En la ciudad de Madrid hay 435.675 niños de hasta 14 años, que según la nueva norma del Gobierno podrán salir a la calle a partir de este domingo. Los espacios recreativos —toboganes y columpios — estarán cerrados y la mayoría de parques, según confirman desde el Ayuntamiento, también.
El Gobierno permitirá los paseos por espacios naturales, como bosques, playas y montes. En la ciudad de Madrid no hay ni bosques, ni playas ni montes, pero sí 118 kilómetros cuadrados de zonas verdes. Aunque de momento el consistorio no plantee abrirlas, durante la última semana una profesora de Urbanismo de la ETSAM, Marian Simón, ha puesto a sus alumnos a estudiar si sería posible que los niños las usaran respetando la distancia de seguridad.
“Nos preguntamos: ¿es más fácil el distanciamiento en las aceras o en los parques? ¿Se puede acudir al parque y garantizarlo?”, explica el post en el que resumen su propuesta.
“Marian propuso este trabajo voluntario y nos pareció una buena oportunidad. Además de hacer cosas nuevas, podemos enfocarnos en un tema de actualidad que tenga repercusión. Y si aportamos nuestro granito de arena, pues mejor que mejor”, explica Carlos Martínez, uno de los alumnos participantes. “El objetivo era ver si los menores de 14 años podían acceder a zonas verdes. Acordamos un radio de 500 metros, unos 8 minutos andando, y vimos en qué zonas había acceso a un parque superior a tres hectáreas y en cuáles no”.
Utilizando la cartografía y datos del Ayuntamiento, que detalla tanto la superficie y localización de zonas verdes, parques y jardines como el censo por edades (cuántos niños viven en cada sección), los estudiantes sacaron un primer dato. “El 85% de los menores de 14 años tienen acceso a un parque de más de tres hectáreas a menos de 500 metros de casa”, continúa Martínez. “El 15% restante, no”.
A partir de ahí, se dividieron en dos grupos para estudiarlo con detalle. Porque no es lo mismo un parque abierto que uno con puertas, uno lleno de columpios (prohibidos durante esta etapa de confinamiento) que otro que no... “Se trataba de estudiar su accesibilidad y su superficie practicable. A lo mejor un parque tiene estanques. Y como no te metas al agua, son zonas que no puedes usar”, dice el alumno.
Niños sin parques
El mapa de los menores sin zona verde cercana dibuja un enorme vacío en gran parte del interior de la M30: en el centro, Chamberí, parte del barrio de Salamanca, Embajadores y Lavapiés. También en Pacífico y, ya fuera de la M30, en Puente de Vallecas, en parte de Villaverde, de Carabanchel y de San Blas. Son las zonas rosas de esta imagen:
El grupo de Carlos Martínez decidió centrarse en Chamberí. “Es uno de los barrios menos satisfechos. No es que no haya parques, es que son muy chiquititos”, dice. “El problema es que las secciones censales de alrededor los llenarán muy rápido. Ahora estamos analizando qué pasaría si van todos los niños a la vez. ¿Cabrían a una distancia de 4 metros cuadrados? ¿Y si van la mitad por la mañana y la mitad por la tarde? Si conseguimos una metodología que funcione bien a la hora de gestionar medidas en Chamberí, podría aplicarse al centro y zonas del sur”.
El segundo grupo de estudiantes analizó el 85% restante: los niños que sí tienen acceso a parques y la disposición de estos. Seleccionaron la Dehesa de la Villa y el parque Juan Carlos I, dos grandes zonas verdes a las afueras de la ciudad. El primero, en el distrito de Moncloa-Aravaca, es abierto; el segundo, en Barajas, no.
“En la Dehesa restamos las zonas que no pueden usarse, como bares, terrazas y áreas deportivas, de la superficie total”, explica la estudiante Verónica Cruz. “Obtuvimos que, aproximadamente, el 95% de superficie del parque puede usarse. No hay muchas zonas recreativas, es un parque para pasear. Sería un buen espacio. Además, en comparación con el resto de la Comunidad, aquí vive una gran cantidad de niños”. Si a la Dehesa pudieran ir niños de todo Madrid, habría espacio para casi una cuarta parte de ellos (sin padres). “Caben muchísimos: 176.000. A un padre por niño, son 88.000 menores. Con este dato en la cabeza, nos plantearíamos ampliar la distancia hasta la que se puede salir”.
El parque Juan Carlos I sale un poco peor parado. Quitando instalaciones y estanques, su superficie útil es del 84%. “A diferencia de la Dehesa, que es de acceso libre, este tiene entradas. Hemos hecho radios de 500 metros desde esas entradas, lo que reduce el número de niños que pueden pasar. Es un parque más grande, pero abarca menos niños. Por ahora concluimos que, en estas áreas, quizá podría ampliarse el radio”. Es decir: permitir a niños de barrios sin parque acudir a los parques más grandes, que tienen espacio suficiente para acogerlos.
“El Juan Carlos I es paradigmático, por las dimensiones que tiene y porque queda alejado de zonas densamente pobladas”, añade la profesora. “Le pasa a todos los parques con cerramientos y puertas de entrada, que no son permeables por todo el perímetro. Pero en otros más pequeños no hay tanta distancia entre dos entradas”.
Otro caso llamativo es el del parque Plata y Castañar en Villaverde. A un radio de 500 metros viven 3.430 menores de catorce años. Su superficie asciende a 287.000 metros cuadrados, de los que el 75% se puede usar. Si estuviera abierto y fueran todos a la vez, cada niño tendría 63 metros cuadrados para él solo. Si no abre y los menores tienen que salir por las aceras, la superficie para cada uno se reduce a 27 metros cuadrados, porque solo hay 92.000 metros cuadrados de aceras en el área.
“Esta es suficiente para mantener distancias de al menos 5 metros, 4 metros si contamos que van junto a acompañante. Es suficiente para caminar, pero no para correr, actividad que tiene más sentido realizar en el parque”, dice la profesora.
Con los resultados sobre la mesa, Simón y sus alumnos han planteado una serie de ideas que pueden servir como recomendaciones para las administraciones.
“La primera es que, al permitir la salida, es recomendable primar itinerarios que incluyan parques y pasar más tiempo ahí que transitando por la acera. La segunda es que es bueno que la población sepa a qué parque ir, para no pretender ir todos, por ejemplo, al Retiro. Ahí el Ayuntamiento puede dar pautas”, cuenta. “En los parques, es recomendable no limitar el tránsito a los caminos, sino aprovechar el resto de zonas. Y en los espacios con menos zonas verdes, se pueden dar recomendaciones para repartir el uso a lo largo del día”.
Según explica Simón, el Ayuntamiento se ha puesto en contacto con ellos para interesarse por las recomendaciones, que ya han publicado junto al trabajo completo. “Les puede costar un poco convertirlas en algo operativo”, concluye. “Pero espero que las tengan en cuenta y no tarden mucho en dar 'instrucciones”.