El colegio concertado Juan de Valdés, financiado con fondos públicos de la Comunidad de Madrid, ha dejado a un alumno sin su viaje de intercambio a Alemania porque sufrió hace un mes un shock anafiláctico que requirió el suministro de adrenalina aunque no tenía alergias previas.
Alegando este antecedente puntual, que puede ser o no alérgico y produce una grave disminución de la presión arterial, el centro ha impedido a José Carlos, de 14 años, participar en la actividad pese a que varios informes médicos, a los que ha accedido eldiario.es, avalan que viaje al extranjero pues “no constan patologías que limiten la vida cotidiana” y todas las pruebas de alergia han dado negativo.
“Nunca le había pasado. Los informes médicos dicen que está perfecto y los doctores nos han dicho que no nos preocupemos. El episodio no fue súbito y pasó después de que, medio constipado, se tomara un paracetamol e hiciera mucho deporte. Lo único que nos recomiendan es que evite ingerir estos medicamentos por precaución”, justifica su madre, Clara, que abrió la semana pasada una petición en Change.org para contar lo sucedido. “En el colegio hace educación física como cualquier otro niño y nadie se preocupa”, añade.
Al mismo viaje ha ido al menos un niño con múltiples alergias ambientales y alimentarias que en una salida fuera de España hace dos cursos viajó con adrenalina autoinyectable, una sustancia prescrita que ya no lleva y que sí tendría que haber portado José Carlos preventivamente por recomendación médica si el centro le hubiera permitido viajar con el resto de sus compañeros el jueves pasado, cuando salió el vuelo.
En uno y otro caso, el centro requirió a las familias los informes médicos para conocer preventivamente las dolencias de sus alumnos antes del viaje. En el primero, no hubo problema pero sí en el segundo. “Si viera un riesgo, sería la primera que no permitiría que mi hijo fuera al intercambio, aunque ya lo hubiera pagado o aunque el niño alemán ya hubiera venido. Ha sido una situación excepcional”, redunda la madre, que manifiesta lo “frustrante” de la situación.
El colegio trasladó a la familia la “seria preocupación” de la profesora que se ha desplazado a Alemania de que “pudiera repetirse un episodio de este tipo”. “Aunque los informes médicos dicen que José Carlos está sano y no tendría por qué repetirse, le han enseñado cómo debería administrarse una dosis de adrenalina –que le fue suministrada cuando el shock–, cómo detectar los síntomas y tomar lo que necesite. No es tan pequeño. En cualquier caso, es un kit autoinyectable que se puede poner incluso sobre la ropa”, detalla Clara.
La alternativa ofrecida por el colegio
La familia de José Carlos supo un día antes del intercambio que su hijo no podía viajar, tras algunas semanas sin aclararse del todo porque el colegio lo estaba valorando. El centro se negó a que participara en la actividad basándose en que “existe una situación de peligro, por muy hipotética que esta pudiera resultar”, aunque ofreció a la familia que el niño viajara desvinculado del grupo y con un seguro individual, “acompañado de forma permanente”.
La familia gestionó el billete y el seguro pero finalmente el colegio alemán con el que hacen el intercambio se negó a que el niño estuviera en sus aulas durante su estancia porque, según le transmitió el colegio español, “necesita una persona responsable con él” y eso no iba a ocurrir, máxima que la madre niega basándose en los informes médicos. También el centro alemán adujo un problema con el seguro. Aunque inicialmente la casa alemana que tendría que haber acogido a José Carlos accedió a hacerlo, al final declinó ocuparse del chico porque no podía atenderle todas las horas del día si no iba a clase.
La Consejería de Educación “no puede mediar”
El centro asegura en su interlocución con la familia de José Carlos que la decisión es “meditada y dolorosa” y que se toma “por la exclusiva situación médica y la imposibilidad de garantizar una respuesta inmediata” al encontrarse fuera de España. La postura del colegio tampoco cambió cuando los padres del niño se mostraron dispuestos a firmar una “descarga de responsabilidad” en caso de que le pasara algo para que el centro no tenga que asumirla.
Este medio se ha puesto en contacto con el colegio Juan de Valdés, dependiente la fundación protestante Federico Fliedner, que ha preferido no hacer declaraciones. La Consejería de Educación, de cuyos fondos bebe el centro, apunta que no “puede hacer mediación directa” porque es una “actividad extracurricular, no obligatoria, y el colegio es concertado”, explica un portavoz a eldiario.es.
El viaje no es obligatorio pero sí altera el desarrollo y la planificación de las clases en España durante los días que están fuera. Además, los niños y niñas que hacen el intercambio acuden al colegio mientras están en Alemania. El mismo portavoz añade que la Consejería “tramitaría” un cambio de colegio a uno público a estas alturas de curso si así lo solicita la familia.