
Si los resultados de hace seis meses se repiten en Valdemarín, nueve de cada 10 vecinos de del barrio habrán votado a la derecha. Solo un 8,5% habrá elegido a PSOE o Podemos. Este domingo Lucía, de 30 años, ha apoyado al partido de Pablo Iglesias “porque la sanidad y la educación son muy importantes” para ella. También Javier, de 73 años, cree que el PSOE “es la mejor solución”. Pero son la minoría.
Un hombre de 34 años que sale del colegio electoral con su esposa embarazada y su hijo, y prefiere no identificarse, deja de lado las razones “económicas y políticas” para votar a la extrema derecha. Vota a Vox “mil veces antes que al PP” por sus “convicciones y principios”. Habla del “derecho a la vida” y se manifiesta en contra del aborto y la eutanasia. Ana, de 42 años, también ha acudido este domingo con sus padres para votar al partido de Santiago Abascal. Desencantados con el PP, han votado a Vox por “amor a España” y la “honestidad” de sus dirigentes.
-¿Qué esperan que pase después del domingo?
-“¡Un milagrito!”