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El centro de salud que cuesta a la Comunidad de Madrid 100.000 euros: dos consultas y 870 metros sin usar

Una mujer pasa delante de la puerta del edificio antiguo del centro de salud Los Castillos, que está cerrado a las cuatro de la tarde.

Constanza Lambertucci

En la sala de espera del centro de salud Los Castillos, en la avenida Alcalde José Aranda, aguardan cinco personas a las doce del mediodía. El recepcionista lee una revista; otra empleada le saca brillo al sueño; la enfermera y la médica, las únicas sanitarias del centro, reciben a los pacientes. Desde que empiezan las consultas a las nueve de la mañana y hasta que terminan a las cuatro de la tarde, el trajín es ese. La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid paga por mantener en funcionamiento este centro unos 100.000 euros al año de alquiler, pese que en 2007 se inauguró uno más moderno a solo 600 metros, según ha revelado la Cadena SER y ha confirmado eldiario.es.

La sala, que se abarca completamente de un vistazo, ocupa unos 40 metros cuadrados. Está aclimatada y limpia, con olor a desinfectante. Hay casi una veintena de puertas y la mayoría permanecen cerradas, varias con carteles que prohíben el paso y ruegan silencio. Tres de las habitaciones que dan a la calle son las que utilizan las sanitarias para recibir pacientes: la sala número 20, de medicina familiar; la consulta de la enfermera y la sala de curas. 

Pero más allá, hay cientos de metros cuadrados desaprovechados y deteriorados, según muestran las imágenes que ha revelado la Cadena SER este jueves, en las que se ven paredes descascaradas, lavabos tirados por el suelo y muebles destrozados. La Consejería de Sanidad paga por el edificio unos 100.000 euros al año, según consta en una respuesta parlamentaria de la Comunidad de Madrid al diputado socialista José Manuel Freire Campo, de noviembre de 2018. Son 870 metros cuadrados prácticamente abandonados.

Este edificio fue arrendado por el Instituto Nacional de Previsión a su propietaria, Matilde Vidal Francés, en 1977, según consta en el contrato “indefinido” que ha avanzado la Cadena SER y al que ha tenido acceso eldiario.es. El coste del alquiler entonces se fijó en más de dos millones de pesetas por mes (unos 12.538 euros). Actualmente, la Comunidad paga más de 8.300. Y cada vez lo usan menos personas.

La respuesta parlamentaria al diputado socialista precisa, además, que en el centro hay solo dos consultas, la de la médica y la de la enfermera. “Cuando la médico y la enfermera libran no se les sustituye y por lo tanto se cierra el centro o no se atiende ese día”, explica el diputado José Ángel García Chamorro (PSOE), que inspeccionó el centro junto a la coordinadora del espacio.

El socialista considera que es “una barbaridad y un despilfarro” que la sanidad pública “no se puede permitir”: “100.000 euros al año para tener una asistencia mínima de consultas”. García Chamorro añade que no existe “criterio de planificación sanitaria ni asistencial” para que haya dos sanitarias trabajando allí “mientras otros centros están masificados por falta de médicos”.

Entre las diez y las once de la mañana, entran al centro 18 personas, entre pacientes y acompañantes; desde las tres hasta las cuatro de la tarde, solo dos. María Isabel Carpintero, de 56 años, ha acudido a pedir un parte de baja para su hijo, que está recién operado y lo necesita antes de que pasen tres días; Laura Gómez, de 23, ha ido a solicitar un volante para hacerse un análisis la semana siguiente. Como ellas, muchos vecinos acuden al edificio de la avenida Alcalde José Aranda cuando el nuevo centro de salud Los Castillos, inaugurado por la expresidenta de la Comunidad Esperanza Aguirre (PP) en 2007, no hay citas o cuando tienen una urgencia.

Las nuevas instalaciones, más modernas, con ascensor, ventanales de cristal, capacitad para 30.000 usuarios y plazas de garaje, están a unos 600 metros, al otro lado de un parque. Cuando se inauguraron, los pacientes que se atendían en la avenida Alcalde José Aranda fueron derivados allí. Los vecinos tienen en el nuevo centro a sus médicos de cabecera y aprovechan las consultas del viejo espacio para ocasiones puntuales, según coincide una veintena de ellos.

Antonia Prieto y Francisco García, vecinos del barrio de 78 y 81 años, respectivamente, cuentan que han usado el centro dos veces desde 2007. La última fue hace una semana cuando a la mujer le provocó alergia un alimento. Antonia, que vive enfrente del edificio que está prácticamente en desuso, está convencida de que no hubiese llegado al nuevo centro de atención primaria: “Gracias a que vinimos estoy viva. Nos atendieron de maravilla”. Antes de eso, habían ido cuando su marido se torció el tobillo al intentar subir al bus a unos metros de allí. “Somos mucha gente mayor y cuando no es una cosa es la otra”, asegura.

“Este lo usamos para algún papel, pero muy poco. Para alguna cosita, alguna urgencia”, explica Cristóbal López, de 79 años. Lo mismo le sucede a Dolores Martínez, de 89 años, que lo usa “poco, poco” porque tiene seguro privado: “Me pilla tan cerca que si un día estoy constipada y quiero que me receten algo, me acerco”.

A Josefa Ángel Arroyo, de 77 años, también le resulta cómodo acudir al antiguo centro Los Castillos porque su marido es “inválido” y las instalaciones antiguas “están muy cerquita” de su casa. Ahora que llegó el frío, asistieron los dos para que le pusiera a su esposo la vacuna de la gripe. Iluminada Martín, de 81 años, lo prefiere porque para llegar al nuevo edificio “hay una cuesta muy grande”, aunque a veces la reciben “de mala gana”, se queja. Durante cuatro meses, ha estado yendo para que le curen una herida en la rodilla.

Pese a la comodidad, hay vecinos que critican la “inutilidad” del centro. Jacinto Perona, de 75 años, cuenta que hace un tiempo le dio una ciática muy fuerte y se dirigió directamente al nuevo edificio, pero lo derivaron al antiguo porque “es la norma” si hay una urgencia. “No hay más que una enfermera y una médico”, dice y opina que “es dinero mal gastado si hay un centro más moderno a metros”. “Si tienes una urgencia, te vas al hospital”, zanja.

Fuentes de la Consejería de Sanidad reconocen que “en los últimos años ha ido decayendo la actividad asistencial en este dispositivo de atención primaria”. Las mismas fuentes aseguran que “actualmente [Sanidad] está estudiando la relación coste-efectividad de este recurso sanitario para decidir sobre su futuro”. Esta consideración llega tras 12 años de funcionamiento en paralelo y con un coste de alquiler acumulado de uno 1,2 millones de euros.

Los últimos pacientes del día, un matrimonio, salen apenas pasadas las cuatro de la tarde este jueves. Desde hace media hora no entra nadie al antiguo centro, así que los cinco trabajadores echan llave y se van a la hora. El trajín es el que es. A 600 metros de allí, el centro de salud más moderno permanece abierto hasta las nueve de la noche.

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