El punto de atención continuada de Paracuellos de Jarama recibió a nueve pacientes en la noche del miércoles. Más que atenderles, tuvieron que explicarles que no había médicos y que no podían hacer nada más que derivarles al hospital más cercano. “Hemos mandado a un paciente con cistitis a saturar las urgencias de los hospitales innecesariamente. Un problema que se resuelve con una prescripción de antibióticos en cinco minutos”, denuncian los sanitarios del centro, que trabajan desde hace una semana sin médico. No son los únicos. Al menos 22 centros han permanecido cerrados y 15 se han quedado sin médico este miércoles, el 46% del total, según datos de la Plataforma SAR y Afectados cierre SUAP. Ese mismo día, Isabel Díaz Ayuso defendió la gestión de su Gobierno en la reapertura de las urgencias extrahospitalarias, tras asegurar que funcionaban “a pleno rendimiento”. Este jueves, Más Madrid ha presentado una denuncia ante la inspección sanitaria por el desastre del servicio.
“Nunca pensé que fuera posible empeorar un servicio que funcionaba a la perfección. Pero aquí estamos. Hemos pasado de tener cinco médicos a cero”, lamenta Ana, enfermera en el ex SAR de Paracuellos de Jarama. Ha pasado una semana desde la apertura de los Puntos de Atención Continuada (PAC), que forman parte del nuevo modelo de urgencias extrahospitalarias del gobierno de la Comunidad de Madrid para substituir los SUAP, cerrados durante la pandemia. Desde entonces, no hay día en que las plataformas de sanitarios no registren incidencias o bajas por incompatibilidad laboral. “No han abierto 80 PAC, han abierto 80 centros sin personal suficiente. Cada día te encuentras con un problema nuevo. Es imposible aguantar”, remata.
Lorena, enfermera de las urgencias en la Avenida de Portugal (Puerta del Ángel), informa a diario a las asociaciones vecinales sobre la ausencia o presencia de facultativos. El objetivo es evitar que los pacientes más graves pierdan el tiempo y vayan directamente a un hospital. “Es una angustia. Venimos aquí todos los días con ganas de trabajar. Somos perfectamente capaces de dar asistencia sanitaria a los pacientes, pero sin la supervisión de un médico simplemente no nos podemos arriesgar”, lamenta la enfermera.
En la noche del miércoles, los sanitarios se han visto obligados a cambiarse de un centro a otro en medio de sus turnos. Incluso algunos tuvieron que moverse en coche varios kilómetros desde donde estaban o viven. Así le ha pasado a todo el equipo de las urgencias de Rivas Vaciamadrid. Los sanitarios, que han conversado con este periódico tras acabar su turno la mañana de este jueves, afirman que llegaron al punto de atención sin saber ni cómo encender las luces. “A mí me sacaron del pueblo donde trabajo a las 22.30 horas. He tenido que dejar colgados a mis pacientes y correr aquí, donde no conozco a nadie”, explica José, un enfermero que prefiere no revelar su nombre real.
La otra enfermera y uno de los celadores han venido desde Coslada, donde, tras su traslado, se tuvieron que cerrar las urgencias por falta de personal. Lo mismo pasó con el centro de San Fernando de Henares, de donde provenían los otros dos sanitarios que esta noche completaron el equipo de Rivas. “He venido a trabajar con orgullo, no somos unos vagos, ni estamos haciendo boicot. Pero emocionalmente estoy destrozada. Han cambiado mi vida laboral en un minuto”, lamenta Juana, que ha trabajado 12 años como enfermera en el SAR de Torrelaguna y ahora ha sido trasladada a 44 kilómetros de su domicilio.
A lo largo de la noche, han entrado por la puerta unos diez pacientes. Entre ellos, niños con heridas menores que han sido atendidos sin problemas por los enfermeros, pero también personas que desde “el minuto uno” necesitaban la asistencia de un facultativo. “Es imposible expresar la vergüenza que se siente cuando le tienes que decir a un pacientes que se tiene que ir al hospital porque aquí no tenemos médico. Ni nuestros propios familiares entienden lo que estamos pasando”, afirma José.
Miedo a las agresiones y a los despidos
El PP de Madrid insiste en la idea de que las bajas de los profesionales sanitarios son fruto de un “boicot” a la reapertura de los antiguos SUAP. Ayuso ha acusado este miércoles a “una parte política que intenta boicotearlo todo”, que “no quiere que la sanidad pública avance” y que tienen los servicios públicos “secuestrados por fines partidistas”. Este jueves, durante el Pleno de la Asamblea, la presidenta madrileña añadió que “cada vez que a la izquierda le va mal en esta Comunidad recurre a la sanidad pública, que pretenden boicotear una y otra vez porque solo saben vivir de sembrar el terror y el miedo entre los ciudadanos”.
“Aguantamos de milagro. Cada día llegas a trabajar y no sabes si vas a estar solo, si te van a cambiar de centro. Además, te toca ver que empieza a haber agresiones contra los sanitarios, y tienes miedo a que te pueda pasar algo”, denuncia Marco, un enfermero de Vallecas. Como los otros entrevistados, prefiere no revelar su nombre real por temor a las repercusiones o a perder su puesto de trabajo. “Lo estamos viendo. Está pasando a todos los compañeros y compañeras que están denunciando lo que está pasando”.
Para Marco, es su primer día en este centro, pero su compañera María ha vuelto a trabajar en el mismo sitio donde estaba antes del cierre por la pandemia. Conoce el barrio y asegura que en una noche normal acababan atendiendo a decenas de pacientes. Sin embargo, este jueves no han visto más de cinco pacientes entrar por la puerta, y finalmente los derivaron al hospital más cercano por falta de médico. “Nos salva que la gente está acostumbrada a pensar que estamos cerrados. Pero en cuanto vuelvan a tomarnos como referencia, se va a liar”, asegura.